Supervisando | Solo mutantes
2 participantes
Página 1 de 1.
Supervisando | Solo mutantes
Como uno de los miembros más respetados y temidos en Ragnarök es su deber enseñarle a los mentalistas, por eso mismo es que asistía a los entrenamientos de los más avanzados, para que cuando quisiera, escogiera a los mejores y entonces sí formara un grupo de elite, que le serviría para controlar, vigilar, espiar y diversas funciones, a los humanos que maquinaran estrategias para atacar a los mutantes. Sabe de ante mano que no es sencillo reclutar a lo mejor de lo mejor, pero necesitaba personas de confianza para mantenerse siempre atento a lo que sucedía a su alrededor, por el bien de todos ellos. Por supuesto, buscaba muchas y diversas cualidades en cada uno de ellos, no solo un gran poder, también una inteligencia con la que se pusiera controlar.
Estuvo buena parte del tiempo observando a los mentalistas más jóvenes, sin embargo, no vio potencial en ninguno de ellos, eso lo frustró un tanto, pero no se desesperó, todo lo contraría, sabe muy bien que la paciencia le traerá frutos mucho muy superiores. Para esos momentos, pudo corroborar que los entrenamientos para ellos son totalmente diferentes al de cualquier otro mutante, ellos no se enfrascaban en peleas físicas, sino que se repartían en distintas partes del edificio, analizando a los sujetos que se encontraran en las cercanías de este mismo, no solo a sus compañeros, sino a otros mutantes que poseían otro talentos. Esa manera de enseñar fue perfeccionada por él mismo, aunque las bases las obtuvo de muchos otros mentalistas.
Se mantuvo de pie por varios minutos, en un lado oculto de la lógica mutante y humana, de manera que no lo tomaran en cuenta, aunque de hacerlo, igual los bloquearía con facilidad, para que lo siguieran ignorando, algo que hizo un par de veces con muchachos impetuosos que intentaron sobre salir, pero de una manera irresponsable y nada cuidadosa, algo que lo molestaba y por lo que los creía incompetentes. Solo pudo ser visto en la mente de los que enseñaban, dejando en claro que los dejaba verle para que exigieran más concentración a sus alumnos, algunos de esos asesores fueron sus alumnos o lo siguen siendo. Llegó a un punto en que nada de lo que sucediera en todo el edificio y varios metros a la redonda, pasara desapercibido, vigilaba a cada mutante que se encontraba en ese territorio.
Sabiendo que no se podría expandir más, porque no lo necesitaba y porque no deseaba fatigarse sin necesidad, empezó a caminar, le dio curiosidad por conocer a los aprendices, pero de una manera menos impersonal, para que al menos pudiera ubicarlos bien físicamente y no a través de sus mentes o las de los demás. Esas cosas son las que lo mantienen cuerdo y en la realidad, de lo contrario, sabe a conciencia que podría perderse en un mundo intangible que tal vez lo llevara a la locura y entonces perdería la oportunidad de demostrar a los humanos su vigencia como dueños de la Tierra. Sus pasos fueron lentos por varios minutos, hasta que decidió ir un poco más rápido, pero sin perder esa presencia que lo ha caracterizado por mucho tiempo. Al menos ahora no se aburriría en la sala de control.
Estuvo buena parte del tiempo observando a los mentalistas más jóvenes, sin embargo, no vio potencial en ninguno de ellos, eso lo frustró un tanto, pero no se desesperó, todo lo contraría, sabe muy bien que la paciencia le traerá frutos mucho muy superiores. Para esos momentos, pudo corroborar que los entrenamientos para ellos son totalmente diferentes al de cualquier otro mutante, ellos no se enfrascaban en peleas físicas, sino que se repartían en distintas partes del edificio, analizando a los sujetos que se encontraran en las cercanías de este mismo, no solo a sus compañeros, sino a otros mutantes que poseían otro talentos. Esa manera de enseñar fue perfeccionada por él mismo, aunque las bases las obtuvo de muchos otros mentalistas.
Se mantuvo de pie por varios minutos, en un lado oculto de la lógica mutante y humana, de manera que no lo tomaran en cuenta, aunque de hacerlo, igual los bloquearía con facilidad, para que lo siguieran ignorando, algo que hizo un par de veces con muchachos impetuosos que intentaron sobre salir, pero de una manera irresponsable y nada cuidadosa, algo que lo molestaba y por lo que los creía incompetentes. Solo pudo ser visto en la mente de los que enseñaban, dejando en claro que los dejaba verle para que exigieran más concentración a sus alumnos, algunos de esos asesores fueron sus alumnos o lo siguen siendo. Llegó a un punto en que nada de lo que sucediera en todo el edificio y varios metros a la redonda, pasara desapercibido, vigilaba a cada mutante que se encontraba en ese territorio.
Sabiendo que no se podría expandir más, porque no lo necesitaba y porque no deseaba fatigarse sin necesidad, empezó a caminar, le dio curiosidad por conocer a los aprendices, pero de una manera menos impersonal, para que al menos pudiera ubicarlos bien físicamente y no a través de sus mentes o las de los demás. Esas cosas son las que lo mantienen cuerdo y en la realidad, de lo contrario, sabe a conciencia que podría perderse en un mundo intangible que tal vez lo llevara a la locura y entonces perdería la oportunidad de demostrar a los humanos su vigencia como dueños de la Tierra. Sus pasos fueron lentos por varios minutos, hasta que decidió ir un poco más rápido, pero sin perder esa presencia que lo ha caracterizado por mucho tiempo. Al menos ahora no se aburriría en la sala de control.
Robert AylanaMiembro de Ragnarök - Cantidad de envíos : 36
Fecha de inscripción : 04/11/2011
Localización : In your Mind...
Datos
Edad: 27 años
Nivel/Poder: 8 [Mentalista] Leer mentes, manipularlas, modificarlas, Persuadirlas.
Resistencia mental:
(10/10)
Re: Supervisando | Solo mutantes
Después de haber descubierto la Ciudad de los Mutantes, April había decidido dar un paseo e investigar. Se había lavado y peinado su larga cabellera pelirroja, se había puesto unos sencillos pantalones negros muy cómodos y una camiseta blanca; y había comido -bueno, no un festín, pero en el bosque tampoco se encontraban manjares exquisitos-. Ahora, tocaba curiosear un poco...
Por lo poco que sabía, se suponía que en esos momentos estaba en la Plaza Central.
-Vaya...
Sólo pudo suspirar al pensar en todo el tiempo que había vivido ella sola en el bosque teniendo apenas una ciudad con muchos como ella delante de sus narices. Caminaba en círculos, mirando a la gente e imaginando cuáles serían sus poderes. Cuando dio unas veinte vueltas y ya se había cansado, se sentó en una roca que se asemejaba a una silla, se apoyó en la pared y estiró la mano al tiempo que chasqueaba los dedos y dejaba que su poder del aire hiciera el resto.
