Encontrando un nuevo hogar (Enid)

por **Yvette Lancaster** Jue Jul 21, 2011 4:39 am

Ahí se encontraba ella. Yvette Rose Lancaster miraba asombrada la entrada a la ciudad mutante, una amplia explanada subterránea que se abría ante sus ojos claros maravillados.

Pequeñas cabañas de piedra y otros materiales se erigían en la extensión de las cuevas, y había un leve ajetreo en las calles de la ciudad.
El aire estaba algo enrarecido, pues mucha gente estaba respirando ahí y la ventilación no debía ser la mejor del mundo, pero Yvette estaba emocionada; por fin había conocido un lugar al cual, con algo de tiempo, podría llamar "hogar". Un lugar donde podría llevar una vida rutinaria, donde el calor de la comunidad la protegería de la hostilidad ajena. Ya no tendría que dormir con miedo a los elementos del exterior ni preocuparse por si comería ese día.

No sabía a dónde debería ir para pedir un sitio donde dormir, o comida, agua, y demás. Estaba totalmente perdida, y su timidez estaba empezando a hacer aparición. ¿A quién podía preguntarle?
Una leve brisa de aire caliente le agitó la cabellera rubia, y pensó con nostalgia que probablemente también le iría muy bien tomar una ducha o un baño en condiciones. Ese pequeño campamento era la esperanza de la pobre chica de no estar más sola.

De repente, una presencia le llamó la atención, y levantó la vista de la ciudad que se extendía ante ella para buscar a su alrededor cercano de quién se trataba.

por **Enid West** Dom Jul 31, 2011 12:34 am

Después de varias horas de caminata en búsqueda de ese algo interesante, acabé de nuevo en las cuevas. Había ido más allá de las naves, me había paseado por todas las zonas que había encontrado a mi alcance y en más de un momento me había preguntado si me dejarían entrar en las naves como antes hacía. A lo mejor los humanos no se habían percatado de mi desaparición... aunque tampoco podía arriesgarme. Seguramente si llegaba a aquella zona me cogerían y me interrogarían. Nunca había visto a ninguno hacer eso pero, ahora que había recordado me esperaba de todo de ellos.

Estaba cansada y me dolía todo el cuerpo. Sin embargo, lo peor era mi cabeza. Cuando había ido al mentalista que me ayudó a recordar la memoria, me habían advertido de que seguramente a partir de entonces tendría algún que otro dolor de cabeza. Eso significaría que otros recuerdos se iban desbloqueando. A lo mejor, esta vez conseguía un recuerdo de mi poder y aprendía a usarlo completamente.

-Dioos... tengo ganas de un baño caliente... -Pensé en voz alta.

Justo entonces me percaté de que no me encontraba sola y de que en la entrada había una muchacha, a la que ya conocía, mirando de un lado hacia el otro. Me acerqué a ella corriendo. Hacía mucho tiempo que no sabía nada y ya era hora de mantener una buena conversación con alguien.

-Holaaaa -Le dije mientras le daba un fortísimo abrazo.

por **Yvette Lancaster** Lun Ago 01, 2011 12:09 am

La persona que se encontraba ahí abrazó a Yvette por detrás con bastante fuerza, y la muchacha sonrió con alegría. Reconocería ese saludo perfectamente en cualquier situación.
-Hola, Enid. -saludó con vocecita dulce y cantarina. Cogió con sus finas manos los brazos que la apretaban por detrás para soltarse un poco y poder girarse y mirar a su amiga a la cara.
Miró detenidamente el rostro agraciado de Enid. Hacía tiempo que no la veía, y tal vez por eso, veía que tenía un aspecto cansado. Yvette la miró con preocupación.

-Tienes cara de cansancio, ¿estás bien? Hacía mucho que no te veía, me había llegado a preocupar y todo. -reconoció con una sonrisa ladeada en sus labios rosados, a pesar de que ella siempre había sabido que su amiga sabía defenderse y salir de cualquier situación peliaguda.
La luminiscente miró hacia la ciudad subterránea que se extendía ante ellas dos.
-¿Tú... habías estado antes aquí? -murmuró. Ella nunca había sido consciente de la existencia de ese lugar hasta que un amigo que se había encontrado casualmente por los exteriores se lo había dicho. La verdad era que Yvette añoraba con fervor el hecho de pertenecer a una comunidad organizada, en vez de voltear sola por el mundo. Incluso cuando volteaba por el mundo, pero con su padre, la cosa no estaba tan mal. Pero sola... el mundo parecía aún más cruel.

