Cambia la tierra pero no siempre las personas (D.Jones)

Esto empezaba a estar mal, quería matarme sin duda, quería desvanecer todo de una buena vez y al mismo tiempo sabía que no podía librarme tan fácilmente oh, y estaba ese pequeño detalle tan propio de mi, mi orgullo. A veces maldecía el como era, el como me había convertido en lo que actualmente era, una asquerosa y vil espía que tenía que ir en contra de sus ideales para que no la mataran.

El regalo de la vida lo tenía aún, hasta que ella me diera permiso, hasta que le fuese útil y cada vez se acercaban más a descubrirlo. Enamorarme fue la peor estupidez que pude haber hecho, pero me fue inevitable, era… era perfecto, aguantaba mis desplantes, mis caprichos, la falta de valor para luchar por el sentimiento, pero lo que él no sabía es que, no es por que fuese la niña rica, no era eso por lo que ocultaba lo que sentía por él, si no el peligro en que lo ponía. Si algún día me rehusaba a seguir llevando el mismo plan de vida con que ella me había dejado le podía hacer algo u obligarme a través de él y ya bastante tenía actualmente.

El clima empezaba a cambiar y por esa misma razón me costaba más trabajo salir desapercibida de mi territorio, rodeaba, daba vueltas, deambulaba, en fin un caos, pero lo que me ayudaba era que me había vuelto más astuta y lista, fue en ese momento, que regresaba a mi bello mundo, donde podía fingir que era libre que vi a un chico que estaba en el descampado.

En la vida lo había visto, no tenía el modelo de mutante, pero igual no lo recordaba de las naves, vestía bien, eso era sin duda y su apariencia, bueno, era pasable. El problema era saber porque hasta ahora lo había visto y más que nada ¿Por qué, vistiendo de esa forma, se arriesgaba a salir? Era raro, curioso e intrigante, creo que eso fue lo que me hizo acercarme un poco al chico. Vaya, sin duda alguna me gustaba pensar que el mundo giraba a mi alrededor y que todos debían conocerme, era genial eso.

Al caminar a propósito hice ruido para que se diera cuenta de mi presencia, parecía estar algo perturbado y la verdad no llegaría como alguien en sigilo para atacar, era un humano sin duda, lo delataba el descuido de sus pasos, el caminar ligero y nervioso y sobre todo las manos que me mostraban como si se prepararan para atacar. – No deberías salir sólo y sin protección, más bien no deberías curiosear demasiado, los mutantes podrían atentar contra ti – dije como si nada al tiempo en que entrelazaba mis brazos y los cruzaba bajo mi pecho.

El ligero viento causaba que mi cabello hondeara un poco, estaba algo húmedo tras la salida y el estar cubierta con este cambio de temperatura, daba igual, esos detalles sólo los sentía yo y sobre todo…, bueno no importaba.
El verlo a él me recordaba el hacía unos años atrás como había sido tan tonta, tan descuidada, me daba rabia de tan solo pensar en aquel día y creo que más coraje me daba el haber salido victoriosa, ya que no era en realidad de esa forma. Alguien aplaudiría ese logro y yo ahora lo repudiaba desde lo más interno de mi ser.

Le tome con fuerza la muñeca y en un movimiento ágil se la lleve tras la espalda agarrando e inmovilizando su otra mano de igual forma, hice presión ayudándome de su fuerza, si algo había aprendido en este tiempo fue a pelear con personas de mayor tamaño y fuerza para utilizarlo a mi favor. Estando atenta a que no fuera a dar un paso prepare mis piernas para inmovilizarlo por la parte de atrás de las rodillas si quería intentar algo, me sabía muchos trucos y este niño no me iba a dar ningún problema más de los que ya tenía.

- Bien, una no soy una niña, dos soy tu superior te guste o no, conocerme es un requisito mocoso. – Anuncie con cierto desdén mientras de esa forma lo llevaba hacía la entrada del descampado, que daba lugar a un habitad rupestre e inestable, no estaban muy lejos de ese lugar las naves pero lo tenía que alejar de “mi entorno”
- Y bien, identifícate, quien demonios eres- demande haciendo mayor presión sobre sus brazos y obligándolo a caminar.

Odiaba que se intentaran pasar de listos y es que algo era evidente, el chico era un antipático que no sabía nada de sus alrededores, se había encerrado en su pequeño mundo para no salir, como si no conociera yo de esas cosas. Lo hubiera hecho también pero por otras miles de cosas como mi orgullo no me lo permití, me guarde absolutamente todo.
Ante sus acciones, muy salvajes y poco previsibles le di un fuerte golpe en la mejilla para que dejara de morderme, animal, salvaje, indisciplinado, ahora si tenía un nuevo reto entre manos y no me dejaría vencer, no de nuevo.
-Acaso eres sordo o que te pasa? Claro que lo soy a menos que esté Mikhail, cualquiera de la organización puede ser tu superior, eso deberías de saberlo simple civil . Destile sin piedad y mirándolo con calma, enojarme frente a cosas sin importancias no valía la pena, jamás revelaría mis sentimientos y eso muchos lo sabían.
Acomode mi ropa y le quite algo de tierra que tenía en las partes altas para después acomodar mi figura y cruzar los brazos bajo el pecho esperando a que su castrante tono de voz empezaba a provocar en mí, cada que hablaba simplemente era para decir algo incoherente y me empezaba a fastidiar.