A por equipo y municion {Libre}.

Los pasillos eran de un blanco esterelizado, paredes lisas, relucientes, potentes forescentes blancos que lo iluminaban todo en el techo, el suelo era metalico y cada paso de Richard con sus botas militares resonaba, el ex S.A.S. era una figura imponente, de casi metro noventa, con el cabello rubio corto y barba de puntos por no afeitarse, mirada seria de sus ojos castaños, su postura firmes con los hombros cuadrados y el uniforme negro con el emblema de las Fuerzas de Seguridad y en el hombro derecho el galon que indicaba su rango de Capitan, no iba con el equipamiento de combate, solamente el uniforme que constaba de los pantalones, la camisa, el jersey (era invierno y hacia frio fuera) y unos guantes negros de los que dejan al descubierto los dedos con revestimiento de kevlar en el dorso. En el cinturon a la derecha tenia en un estuche la porra telescopica plegada, y en el lado izquierdo dentro de su funda, una pistola similar a las Glock que la Organización producia.

Precisamente venia a eso... Saco una tarjeta de identificacion y la paso por un codificador, la maquina le reconocio como el Capitan Silverwolf y las puertas se le abrieron, entro en un area de la nave con carteles que anunciaban que solo personal autorizado podia entrar, la zona de las Fuerzas de Seguridad... Camino por los pasillos con varias personas, unas vestidas de oficina, otras con otras ropas y, los que mas habia, con uniforme, Richard tenia las manos en la espalda y de vez en cuando hacia un leve gesto con la cabeza para saludar a varias personas del departamente, estas, le devolvian el saludo acompañado en ocasiones con un " Señor " cuando el ex S.A.S. era superior de rango a ellos. al fin, llego a la armeria, habia varios armarios metalicos con un vidrio de seguridad y rejas tras los que habia diversas armas y cajas de municion, incluso un estante con granadas y un lanzagranadas... Entro y espero a que apareciera alguien para empezar a reequipar sus hombres para situaciones mas complicadas y ver que habia de nuevo...

FDR: Lo siento por el post tan corto, tengo de irme (a dormir) pero asi ya lo dejo listo y lo mas importante esta escrito.

Aquella mañana había estado ocupado con trabajo de burócrata, lo que menos me agradaba a mí. ¡Soy un científico, no un oficinista, ni nada por el estilo, maldita sea!
...Pero también soy el líder de La Organización, y era evidente que no iba a dejar en manos de Dylan el trabajo administrativo, así que de ello me encargaba yo, tarea que me quitaba mucho tiempo, que podía emplear en mi preciado laboratorio.

Llegué por fin a la armería, donde había quedado para reunirme con un militar para hablar sobre las armas que le iban a dar. Puse una mueca. Realmente, sabía que eran necesarios, y una herramienta fundamental en nuestra Organización, pero los militares, sobretodo los de alto rango, eran de mi desagrado.
Cambié mi mueca antes de abrir la puerta con mi identificación por un gesto firme y serio, sin expresión alguna, y saludé al militar con un gesto de cabeza y tendiéndole mi mano, con educación y respeto ante todo.
-Buenos días, Capitán Silverwolf. Supongo que me recuerda, nos conocimos hace un tiempo. Me alegra ver que se recuperó adecuadamente de su lesión. -creía recordar que el militar había tenido alguna clase de herida de guerra, cosa normal. Por eso no me gustaba el trabajo de campo, mi cabecita y mis manitas eran demasiado valiosas como para ir arriesgándolas por ahí.

Miré a mi alrededor, estaba lleno de armas de todo tipo. Suspiré. Esperaba que dentro de poco se terminara ya el modelo de arma anti-mutantes... Era una prioridad.
-En fin, ¿le parece que hablemos de negocios? -fui directo al grano, después de la parafernalia que era considerada socialmente correcta.

Ese día la tenía libre y eso me caía mas que bien para relajarme y no pensar mas. Fui a desayunar y al regresar me saqué un cigarillo para prendermelo. Me quedé en los pasillos a fumar, cuando ví a dos hombres platicando. Cláro, tenía cita con Mickail y Lobo. Llegué y observé que ya estaban en el pasillo. Me acerco hasta ellos.
-¡Buenas! Perdón por la tardanza! Dije e inhalé del cigarillo. Me acerqué hasta ellos y los saludé de mano. Hoy era un día de esos que solo quiería estar tranquilo y descansar. Las temperaturas eran demasiado bajas, pero pensé que era por la estación en el que estábamos. Habían nieves y lluvias continuas. A mí me gustaba el tiempo como esto, con zonas nevadas, la lluvia y la nieve.