La agotaba bastante usar el aire de modo que se viera, o dicho en otras palabras, creando un viento lo suficientemente fuerte como para que se viera sin ser una elementalista. Captaba las esencias de las personas, cada una era única, podían parecerse si eran familia, pero nunca eran iguales. Sabía, porque la veía, que la suya era azul, un azul oscuro que a April le parecía precioso; aunque siempre se maravillaba por cómo eran las esencias. Miró su pequeño huracán e ignoró las cosquillas que éste le provocaba en la mano. Juntó su esencia con el viento que había creado y su huracán se tiñó de azul, pequeñas ráfagas azules se combinaban con el viento y lo hacían parecer más bonito aún.
Se le escapó una sonrisa orgullosa, pero sabía que tenía que mejorar, pues su huracán solo duraba unos veinte o treinta segundos.
A pesar de estar sumida en sus propios pensamientos, sí oyó unos pasos apresurados; aunque decidió pasarlos por alto e intentar aguantar lo máximo posible con aquél mini-huracán en sus manos.
-Venga, aguanta, pequeñín...
Por lo poco que sabía, se suponía que en esos momentos estaba en la Plaza Central.
-Vaya...
Sólo pudo suspirar al pensar en todo el tiempo que había vivido ella sola en el bosque teniendo apenas una ciudad con muchos como ella delante de sus narices. Caminaba en círculos, mirando a la gente e imaginando cuáles serían sus poderes. Cuando dio unas veinte vueltas y ya se había cansado, se sentó en una roca que se asemejaba a una silla, se apoyó en la pared y estiró la mano al tiempo que chasqueaba los dedos y dejaba que su poder del aire hiciera el resto.
La agotaba bastante usar el aire de modo que se viera, o dicho en otras palabras, creando un viento lo suficientemente fuerte como para que se viera sin ser una elementalista. Captaba las esencias de las personas, cada una era única, podían parecerse si eran familia, pero nunca eran iguales. Sabía, porque la veía, que la suya era azul, un azul oscuro que a April le parecía precioso; aunque siempre se maravillaba por cómo eran las esencias. Miró su pequeño huracán e ignoró las cosquillas que éste le provocaba en la mano. Juntó su esencia con el viento que había creado y su huracán se tiñó de azul, pequeñas ráfagas azules se combinaban con el viento y lo hacían parecer más bonito aún.
Se le escapó una sonrisa orgullosa, pero sabía que tenía que mejorar, pues su huracán solo duraba unos veinte o treinta segundos.
A pesar de estar sumida en sus propios pensamientos, sí oyó unos pasos apresurados; aunque decidió pasarlos por alto e intentar aguantar lo máximo posible con aquél mini-huracán en sus manos.
-Venga, aguanta, pequeñín...
April R. Williams- Cantidad de envíos : 60
Fecha de inscripción : 29/10/2011
Datos
Edad: 22
Nivel/Poder: [5] Elementista de aire
Resistencia mental:
(7/10)
Re: Supervisando | Solo mutantes
Podía percibir que algunos de los mentalistas jóvenes se esforzaban lo suficiente para ser dignos de Ragnarök, eso de alguna forma satisfizo su modo de pensar, sobre todo porque siempre ha considerado como una prioridad enseñar a los más jóvenes, para que jamás estuvieran desprotegidos de los humanos. Lo que le perturbaba casi siempre es que pensaran de más, aquellos que siempre cuestionaban o que por lo menos tenían pensamientos en contra de los principios que mantenían el orden, la legalidad y la justicia dentro de toda la organización generalmente se volvían traidores o disidentes, que para Robert significaba lo mismo y ese tipo de miembros, debían ser detenidos o exterminados, representaban un peligro para todos. Desafortunadamente jamás ha tenido apoyo en esas resoluciones.
Detuvo su andar al percibir una mente resuelta, pero que al mismo tiempo parecía exigirse a si misma. Se giró ligeramente, percibiendo la presencia de aquella persona a sus espaldas, el mirarla, se encontró con una chica, de quien pronto recordó el nombre. April. Si, se trataba de ella, no existía margen de error y mucho menos cuando tenía presente a cada uno de los mutantes, no existía persona alguna que se escapara a su mente, aunque siempre tenía complicaciones con aquellos que poseían una resistencia fuerte, lo que lo imposibilitaba a conocer sus secretos y pensamientos más profundos. Notó que la chica tenía el poder de controlar el aire, un gran poder, como todos. Sin embargo, percibió que aun se trataba de una chica con un nivel medio de control sobre ese elemento, lo que le hizo torcer una mueca.
-Tienes que aprender a concentrarte más. –fueron sus primera palabras, acercándose con paso lento, pero seguro, sin contrarrestar su atención en los mutantes que se entrenaban, porque incluso habían algo más que solo mentalistas. –Todos los poderes requieren un grado de concentración, ninguno es bajo. –no fue cortes, pero tampoco maleducado, sencillamente trataba de ayudarle un poco, ¿Quién sería si no tratara de ayudar a los guerreros de Ragnarök? –La clave está en saber ampliar tu mente, debes identificar bien cada parte que te rodea. –le hablaba como si tratara con un mentalista, sin embargo, le serviría para controlar su poder. –Busca la manera de controlar cada detalle, manteniendo una concentración total en cada cosa que hagas o que pase a tu alrededor. –aquello se los decía a todos, pero solo un experto podía llegar a hacerlo completamente, a veces, ni siquiera él lo lograba.
Por mera curiosidad, quiso entrar en su mente, pero lo que vio fue demasiado nebuloso, no alcanzaba a percibir gran cosa, además, la concentración de la muchacha parecía estar de lleno en controlar su poder, lo que la volvía vulnerable, pero al mismo tiempo se volvía de poca utilidad entrar en su mente. Supo desde el principio que ella lo reconocía fácilmente, lo que no podría prever es el tipo de reacción que tendría, generalmente no causaba una buena, lo que no le interesaba, pues no iba a ese lugar para socializar. Aun así, lo que lo frustraba un tanto es que la chica poseía un nivel de resistencia muy superior a otros jóvenes, lo sabía porque su base de datos la tenía memorizada, como la de muchos. No le gustaba no poder hurgar con facilidad en la mente de los jóvenes, pues requería de una concentración mayor y un desgaste molesto, pero de haber necesidad, sin duda lo usaría.
Detuvo su andar al percibir una mente resuelta, pero que al mismo tiempo parecía exigirse a si misma. Se giró ligeramente, percibiendo la presencia de aquella persona a sus espaldas, el mirarla, se encontró con una chica, de quien pronto recordó el nombre. April. Si, se trataba de ella, no existía margen de error y mucho menos cuando tenía presente a cada uno de los mutantes, no existía persona alguna que se escapara a su mente, aunque siempre tenía complicaciones con aquellos que poseían una resistencia fuerte, lo que lo imposibilitaba a conocer sus secretos y pensamientos más profundos. Notó que la chica tenía el poder de controlar el aire, un gran poder, como todos. Sin embargo, percibió que aun se trataba de una chica con un nivel medio de control sobre ese elemento, lo que le hizo torcer una mueca.