-Porque si es así... -Yvette titubeó, algo vergonzosa. -...pues me iría bien que me orientaran. Nunca he estado aquí antes, y no tengo ninguna casa, ni nada que le parezca, ni conozco a nadie de aquí que yo sepa, ni sé como funcionan las cosas, ni... -se dio cuenta de que se estaba embalando, así que se limitó a callar y aguardar la respuesta de Enid.

por **Enid West** Mar Ago 09, 2011 10:20 pm

Me separé de ella unos centímetros y me quedé observándola de arriba a abajo. Estaba un poco más delgada y alta. Mucho más guapa. Además, si algo me gustaba de aquella muchacha además del aire de tranquilidad que desprendía, era su dulce voz. Era como escuchar hablar a los ángeles. Moví la cabeza de un lado a otro con una sonrisa cuando se quedó mirándome en silencio. Entonces, creí vislumbrar en su mirada un atisbo de preocupación.

-Sí, sí, estoy bien pequeña. No te preocupes -Le dije con una sonrisita. Seguramente, ese cansancio que ella veía se debía a que había pasado la noche al lado de un volcán y que, aquello me había dejado bastante exhausta. Sin embargo, aquella noche había sido una de las mejores de mi vida. El sonido del bosque de fondo y las estrellas en el cielo.

-Em.... Sí, ¿Tú no? Te encuentras ante la entrada del mundo subterráneo, donde se refugian todos los mutantes como nosotras -La había conocido mucho después de recuperar la memoria así que, no tenía por qué mentirle sobre el lugar en el que estábamos para evitarle riesgos a toda la comunidad. -La zona más cercana a la superficie es la mejor, más luminosa... aunque el centro tampoco está mal. Por si quieres tener una casa o algo así -Comenté en voz alta.

-Oh... ¡Pues me encantaría hacer de guía! -Dije con una amplia sonrisa mientras la agarraba del brazo para entrar en las cuevas. -Venga, venga, vamos, vamos. -Tiré de ella hacia el interior.

por **Yvette Lancaster** Dom Ago 21, 2011 5:17 am

La muchacha sonrió, algo más tranquila, ante su amiga, que le aseguraba que se encontraba bien. Apenas se fijó en cómo Enid la miró de arriba a abajo, como comprobando en qué aspectos había cambiado la adolescente en el tiempo en que no se habían visto.
Sonrió, contenta. Le gustaba que la llamara pequeña, la hacía sentir querida, como cubierta por un manto protector. La hacía sentir como si Enid fuera una especie de responsable de que no le pasara nada, y teniendo en cuenta que se había quedado sola hacía poco tiempo, y que desde entonces había tenido que cuidarse, eso era un alivio.

Sacudió su cabecita rubia en tono negativo.
-La verdad es que no. Estuve con papá hasta hace poco, cuando murió, y bueno, desde entonces he estado viviendo sola. -Yvette pensó para sí que resultaba curioso el proceso por el que el dolor por la pérdida de un ser cercano y el miedo a estar sola se habían convertido en aceptación, hasta el punto en que hablaba de ello con total naturalidad.
-El caso es que me he encontrado con más bien poca gente, y nadie me había hablado de esto. -sonrió, algo avergonzada por ser tan boba.

Sus ojos verdes se iluminaron. ¿Una casa? ¿Para ella sola? ¿Con camas, luz, agua corriente e incluso tal vez comida caliente? Ya ni se acordaba de la última vez que había dormido sin miedo a que se le acercara alguien con intenciones hostiles (si bien no temía a los animales salvajes, que, por algún extraño motivo, intuían su bondad y no la molestaban).
Dejó que Enid la arrastrara, y entraron en las cuevas.
-Guau, muchas gracias, en serio. -murmuró atropelladamente, sin poder creerse del todo su buena suerte.

FDR: Siento haber tardado tanto D:

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