Richard escucho como detras de el se abria las puertas, se giro y vio una de las personas que esperaba... El Capitan hizo un saludo militar, Mikhail le superaba en cierto modo de rango, el ex S.A.S. tenia mas autoridad en las Fuerzas de Seguridad (aunque sin duda Mikhail tendria varios miembros en las Fuerzas y contactos importantes) pero el cientifico era una eminencia, sus trabajos en el reconocimiento del terreno hostil del nuevo mundo y los labores de sus ingenieros para mejorar la calidad de vida de los humanos dentro de la nueva Tierra habian sido un gran paso adelante para la humanidad, todos le debian varias de sus comodidades en parte a Mikhail y su grupo de cientificos, por si no fuera poco, era el creador y lider de la Organización, aunque eso no era tanto un punto a favor para Richard... No le gustaba ni la politica ni las ideas de la Organización, pero habia una cosa que no podia negar, que a pesar de haber tenido que multar o incluso arrestar a miembros de la Organización por sus actos en publico contra mutantes, la Organización les habia proporcionado una gran ayuda a las Fuerzas de Seguridad, porque mientras los arrestados del grupo de Mikhail eran unos pocos, los ataques de mutantes de Ragnarok eran mas constantes y violentos, con varias victimas humanas y solian dejar a las Fuerzas de Seguridad incapacitadas para reaccionar de forma adecuada, los mutantes poderosos podian matar a todo una escuadra de soldados sin apenas pestañear, pero la Organización habia echo un verdadero estudio y analisis sobre los mutantes y sus poderes, habian investigado a los mutantes violentos y desarrollado armas modernas que las Fuerzas de Seguridad usaban, lo que hacia que muchos miembros de las Fuerzas fueran simpatizantes o miembros de la Organización, ya que varios de ellos habian recibido de primera mano los resultados de ataques de mutantes.

Richard no era simpatizante con el grupo... Aun asi, entre Ragnarok y la Organización, la segunda era una verdadera ayuda, por eso consideraba dentro de ciertos limites a la Organización como un aliado, no tenia reparos en trabajar con ella siempre y cuando estos se comportaran y dejaran a las FUerzas de Seguridad hacer su trabajo dentro de las normas establecidas, con el minimo de asesinatos posibles y sin torturas. Por otro lado, era lamentable perro cierto que a un mutante violento en la mayor parte no se les podia capturar. Eran demasiado peligrosos...

- Doctor Mikhail - saludo, bajo la mano con el rostro serio- gracias, yo tambien me alegro de volver a estar activo en el servicio - en un principio mantuvo el tono serio, aunque su comentario sobre su recuperacion vino acompañado de una suave sonrisa que expresaba su sincera alegria, no se habia dado cuenta que el doctor se sentia incomodo ni le importaba demasiado... entonces Mikhail se fue al grano, lo que le agrado a Richard, el tambien queria saber de que iba todo esto y porque Mikhail acudia a el, sin duda el Lider de la Organización habia tenido en cuenta que no era nisiquiera simpatizante de su grupo, a si que sin duda el trabajo que le encargaria (si iba sobre mutantes) seria de mutantes violentos que el ex S.A.S. ansiaba capturar, o quizas era alguna nueva idea o proyecto que ayudaria a las Fuerzas de Seguridad, de nuevo se centro ante lo que tenian delante - Por supuesto, cuanto antes mejor ¿que desea de mi? -

Entonces llego otro personaje, Anthony Stark, un miembro de la Organización pero principal fuente de produccion e investigacion de armas y armaduras estandar de las Fuerzas de Seguridad, Richard habia pedido que viniera un miembro del Departamento de Armamento, no esperaba que llegara tan pronto ni que fuera el mismo Anthony Stark, el ex S.A.S., sorprendido, le saludo.