-Tienes que aprender a concentrarte más. –fueron sus primera palabras, acercándose con paso lento, pero seguro, sin contrarrestar su atención en los mutantes que se entrenaban, porque incluso habían algo más que solo mentalistas. –Todos los poderes requieren un grado de concentración, ninguno es bajo. –no fue cortes, pero tampoco maleducado, sencillamente trataba de ayudarle un poco, ¿Quién sería si no tratara de ayudar a los guerreros de Ragnarök? –La clave está en saber ampliar tu mente, debes identificar bien cada parte que te rodea. –le hablaba como si tratara con un mentalista, sin embargo, le serviría para controlar su poder. –Busca la manera de controlar cada detalle, manteniendo una concentración total en cada cosa que hagas o que pase a tu alrededor. –aquello se los decía a todos, pero solo un experto podía llegar a hacerlo completamente, a veces, ni siquiera él lo lograba.
Por mera curiosidad, quiso entrar en su mente, pero lo que vio fue demasiado nebuloso, no alcanzaba a percibir gran cosa, además, la concentración de la muchacha parecía estar de lleno en controlar su poder, lo que la volvía vulnerable, pero al mismo tiempo se volvía de poca utilidad entrar en su mente. Supo desde el principio que ella lo reconocía fácilmente, lo que no podría prever es el tipo de reacción que tendría, generalmente no causaba una buena, lo que no le interesaba, pues no iba a ese lugar para socializar. Aun así, lo que lo frustraba un tanto es que la chica poseía un nivel de resistencia muy superior a otros jóvenes, lo sabía porque su base de datos la tenía memorizada, como la de muchos. No le gustaba no poder hurgar con facilidad en la mente de los jóvenes, pues requería de una concentración mayor y un desgaste molesto, pero de haber necesidad, sin duda lo usaría.
Robert AylanaMiembro de Ragnarök - Cantidad de envíos : 36
Fecha de inscripción : 04/11/2011
Localización : In your Mind...
Datos
Edad: 27 años
Nivel/Poder: 8 [Mentalista] Leer mentes, manipularlas, modificarlas, Persuadirlas.
Resistencia mental:
(10/10)
Re: Supervisando | Solo mutantes
FDR: Lamento la tardanza u.u''
Oyó cómo los pasos se detenían. April alzó la cabeza -hecho que consiguió deshacer su precioso huracán en miniatura- al oír hablar a aquél hombre. ¿De qué le sonaba...?
¡Robert Aynala!
Había oído hablar de él, era el organizador del Cuerpo de Investigación, un mentalista más que importante, y al cual April temía desde que había oído el tipo de cosas que era capaz de hacer con las mentes, ya fuesen humanas o no. Aun así, le sonrió a medid que se acercaba, pues le gustaba conocer a gente capaz de enseñarle.
Cuando la instó a concentrarse más y empezó a decirle que debía ampliar su mente y cosas como controlar cada detalle, April solo pudo ladear la cabeza y mirarle, sin comprender.
-¿Que haga el qué?
Se asustó un poco al acordarse de que hablaba con una de las personas más importantes por esos lares, e intentó ser más amable, aunque se había avergonzado -y enrojecido- por el modo en que él le hablaba, como si fuese su hermano mayor:
-Lo siento, no sé controlar tan bien como... tú mi don. Apenas si puedo defenderme, atacar es...-torció el gesto- más complicado. Tú... ¿qué se supone que haces exactamente? La gente habla mucho, pero no especifica nunca...
Pensó en lo poco que sabía la gente de por allí sobre sus propios congéneres. Se levantó de la piedra y levantó la cabeza -era más bajita que él- para encararle. No le temía a él, sino a sus poderes, y no pensaba siquiera que él fuese una amenaza, aunque, quién sabía.
-He oído infinidad de cosas sobre ti, ¿sabes? Pero no sé qué creer... ¿Puedes leer mi mente? Sería interesante que lo hicieses, aunque debo ser aburridísima...-hizo un puchero infantil casi sin darse cuenta. Normalmente era hostil con la gente desconocida, pero... ¿por qué ser hostil con alguien que sabe todos tus secretos?
Sonrió y lo miró. Como todos los mutantes, se notaba que se había endurecido tras años de supervivencia. Incluso ella, que dentro de lo posible había tenido suerte y se había podido esconder, se había convertido en una persona desagradable y solitaria. Al menos, lo fue hasta que llegó a la ciudad y la esperanza hizo mella en ella.
Quizás algún día todos seamos felices... de nuevo.
Oyó cómo los pasos se detenían. April alzó la cabeza -hecho que consiguió deshacer su precioso huracán en miniatura- al oír hablar a aquél hombre. ¿De qué le sonaba...?
¡Robert Aynala!
Había oído hablar de él, era el organizador del Cuerpo de Investigación, un mentalista más que importante, y al cual April temía desde que había oído el tipo de cosas que era capaz de hacer con las mentes, ya fuesen humanas o no. Aun así, le sonrió a medid que se acercaba, pues le gustaba conocer a gente capaz de enseñarle.
Cuando la instó a concentrarse más y empezó a decirle que debía ampliar su mente y cosas como controlar cada detalle, April solo pudo ladear la cabeza y mirarle, sin comprender.
-¿Que haga el qué?
Se asustó un poco al acordarse de que hablaba con una de las personas más importantes por esos lares, e intentó ser más amable, aunque se había avergonzado -y enrojecido- por el modo en que él le hablaba, como si fuese su hermano mayor:
-Lo siento, no sé controlar tan bien como... tú mi don. Apenas si puedo defenderme, atacar es...-torció el gesto- más complicado. Tú... ¿qué se supone que haces exactamente? La gente habla mucho, pero no especifica nunca...
Pensó en lo poco que sabía la gente de por allí sobre sus propios congéneres. Se levantó de la piedra y levantó la cabeza -era más bajita que él- para encararle. No le temía a él, sino a sus poderes, y no pensaba siquiera que él fuese una amenaza, aunque, quién sabía.
-He oído infinidad de cosas sobre ti, ¿sabes? Pero no sé qué creer... ¿Puedes leer mi mente? Sería interesante que lo hicieses, aunque debo ser aburridísima...-hizo un puchero infantil casi sin darse cuenta. Normalmente era hostil con la gente desconocida, pero... ¿por qué ser hostil con alguien que sabe todos tus secretos?
Sonrió y lo miró. Como todos los mutantes, se notaba que se había endurecido tras años de supervivencia. Incluso ella, que dentro de lo posible había tenido suerte y se había podido esconder, se había convertido en una persona desagradable y solitaria. Al menos, lo fue hasta que llegó a la ciudad y la esperanza hizo mella en ella.
Quizás algún día todos seamos felices... de nuevo.
Última edición por April R. Williams el Sáb Nov 19, 2011 10:20 am, editado 1 vez
April R. Williams- Cantidad de envíos : 60
Fecha de inscripción : 29/10/2011
Datos
Edad: 22
Nivel/Poder: [5] Elementista de aire
Resistencia mental:
(7/10)
Re: Supervisando | Solo mutantes
Al escuchar a la chica y la forma en que rápidamente se daba por vencida, no pudo más que levantar una ceja y verla con indiferencia. -¿Te das por vencida tan pronto? Eso no es lo que buscamos en estos lugares, si crees que no puedes, deberías irte. –sus palabras fueron tajantes y concretas, lo de menos es fomentar la debilidad entre sus mutantes y tal vez no fuera el mejor de los maestros, pero si el que menos paciencia tiene, el más exige y al que no le gusta que le fallen, no porque ella fuera su alumna, pero se trataba de un miembro más de Ragnarök y como tal, le exigiría sin muchos tapujos. Se alejó un poco, volviendo su mente con un poco de atención hacia los mentalistas que se entrenaban.