- Buenos dias Anthony Stark, habia pedido que viniera alguien del Departamento de Armamento, no esperaba que viniera usted - dijo, despues hablo con Stark para ir al grano - vera, tengo un par de peticiones para usted, los mutantes son dificiles de capturar, sometiendoles fisicamente y arrebatandoles armas no acabas con ellos, tienen sus poderes siempre en uso, lo que imposibilita en la mayor parte de los casos una captura eficaz - de echo, esa herida reciente del capitan habia sido provocada por un mutante capturado que creian sometido pero no lo estaba... al final tubieron que dispararlo y matarlo para evitar que provocara mas daños... - la unica forma exitosa es dejarlos inconcientes, lo que hace que el ataque a distancia en general sea inutil ya que se ha de hacer cuerpo a cuerpo o con armas taser (electricas) que suelen ser de corta distancia, si les amenazas con una pistola, ellos podrian envolverte en llamas, hacerte explotar, manipularte o paralizar el gatillo y a ti, sin embargo, herirlos con los disparos puede tanto funcionar como ser peligroso, un mutante herido o en una situacion de extrema tension hace que sus poderes se multipliquen y descontrolen, lo que los hace mas peligrosos, cargar contra ellos cuerpo a cuerpo tambien es imprudente, solo sirven los ataques sorpresa... - hizo una pausa - habia pensado en pediros que produjerais granadas flash y granadas de gas lacrimogeno, se que es dificil producir armamento con tanta escazed de maquinaria, planos, etc... Pero granadas de esos tipo podrian sernos utiles para realizar capturas con exito, lo que es una prioridad si queremos descubrir como funciona y actuan los mutantes organizados violentos, si el Departamento tiene alguna sugerencia sobre como capturar mas mutantes con otras armas de forma segura, estoy dispuesto a escuchar o probar las ideas del Departamento de desarrollo de Armas. - acabo -

Miro de reojo a Mikhail, se pregunto si la mision que le iba a encargar le incomodaria comentarla delante de Anthony, en tal caso, esperaba alguna señal del cientifico para donde y cuando hablar, o quizas podian hablarlo alli mismo.

Saludé con la mano a Mikhail y despues al Lobo. Escuché lo que tenía para decirle a Mikhail y despues se dirigió a mí. Necesitaba del Departamento de Armas para acabar con los mutantes que eran demasiado peligrosos. No se les podía disparar o hacerles daño con un solo arma. Ellos tenían como arma lo mas poderoso: sus poderes. Y contra eso solamente se puede utilizar una inyección que les aniquilaría del todo o solamente quitarles los poderes por un tiempo. Esa era mi idea, y cláro, despues de escuchar lo que el ex SAS tenía para decirme, le iba a plantear mi idea. Pero, por supuesto, me iba a encargar de crear nuevas armas. Lo necesitábamos. -Bueno, me parece una muy buena idea, y ya mismo movilizaré a mi gente y ponerlos a crear armas de máxima potencia! Tenemos que estar preparados, ya que núnca se sabe cuando es necesario utilizar las armas! Dije decidido. -Pero... ¿qué les parece si entramos en este despacho para platicar mas a gusto? Les propuse y enseñé la puerta del despacho que estaba cerca y justo detrás de nosotros. Llegó la hora de proponerle mi idea. -Pero, además de tu idea que, por supuesto, la pondré en práctica, pienso que lo mejor será preparar una inyección que les paralise o que les aniquile los poderes por un tiempo... tiempo que puede ser largo o corto, depende de los ingredientes y la manera de preparar la inyección! Dije con mi voz gruesa y varonil, mientras nos dirigíamos al despacho.

Entró en la sala el último de los jefazos que estábamos ahí reunidos. Saludé a Lestrange, aquel al que apodaban "el hombre de hierro", con un gesto de la cabeza, y dándole la mano con educación.
-Buenas. No pasa nada, tampoco llega demasiado más tarde que nosotros dos. -dirigí una mirada al capitán Silverwolf. La verdad es que ese hombre había llegado con una puntualidad intachable, y ese hecho era de mi agrado, tenía que reconocerlo.

Asentí cuando Lestrange abrió la puerta del despacho de la armería de las naves. Sí, sería mejor de hablar de esas cosas en un sitio absolutamente privado. Las paredes tenían oídos, y no debíamos olvidar que esos malditos hippies de Eirene también vivían en las naves.
Nos sentamos en una de esas mesas y sillas metálicas, aunque de diseño distinto a las de mi laboratorio; esas tenían un pequeño forro para que fueran más confortables.
Me mantuve en silencio, aguardando a que saliera algo interesante que discutir. Ambos estaban de acuerdo en que debíamos desarrollar un arma efectiva contra los mutantes; evidentemente. Ahí no aportaría nada mi opinión, esperaba que fuera más que obvia a mis interlocutores.
Finalmente, tuve que decir algo.
-Señor Lestrange, es evidente que la producción de una arma efectiva contra los mutantes, tal que les pueda dejar sin poderes o similar, no es algo tan sencillo. -hice notar con frialdad.
Era algo con lo que mis científicos llevaban peleándose meses, y de momento, no habían tenido demasiado éxito. Cosa de la que, por cierto, no estaba muy orgulloso y que, más bien debía dejar clara, me mosqueaba bastante.

Suspiré.
-De hecho, es una de nuestras prioridades. El equipo de científicos del Departamento de Reconocimiento Externo de las Naves lleva trabajando con ello bastante tiempo, y aunque hemos hecho algún que otro avance, está claro que no sacaremos nada en clave a menos que consigamos capturar algún mutante con vida. -aseguré.
Sí, teníamos a Ian, pero, por mucho que su poder en concreto fuera de gran interés científico para nosotros, no iba a permitir que a mi creación le sucediera nada. De ningún modo.
Necesitaba a un mutante de fuera, a poder ser de Ragnarök. No por nada en concreto, sólo porque era más práctico: no sólo conseguiría un sujeto de experimentos, sino que también mermaría las filas del enemigo. Eirene eran una cosa aparte.

Miré al capitán Silverwolf.
-De hecho, esa era la misión que quería encomendarle, capitán. -aguanté su mirada por encima de mis gafas. -Creo que podría confiar en sus hombres para que consiguieran un sujeto vivo para mí. Si es que estoy en posición de pedirle eso, claro. -añadí con un ligero deje de sarcasmo. No podían decirme que no, yo era una eminencia.

Entraron en el despacho, el capitan de las Fuerzas de Seguridad espero a que los dos miembros de la Organizacion para que tomaran asiento y finalmente el mismo se sento en una de las sillas metalicas observando detenidamente a los miembros de esa reunion. Por fin una de las cosas que mas picaba a la curiosidad aa Richard se revelo, Mikhail le dijo que su peticion era la captura de un mutante vivo... Asi que eso era, el ex S.A.S. asintio, seguramente el mutante moriria en el experimento, por eso Richard penso que si podia, trataria de capturar a uno de esos mutantes que por su poder, no se les podia mantener encarcelados porque eran demasiado peligrosos y tarde o temprano escaparia. Tenia de cazar a uno de esos mutantes de los que una vez se les pone la mano encima... se ejecutaban. No tenia problemas, practicamente todos los miembros de Ragnarok u otros mutantes violentos entraban en esa categoria, de enemigos a los que se tenia de ejecutar en cuando lograran ponerles las manos encima. Pero ahora venia la parte dificil de la conversacion...

Al Fuerzas de Seguridad le gustaba Mikhail, era un hombre dedicado a su trabajo como el, pero sin embargo, su trabajo, su objetivo aparte de con los cientificos era eliminar todo mutante, no solo los mutantes violentos o los de Ragnarok, aunque no era de Eirene (¿como se podia ser un soldado y ser de Eirene? era imposible llevar una buena coexistencia con los mutantes mientras al menos Ragnarok existiera, seria demasiado peligroso) no deseaba exterminar todos los mutantes, para el ex S.A.S. los mutantes eran la gente que habian abandonado al fin del mundo, los habian dejado atras... Y sentia como si les debiera algo. Pero ahora tenia por delante lo que tenia de hablar, Richard esperaba que la famosa arma antimutante fuera algo que anularia sus poderes o simplemente los matara individualmente o en grupos pequeños, sin embargo, temia que los cientificos de la Organizacion estubieran creando un arma de destruccion masiva o quizas un arma biologica, algo virulento que exterminara toda la poblacion mutante, el miembro de las Fuerzas de Seguridad no queria ser complice de ningun genocidio. Por eso, ahora venia la parte en la que el ex S.A.S. seguramente acabaria molestando al cientifico, lo que era una lastima, pero Richard no pensaba ceder, cumpliria su deber.