-Lo que has oído de mi es irrelevante, ahora mismo tienes la oportunidad de darte una opinión por ti misma. –suspiró un poco, veía potencial en la muchacha, sobre todo por su nivel de resistencia que le daban las estadísticas, aunque claro, aun no la ponía realmente a prueba. –Levántate. –le ordenó. –Tu poder es el aire. –analizó un poco.-Pero tu nivel es apenas mediano. –agregó, mirándola con detalle, observando su cuerpo, al forma en que este se constituía, pues muchas veces, a simple vista se podía observar que tan fuerte o débil es una persona. –Por lo pronto, tu concentración debe estar en el momento, no dejes que los movimientos, ruidos o demás cosas a tu alrededor perturben la paz que necesitas para generar y aumentar tu poder. –le hablaba como maestro, no como alguien más.
-Debes entender que los poderes no son un juguete, no se tienen para satisfacer placeres, se deben usar con suma responsabilidad, eso mismo es lo que te hace ser de los mejores… un imbécil que solo los usa para jugar, no tiene posibilidad de sobrevivir a una guerra. –aquello bien podría ser demasiado exagerado, pero si todos llevaran al límite las preocupaciones por la situación que se vive en el planeta, las cosas ya se habrían decidido desde antes, pero claro, siempre había quienes retrasaban el cambio, no solo humanos, también uno que otro mutante. Como sea, lo principal es tener a buenos elementos en sus filas, de lo contrario, los humanos podrían ver a los eslabones más débiles y caer sobre ellos.
-Tu concentración en tu habilidad debe ser única, sin intentos, sin dudas, siempre pensando en que tiene bajo control todo, la mente es poderosa cuando la sabes usar, ya desde hace tiempo lo sabemos, sin embargos, pocos logran alcanzar esa plenitud. –no admitiría que incluso él estaba en ese proceso. –Piensa en lo que tienes justo ahora, solo escucha mi voz y atiende al control de tu poder. –se señaló que cerrara sus ojos, aunque no fuera un experto en los elementalistas, todos poseían un tronco común y eso mismo es lo que trataría de que la chica entendiera. –Ahora… olvídate de mi, solo insta a que tu poder salga. –guardó silencio, esperando con verdadero interés hasta que punto podía controlarlo y si de verdad tenía talento.
-Lo que has oído de mi es irrelevante, ahora mismo tienes la oportunidad de darte una opinión por ti misma. –suspiró un poco, veía potencial en la muchacha, sobre todo por su nivel de resistencia que le daban las estadísticas, aunque claro, aun no la ponía realmente a prueba. –Levántate. –le ordenó. –Tu poder es el aire. –analizó un poco.-Pero tu nivel es apenas mediano. –agregó, mirándola con detalle, observando su cuerpo, al forma en que este se constituía, pues muchas veces, a simple vista se podía observar que tan fuerte o débil es una persona. –Por lo pronto, tu concentración debe estar en el momento, no dejes que los movimientos, ruidos o demás cosas a tu alrededor perturben la paz que necesitas para generar y aumentar tu poder. –le hablaba como maestro, no como alguien más.
-Debes entender que los poderes no son un juguete, no se tienen para satisfacer placeres, se deben usar con suma responsabilidad, eso mismo es lo que te hace ser de los mejores… un imbécil que solo los usa para jugar, no tiene posibilidad de sobrevivir a una guerra. –aquello bien podría ser demasiado exagerado, pero si todos llevaran al límite las preocupaciones por la situación que se vive en el planeta, las cosas ya se habrían decidido desde antes, pero claro, siempre había quienes retrasaban el cambio, no solo humanos, también uno que otro mutante. Como sea, lo principal es tener a buenos elementos en sus filas, de lo contrario, los humanos podrían ver a los eslabones más débiles y caer sobre ellos.
-Tu concentración en tu habilidad debe ser única, sin intentos, sin dudas, siempre pensando en que tiene bajo control todo, la mente es poderosa cuando la sabes usar, ya desde hace tiempo lo sabemos, sin embargos, pocos logran alcanzar esa plenitud. –no admitiría que incluso él estaba en ese proceso. –Piensa en lo que tienes justo ahora, solo escucha mi voz y atiende al control de tu poder. –se señaló que cerrara sus ojos, aunque no fuera un experto en los elementalistas, todos poseían un tronco común y eso mismo es lo que trataría de que la chica entendiera. –Ahora… olvídate de mi, solo insta a que tu poder salga. –guardó silencio, esperando con verdadero interés hasta que punto podía controlarlo y si de verdad tenía talento.
Robert AylanaMiembro de Ragnarök - Cantidad de envíos : 36
Fecha de inscripción : 04/11/2011
Localización : In your Mind...
Datos
Edad: 27 años
Nivel/Poder: 8 [Mentalista] Leer mentes, manipularlas, modificarlas, Persuadirlas.
Resistencia mental:
(10/10)
Re: Supervisando | Solo mutantes
-¿En... estos lugares?-April lo miró como si estuviese loco, con el ceño fruncido-. No es irrelevante, es importante para mí, no pienso obedecer a alguien que no conozco, no puedo fiarme de usted...
Cuando él la ordenó que se levantara, April estuvo tentada de hacerlo y largarse de allí. Ese hombre estaba como una cabra, le hablaba como si ella fuese su subordinada y eso no le gustaba. Aun así y pese a lo que su orgullo le ordenaba, obedeció y esperó a que él la pusiese a prueba, aunque en el fondo quería saber qué podría enseñarle aquel hombre.
Alzó una ceja durante el tiempo que duró su explicación y observación que él hizo de ella. Aunque aparentemente estaba sorprendida, oía y entendía ávidamente lo que él le decía. Tenía razón. Debía concentrarse...
Cerró los ojos cuando él se lo señaló y esperó, dejando que su voz fuese su guía. Respiró hondo y se concentró.
Dejar que mi poder salga...
Empezaba a notar un cosquilleo que la envolvía de pies a cabeza.
Que salga...
Notaba el poder en sus manos, en su mente...
Salga...
Se estaba asustando, pero apretó los ojos y se concentró aún más en no perder la calma.
Sal.
Suspiró al notar como si una pequeña puerta se abriese dentro de sí misma. Sabía que era el poder del que Robert le estaba hablando.
Ráfagas de aire envolvieron a April, y esta abrió los ojos, aún sin perder la calma pero sorprendida por lo que había logrado. Flotaba a un metro y medio del suelo, pero no estaba asustada, quería más...
Levantó una mano y concentró toda la energía que pudo en ese punto. Frunció el ceño con más fuerza y consiguió crear un tornado de aire que absorvió toda aquella energía que había surgido de ella y la golpeó contra una de las paredes de roca. April cayó al suelo con estrépito, pero se levantó rápidamente, observando que su huracán ofensivo había provocado una grieta en la piedra.
-Lo lamento-murmuró con una sonrisa en los labios de la que al parecer no se podía deshacer-. Nunca había tenido tanto poder... Es increíble... No puedo creerme que haya sido capaz de... Gracias. Pareces un estirado y eso, pero gracias por ayudarme a, al menos, saber que puedo hacer tantas cosas interesantes.
Se echó a reír, pero se tapó la boca con la mano al pensar en que Robert la regañaría.
-Eres demasiado serio, pero me caes bien.
Fue un comentario sincero, era lo que la joven pensaba de él, y no esperó respuesta alguna, sino que se acercó y lo abrazó, para después alejarse, esperando como poco, un empujón.
Cuando él la ordenó que se levantara, April estuvo tentada de hacerlo y largarse de allí. Ese hombre estaba como una cabra, le hablaba como si ella fuese su subordinada y eso no le gustaba. Aun así y pese a lo que su orgullo le ordenaba, obedeció y esperó a que él la pusiese a prueba, aunque en el fondo quería saber qué podría enseñarle aquel hombre.
Alzó una ceja durante el tiempo que duró su explicación y observación que él hizo de ella. Aunque aparentemente estaba sorprendida, oía y entendía ávidamente lo que él le decía. Tenía razón. Debía concentrarse...
Cerró los ojos cuando él se lo señaló y esperó, dejando que su voz fuese su guía. Respiró hondo y se concentró.
Dejar que mi poder salga...
Empezaba a notar un cosquilleo que la envolvía de pies a cabeza.
Que salga...
Notaba el poder en sus manos, en su mente...
Salga...
Se estaba asustando, pero apretó los ojos y se concentró aún más en no perder la calma.
Sal.
Suspiró al notar como si una pequeña puerta se abriese dentro de sí misma. Sabía que era el poder del que Robert le estaba hablando.
Ráfagas de aire envolvieron a April, y esta abrió los ojos, aún sin perder la calma pero sorprendida por lo que había logrado. Flotaba a un metro y medio del suelo, pero no estaba asustada, quería más...
Levantó una mano y concentró toda la energía que pudo en ese punto. Frunció el ceño con más fuerza y consiguió crear un tornado de aire que absorvió toda aquella energía que había surgido de ella y la golpeó contra una de las paredes de roca. April cayó al suelo con estrépito, pero se levantó rápidamente, observando que su huracán ofensivo había provocado una grieta en la piedra.
-Lo lamento-murmuró con una sonrisa en los labios de la que al parecer no se podía deshacer-. Nunca había tenido tanto poder... Es increíble... No puedo creerme que haya sido capaz de... Gracias. Pareces un estirado y eso, pero gracias por ayudarme a, al menos, saber que puedo hacer tantas cosas interesantes.
Se echó a reír, pero se tapó la boca con la mano al pensar en que Robert la regañaría.
-Eres demasiado serio, pero me caes bien.
Fue un comentario sincero, era lo que la joven pensaba de él, y no esperó respuesta alguna, sino que se acercó y lo abrazó, para después alejarse, esperando como poco, un empujón.
April R. Williams- Cantidad de envíos : 60
Fecha de inscripción : 29/10/2011
Datos
Edad: 22
Nivel/Poder: [5] Elementista de aire
Resistencia mental:
(7/10)
Re: Supervisando | Solo mutantes
Apenas hizo caso a los primeros comentarios de la chica, tal vez no lo conociera, pero por lo menos ahora lo haría. Esperaba que al menos la chica supiera demostrar la fortaleza que percibía apenas en la superficie de su mente, una fortaleza que será muy útil, no solo para ella misma, sino para todos los mutantes. Ragnarök podría jactarse de tener a lo mejor de lo mejor, que además, no permitiría a los humanos atreverse a tomar lo que abandonaron muchos años atrás. Eso lo llevó a pensar en la verdadera postura de la chica con respecto a ello. Últimamente muchos mutantes han desertado de las filas de la organización, por ideales pacíficos que solo los guiaban hacia la ruina y el sometimiento.
Se alejó un poco, dejando que la chica hiciera lo suyo, sabiendo de antemano que, si llevaba a cabo las sugerencias que le dio, podría dejar salir su poder con mayor vehemencia. Eso lo llevó a ver el lugar en el que estaban, el cual por cierto, es menos adecuado de lo que pudiera haber predicho. Pero dadas las circunstancias, ya no podría detenerla, además de que en el caso de que su poder se fuera de las manos, intervendría para obligar a su mente a detener lo que estuviera pasando. No pudo evitar sorprenderse al ver como la muchacha expulsaba su poder de una forma emocionante, de esas veces en las que realmente satisfacían a Robert y vaya que eso costaba mucho de cumplir. Torció una sonrisa al ver el tornado.
"Suficiente”. Su mente fue la que habló y sin saber si realmente habría influido en la chica, esta se detuvo. Pudo ver como casi al final el pequeño tornado de viento golpeó contra una de las paredes agrietándola de manera estrepitosa y un tanto fuerte. –Parece que tienes mucho más talento del que tú misma puedas imaginar. –se acomodó las ropas que llevaba encima, incluso los cabellos que también se habían revuelto. –Cree lo que has hecho. –agregó, terminando por romper la distancia, hasta una adecuada. –Tus habilidades dependen mucho de esto. –señaló su cabeza, refiriéndose obviamente a su mente. –No solo depende de tu nivel de concentración, que ahora has logrado muy bien. –aclaró. –Depende de algo más…
La risa de la chica lo hizo detener sus palabras, aunque pronto entendió porqué. Desde luego, el carácter del chico siempre ha sido muy austero, pero eso no lo impedía de hacer bien su trabajo, todo lo contrario, ha sido uno de los principales motivos por los que se volvió un hombre a considerar dentro de la organización, su frialdad le ha dado grandes victorias y también le ha colocado en un alto nivel de confianza. No hay quien dude de sus convicciones. Por eso mismo, es que cuando ve algo de simpatía en otra persona, se crea un escudo que lo aleja de cualquier síntoma de alegría, reforzado por su tortuoso pasado. Miro a la chica con la misma inexpresividad de siempre, inclusive cuando escuchó las últimas palabras.
-Aunque pensé que desconfiabas de los demás, claramente tiendes a confiar rápidamente. –fueron sus siguientes palabras. –Eso es un punto débil, no debes confiar en nadie, no en este aspecto, pues te vuelve vulnerable contra cualquier adversario. –sus palabras sonaban frívolas, pero siempre lo han sido. –El defecto de todos es dejarnos llevar por los sentimientos; esos mismos que nos hicieron falta en otro tiempo, ahora son innecesarios, sobre todo cuando estamos próximos a una guerra. –entonces vino el verdadero motivo de esas palabras. -¿O qué crees que, acaso los humanos deben recobrar lo que abandonaron? –lo que contestara la chica sería clave, si la respuesta no le gustaba a Robert, la pondría en la misma de posibles traidores.
Se alejó un poco, dejando que la chica hiciera lo suyo, sabiendo de antemano que, si llevaba a cabo las sugerencias que le dio, podría dejar salir su poder con mayor vehemencia. Eso lo llevó a ver el lugar en el que estaban, el cual por cierto, es menos adecuado de lo que pudiera haber predicho. Pero dadas las circunstancias, ya no podría detenerla, además de que en el caso de que su poder se fuera de las manos, intervendría para obligar a su mente a detener lo que estuviera pasando. No pudo evitar sorprenderse al ver como la muchacha expulsaba su poder de una forma emocionante, de esas veces en las que realmente satisfacían a Robert y vaya que eso costaba mucho de cumplir. Torció una sonrisa al ver el tornado.
"Suficiente”. Su mente fue la que habló y sin saber si realmente habría influido en la chica, esta se detuvo. Pudo ver como casi al final el pequeño tornado de viento golpeó contra una de las paredes agrietándola de manera estrepitosa y un tanto fuerte. –Parece que tienes mucho más talento del que tú misma puedas imaginar. –se acomodó las ropas que llevaba encima, incluso los cabellos que también se habían revuelto. –Cree lo que has hecho. –agregó, terminando por romper la distancia, hasta una adecuada. –Tus habilidades dependen mucho de esto. –señaló su cabeza, refiriéndose obviamente a su mente. –No solo depende de tu nivel de concentración, que ahora has logrado muy bien. –aclaró. –Depende de algo más…
La risa de la chica lo hizo detener sus palabras, aunque pronto entendió porqué. Desde luego, el carácter del chico siempre ha sido muy austero, pero eso no lo impedía de hacer bien su trabajo, todo lo contrario, ha sido uno de los principales motivos por los que se volvió un hombre a considerar dentro de la organización, su frialdad le ha dado grandes victorias y también le ha colocado en un alto nivel de confianza. No hay quien dude de sus convicciones. Por eso mismo, es que cuando ve algo de simpatía en otra persona, se crea un escudo que lo aleja de cualquier síntoma de alegría, reforzado por su tortuoso pasado. Miro a la chica con la misma inexpresividad de siempre, inclusive cuando escuchó las últimas palabras.
-Aunque pensé que desconfiabas de los demás, claramente tiendes a confiar rápidamente. –fueron sus siguientes palabras. –Eso es un punto débil, no debes confiar en nadie, no en este aspecto, pues te vuelve vulnerable contra cualquier adversario. –sus palabras sonaban frívolas, pero siempre lo han sido. –El defecto de todos es dejarnos llevar por los sentimientos; esos mismos que nos hicieron falta en otro tiempo, ahora son innecesarios, sobre todo cuando estamos próximos a una guerra. –entonces vino el verdadero motivo de esas palabras. -¿O qué crees que, acaso los humanos deben recobrar lo que abandonaron? –lo que contestara la chica sería clave, si la respuesta no le gustaba a Robert, la pondría en la misma de posibles traidores.
Robert AylanaMiembro de Ragnarök - Cantidad de envíos : 36
Fecha de inscripción : 04/11/2011
Localización : In your Mind...
Datos
Edad: 27 años
Nivel/Poder: 8 [Mentalista] Leer mentes, manipularlas, modificarlas, Persuadirlas.
Resistencia mental:
(10/10)
Re: Supervisando | Solo mutantes
April respiró tranquila, aún con una sonrisa genuina en el rostro.
-Me lo creo-era cierto-. Lo que no me creo es que, si he sido capaz de hacer esto, podré hacer... más.
Estaba pensando en todas las posibilidades que sus poderes le podrían proporcionar cuando oyó a Robert de nuevo, o más bien no terminó de oír.
-¿Robert? ¿Estás bien?-lo miró sin entender el por qué de su silencio- ¿De qué más depende el control de mi poder, Robert?
El rostro de April se tiñó de tristeza al notar que Robert se había cerrado en banda casi literalmente. Se encogió de hombros imperceptiblemente y suspiró con un poco de enfado creciendo en su interior al oír sus palabras finales.
-¿Sabes? Yo soy desconfiada, siempre lo he sido, y perdona si por una vez quería creer que no era necesario pero...-la ironía había teñido la mayoría de sus palabras, pero se detuvo al escuchar la palabra guerra.
-¿Guerra? ¿Qué guerra? ¿Qué...?
Y entonces, y sintiéndose como una idiota, se dio cuenta de que él era de La Secta, como ella los había bautizado años atrás...
-Eres...
No pudo acabar la frase, no era necesario, pero sí que quería contestar a su última pregunta:
-No se puede recuperar lo que ya se ha abandonado. Y ahora me voy, ¿quieres que sea desconfiada? Pues seré la mejor. No te conozco, así que desconfío de ti y me voy.
Y dicho esto dio unas zancadas con toda la intención de largarse, aunque la tentación de volver y decirle un par de cosas a Robert la atraía muchísimo...
-Me lo creo-era cierto-. Lo que no me creo es que, si he sido capaz de hacer esto, podré hacer... más.
Estaba pensando en todas las posibilidades que sus poderes le podrían proporcionar cuando oyó a Robert de nuevo, o más bien no terminó de oír.
-¿Robert? ¿Estás bien?-lo miró sin entender el por qué de su silencio- ¿De qué más depende el control de mi poder, Robert?
El rostro de April se tiñó de tristeza al notar que Robert se había cerrado en banda casi literalmente. Se encogió de hombros imperceptiblemente y suspiró con un poco de enfado creciendo en su interior al oír sus palabras finales.
-¿Sabes? Yo soy desconfiada, siempre lo he sido, y perdona si por una vez quería creer que no era necesario pero...-la ironía había teñido la mayoría de sus palabras, pero se detuvo al escuchar la palabra guerra.
-¿Guerra? ¿Qué guerra? ¿Qué...?
Y entonces, y sintiéndose como una idiota, se dio cuenta de que él era de La Secta, como ella los había bautizado años atrás...
-Eres...
No pudo acabar la frase, no era necesario, pero sí que quería contestar a su última pregunta:
-No se puede recuperar lo que ya se ha abandonado. Y ahora me voy, ¿quieres que sea desconfiada? Pues seré la mejor. No te conozco, así que desconfío de ti y me voy.
Y dicho esto dio unas zancadas con toda la intención de largarse, aunque la tentación de volver y decirle un par de cosas a Robert la atraía muchísimo...
April R. Williams- Cantidad de envíos : 60
Fecha de inscripción : 29/10/2011
Datos
Edad: 22
Nivel/Poder: [5] Elementista de aire
Resistencia mental:
(7/10)
Re: Supervisando | Solo mutantes
Apariencia en el momento.
Estoy de guardia en las afueras de la zona de entrenamiento, mirando a varios mutantes pasar de un lado a otro, muchos de ellos se entrenaban con los mejores maestros, o al menos quienes por mucho tiempo han aprendido a controlar sus poderes. Aunque yo podría enseñarles, la misión que elegí no es propia de ese destino, por eso mismo es que desistí cuando me ofrecieron el puesto, pues de hecho, el que ostento ahora, es nada más y nada menos que el de guardaespaldas, no que me queje, sencillamente que es algo que no hubiese planeado antes de la gran transformación. Como siempre, mantengo una posición altiva, con los brazos cruzados y un tanto imponente, dado que la transformación que uso en este momento, es la que mayor miedo provoca.
De pronto escucho en mi mente el aviso de Robert de ir con él lo más pronto posible, no me explica ningún detalle, solo me da la típica orden escueta de siempre; aunque siempre es frio y austero, sabe ser bastante considerado cuando lo necesito, de cierta forma, su manera de ser es lo que me mantiene a su servicio, no por ser un gilipollas cuando se lo propone, sino porque siempre sé qué esperar de él, en el momento que sea. Eso sin considerar que me ha salvado la vida más de una vez. Como sea, me apresuré lo más que pude, hasta llegar a su posición, aunque no le hablé, pues noté que se encontraba con una chiquilla, tal vez una alumna. Vio hasta cuando la hizo crear ese nivel de poder que pocos se conocen y que se aprende conforme el tiempo.
Pude ver que ella se mostraba diferente de como el principio. Solo bastó una mirada de Robert, para que hiciera acto de presencia y me interpusiera en el camino de la chica. -¿A dónde vas preciosa? –fueron mis primeras palabras, no mostrándome tan hostil, pero si dejando en claro que no se trataba de una presentación cordial. –No has contestado la pregunta de Robert Aylana… tu superior. –le dije sin más, alejándome nuevamente y dejando que me viera completamente, dejando entrever las armas que cargaba en los costados. No es por presumir, pero tengo muchas habilidades como buen soldado, por eso mismo es que Robert me contrató, pero esas son cosas que no digo con facilidad, no por prohibición, sino por propia convicción.
De pronto escucho en mi mente el aviso de Robert de ir con él lo más pronto posible, no me explica ningún detalle, solo me da la típica orden escueta de siempre; aunque siempre es frio y austero, sabe ser bastante considerado cuando lo necesito, de cierta forma, su manera de ser es lo que me mantiene a su servicio, no por ser un gilipollas cuando se lo propone, sino porque siempre sé qué esperar de él, en el momento que sea. Eso sin considerar que me ha salvado la vida más de una vez. Como sea, me apresuré lo más que pude, hasta llegar a su posición, aunque no le hablé, pues noté que se encontraba con una chiquilla, tal vez una alumna. Vio hasta cuando la hizo crear ese nivel de poder que pocos se conocen y que se aprende conforme el tiempo.
Pude ver que ella se mostraba diferente de como el principio. Solo bastó una mirada de Robert, para que hiciera acto de presencia y me interpusiera en el camino de la chica. -¿A dónde vas preciosa? –fueron mis primeras palabras, no mostrándome tan hostil, pero si dejando en claro que no se trataba de una presentación cordial. –No has contestado la pregunta de Robert Aylana… tu superior. –le dije sin más, alejándome nuevamente y dejando que me viera completamente, dejando entrever las armas que cargaba en los costados. No es por presumir, pero tengo muchas habilidades como buen soldado, por eso mismo es que Robert me contrató, pero esas son cosas que no digo con facilidad, no por prohibición, sino por propia convicción.
Robert AylanaMiembro de Ragnarök - Cantidad de envíos : 36
Fecha de inscripción : 04/11/2011
Localización : In your Mind...
Datos
Edad: 27 años
Nivel/Poder: 8 [Mentalista] Leer mentes, manipularlas, modificarlas, Persuadirlas.
Resistencia mental:
(10/10)
Re: Supervisando | Solo mutantes
April miró con los ojos entrecerrados al joven que se había interpuesto en su camino. Estaba acostumbrada a las apariciones, dada su experiencia en el bosque. Estudió al chico y contestó mientras lo miraba de arriba a abajo:
-¿Que qué creo que hago? Irme, ¿no se nota?
Estaba tratando de pensar cómo salir por patas de allí cuando el joven le dijo algo que no entendió realmente.
-¿Superior? Yo no quiero tener un superior.
April se maldijo una y otra vez por haber entrado en aquella zona de entrenamiento, y aunque quiso aclarárselo a los dos y entender de una vez por todas qué pasaba allí, se contuvo. Si Robert iba a leerle el pensamiento, que lo leyera, pero ella iba a fingir un poco más a ver qué salía de ese encuentro.
-Lamento mi comportamiento anterior, Superior Aynala-casi gruñó mientras giraba un poco la cabeza (lo justo, hasta quedarse de perfil), pero sin dejar de vigilar al joven armado hasta los dientes que aún seguía delante suya- ... ¿Qué puedo hacer por usted?
Intentaba parecer lo más escéptica y fría posible, aunque sus emociones la estaban delatando, pues el aire se enfrió a su alrededor. Respiró cortamente sin cerrar los ojos para no perder de vista al recién llegado, se concentró y logró calmar sus emociones ligeramente, o sino, tendría problemas. Le costaba reprimir el poder que tenía sobre el aire, pero aun así lo consiguió. La verdad era que la furia que la llenaba no la ayudaba, pero no le quedaba mucho más remedio...
-¿Que qué creo que hago? Irme, ¿no se nota?
Estaba tratando de pensar cómo salir por patas de allí cuando el joven le dijo algo que no entendió realmente.
-¿Superior? Yo no quiero tener un superior.
April se maldijo una y otra vez por haber entrado en aquella zona de entrenamiento, y aunque quiso aclarárselo a los dos y entender de una vez por todas qué pasaba allí, se contuvo. Si Robert iba a leerle el pensamiento, que lo leyera, pero ella iba a fingir un poco más a ver qué salía de ese encuentro.
-Lamento mi comportamiento anterior, Superior Aynala-casi gruñó mientras giraba un poco la cabeza (lo justo, hasta quedarse de perfil), pero sin dejar de vigilar al joven armado hasta los dientes que aún seguía delante suya- ... ¿Qué puedo hacer por usted?
Intentaba parecer lo más escéptica y fría posible, aunque sus emociones la estaban delatando, pues el aire se enfrió a su alrededor. Respiró cortamente sin cerrar los ojos para no perder de vista al recién llegado, se concentró y logró calmar sus emociones ligeramente, o sino, tendría problemas. Le costaba reprimir el poder que tenía sobre el aire, pero aun así lo consiguió. La verdad era que la furia que la llenaba no la ayudaba, pero no le quedaba mucho más remedio...
April R. Williams- Cantidad de envíos : 60
Fecha de inscripción : 29/10/2011
Datos
Edad: 22
Nivel/Poder: [5] Elementista de aire
Resistencia mental:
(7/10)
Re: Supervisando | Solo mutantes
El rostro de Robert se mantuvo impasible ante la llegada de Prince, quien de inmediato hizo lo que se le ordenó. Su satisfacción creció cuando la chica pareció tensarse aún más, ni siquiera hubo falta leerle la mente, sus hombros y el resto de su cuerpo reflejaron lo que sentía, una prueba de la experiencia de Robert, que, aunque poca, podía vislumbrar muy bien las debilidades de sus adversarios. Caminó con paso lento y suave hacia donde la chica, quien ahora tenía enfrente a su más fiel y cercano hombre. Se quedó a espaldas de ella, escuchando con detalle sus palabras y entrecerrando los ojos, como si pudiera percibir sus verdaderos sentimientos.
-Claro que no tienes un superior, aquí nadie lo tiene. –sin mayores preámbulos, la tomó de los hombro, logrando notar aún más su tensión. –Aquí apoyamos las utopías donde todos somos iguales, sin gobiernos, ni instituciones corruptas, este es un mundo mejor al anterior. –no pegó su cuerpo a la chica, pero si acercó su rostro hasta susurrarle esas palabras al oído, cerca de la nuca. –Tienes un talento admirable, uno que pocos mutantes pueden alcanzar, lo que hace que tu capacidad de observación, análisis y comprensión sean admirables. –medio sonrió, aunque fue una risa fría y calculadora, casi sarcástica.
-Él es Prince, mi fiel guardaespaldas, mi amigo. –echó una rápida mirada al hombre que tenían enfrente. –No es tan malvado como parece, todo lo contrario, es bueno, servicial y muy atento. –empujó solo un poco a la chica, pues en ese momento Prince alargó su mano, en señal de presentación. –Eres una mujer muy interesante. –de pronto la soltó y se alejó unos pasos, para después caminar hacia donde Prince, pero sin girarse. –Lo único que necesito de ti es tu fidelidad a Ragnarök, a todos los que sacrificamos una parte de nuestras vidas en el bienestar de esta organización, de la que por cierto, eres parte primordial. –esto se lo decía echando una mirada de reojo. –Estoy seguro que nos volveremos a ver. –sin mostrar alguna otra expresión, siguió sus pasos, con Prince detrás de él.
-Claro que no tienes un superior, aquí nadie lo tiene. –sin mayores preámbulos, la tomó de los hombro, logrando notar aún más su tensión. –Aquí apoyamos las utopías donde todos somos iguales, sin gobiernos, ni instituciones corruptas, este es un mundo mejor al anterior. –no pegó su cuerpo a la chica, pero si acercó su rostro hasta susurrarle esas palabras al oído, cerca de la nuca. –Tienes un talento admirable, uno que pocos mutantes pueden alcanzar, lo que hace que tu capacidad de observación, análisis y comprensión sean admirables. –medio sonrió, aunque fue una risa fría y calculadora, casi sarcástica.
-Él es Prince, mi fiel guardaespaldas, mi amigo. –echó una rápida mirada al hombre que tenían enfrente. –No es tan malvado como parece, todo lo contrario, es bueno, servicial y muy atento. –empujó solo un poco a la chica, pues en ese momento Prince alargó su mano, en señal de presentación. –Eres una mujer muy interesante. –de pronto la soltó y se alejó unos pasos, para después caminar hacia donde Prince, pero sin girarse. –Lo único que necesito de ti es tu fidelidad a Ragnarök, a todos los que sacrificamos una parte de nuestras vidas en el bienestar de esta organización, de la que por cierto, eres parte primordial. –esto se lo decía echando una mirada de reojo. –Estoy seguro que nos volveremos a ver. –sin mostrar alguna otra expresión, siguió sus pasos, con Prince detrás de él.
Robert AylanaMiembro de Ragnarök - Cantidad de envíos : 36
Fecha de inscripción : 04/11/2011
Localización : In your Mind...
Datos
Edad: 27 años
Nivel/Poder: 8 [Mentalista] Leer mentes, manipularlas, modificarlas, Persuadirlas.
Resistencia mental:
(10/10)
Re: Supervisando | Solo mutantes
Tuvo una horrible sensación cuando Robert le tocó el hombro, pues definitivamente algo oscuro había en él que hacía que April quisiese salir corriendo. Pero no lo iba a hacer.
Y su tensión fue en aumento cuando él le susurró cerca de la oreja. Quiso pegarle y huir, pero no podía, no podía...
No salgas huyendo, mantente firme, tú puedes, April...
Le dieron ganas de sonreír cuando oyó que eran amigos.
Qué raro-pensó irónicamente-, nunca lo hubiese ni imaginado, con el miedo que dais...
Arrugó la nariz cuando la llamó interesante.
-Interesante para matar a humanos, ¿no? Es eso lo que defendéis, ¿morir o unirse? No soy una miembro de Ragnarök -afirmó levantando la cabeza orgullosa-, y nunca lo seré.
Vio cómo Robert se alejaba de ella con la intención de irse. Era el hombre más cínico, serio, cuadriculado, estirado... pero sabio e inteligente.
-Arg-gruñó April desviando la mirada al suelo, esperando por que los dos mutantes se alejaran definitivamente de ella-. Yo espero no verte más.
Nunca, jamás, seré como tú, Aynala; se prometió a sí misma.
Y su tensión fue en aumento cuando él le susurró cerca de la oreja. Quiso pegarle y huir, pero no podía, no podía...
No salgas huyendo, mantente firme, tú puedes, April...
Le dieron ganas de sonreír cuando oyó que eran amigos.
Qué raro-pensó irónicamente-, nunca lo hubiese ni imaginado, con el miedo que dais...
Arrugó la nariz cuando la llamó interesante.
-Interesante para matar a humanos, ¿no? Es eso lo que defendéis, ¿morir o unirse? No soy una miembro de Ragnarök -afirmó levantando la cabeza orgullosa-, y nunca lo seré.
Vio cómo Robert se alejaba de ella con la intención de irse. Era el hombre más cínico, serio, cuadriculado, estirado... pero sabio e inteligente.
-Arg-gruñó April desviando la mirada al suelo, esperando por que los dos mutantes se alejaran definitivamente de ella-. Yo espero no verte más.
Nunca, jamás, seré como tú, Aynala; se prometió a sí misma.
April R. Williams- Cantidad de envíos : 60
Fecha de inscripción : 29/10/2011
Datos
Edad: 22
Nivel/Poder: [5] Elementista de aire
Resistencia mental:
(7/10)
Temas similares
» Exceso de mutantes
» Humanos vs Mutantes
» Registro de Poder (Mutantes)
» Mutantes, un paso de la evolución
» Evento (Lucha humanos y mutantes): Identificando el territorio (Libre)
» Humanos vs Mutantes
» Registro de Poder (Mutantes)
» Mutantes, un paso de la evolución
» Evento (Lucha humanos y mutantes): Identificando el territorio (Libre)
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Jue Dic 27, 2012 6:36 am por Afiliación
» City Hunters; El fin del mundo {Élite}
Mar Dic 18, 2012 9:16 am por cc1977
» Over The Limit [Elite]
Miér Ago 15, 2012 4:32 pm por Invitado
» Love is Destruction {Af.Normal}
Sáb Jul 07, 2012 11:58 pm por Invitado
» Blue Garden - Rol hard yaoi, shota y adulto - Elite
Jue Jul 05, 2012 6:30 pm por Invitado
» Twilight Saga Rol {Afiliación normal}
Miér Jun 27, 2012 7:55 pm por Invitado
» Twilight Rol Suiza {Afiliación Élite}Un año ONLINE !!!
Mar Abr 24, 2012 2:19 pm por Invitado
» The Hogwarts War ELITE
Mar Abr 24, 2012 3:48 am por Invitado