- Por supuesto, me encargare personalmente de la captura de ese mutante, como diej antes, es imposible mantener en prision o retenidos a varios tipos de mutantes violentos, con lo cual en general solo queda la opcion de ejecutarlos. En cuanto detecte y capture uno de esos mutantes, se lo enviare, ya que no creo que sobreviva al experimento que tengan planeado... Sin embargo, por su seguridad, enviare a soldados de las Fuerzas de Seguridad que escogere personalmente para que se aseguren que el mutante no escapa o cause problemas mientras lo retienen o lo usan en el experimento... - aunque no entraba en sus planes, Richard detestaba los juegos politicos o los engaños tipicos dentro de esos juegos, por eso, a pesar de que desde un principio queria callarselo, su parte mas idealista e ingenua le hicieron decidir que lo mejor, era dejar claras todas sus intenciones desde un principio, no queria ensarsarze en un duelo de hipocresia donde queria cada uno coger sus ventajas, Mikhail tenia fama de ser un tipo listo, seguramente tarde o temprano se habria dado cuenta, despues de todo el cientifico sabria que Richard no pertenecia a la Organizacion ni simpatizaba con ella, era posible que se esperara algo asi, iria al grano y poner su postura en el asunto (reflejando en esa actitud su vena militar), fruncio su entrecejo en una actitud seria, despues de una pausa sigio - Ademas, lo siento pero la fama de la Organización les precede, espero que pronto podamos disfrutar de esa arma antimutantes, no se de ciencias y ustedes sabran mejor que arma les es mas facil o util de hacer, pero espero que esa famosa arma sea para neutralizar los poderes de los mutantes o para eliminar individuos o pequeños grupos de enemigos, si estan creando un arma de destruccion masiva o alguna especie de arma como las armas biologicas para eliminar a gran escala a los mutantes quiero saberlo y tambien quiero que este bajo control, la Organización no habla por todos los humanos aun y un arma de esa escala capaz de producir un genocidio tendra de ser controlada y usada como ultimo recurso, no pienso ser complice de un genocidio que aumente el numero de muertes como en el fin del mundo. Si no es un arma como las que temo que sean, no hace falta que me digan nada, ya que en ese caso, prefiero que se mantenga en secreto por si en alguna ocasion me topara con un mentalista. -

Acabo de hablar, y dejo pasar unos segundos en silencio para que sus palabras calaran, se pregunto si eso seria todo lo que tenian por decirle y considero irse, pero espero respuesta mirando fijamente a Mikhail, no sabia como reaccionaria el cientiifico, seguramente no le haria ninguna gracia, era una lastima enemistarse asi, pero tenia de cumplir con su deber, y Richard penso que a pesar de la condicion que habia puesto, seguiria la alianza, aunque seguramente ahora desconfiarian mas en el y le tratarian de ocultar sus actividades.

Escuché atentamente todo el discurso del militar, mi mentón apoyado en mis manos blancas, y mi mirada gris y penetrante fija en el capitán Silverwolf. Absolutamente inmóvil, a excepción de algún parpadeo puntual, mientras el capitán exponía su tesis, para demostrar que mi atención estaba totalmente enfocada a lo que salía de la boca del marine.

Finalmente, me moví, cambié de postura ligeramente. Apoyé los brazos en la mesa de metal, y cogí mis ligeras gafas con suma delicadeza, para a continuación frotar los cristales de éstas con un pañuelito que me saqué del bolsillo delantero de la bata blanca impoluta que llevaba puesta.
No, no necesitaba llevarla; estaba en misión burocrática, por decirlo de algún modo, y no trabajando en mi laboratorio. De hecho, ahora que lo pensaba, era tontería llevarla puesta fuera de mis esterilizados dominios: La bata se mancharía, cogería polvo, gérmenes, y agentes del exterior de mis queridas salas blancas. Era tontería llevarla, debería lavarla de nuevo con esa lejía extrasuave que tanto me gustaba.
Pero, de nuevo, mis despistes típicos de una grande mente que tiene demasiadas cosas en las que pensar se hacían patentes. Y es que, para mí, mi bata era como una segunda piel.

Me contuve. No, el Lobo, tal y como sabía que se le conocía, no era ningún miembro de nuestra Organización. Nunca había sido un simpatizante, y era de esa rara especie en extinción que constituyen los militares que preguntan antes de disparar y se preocupan por el objetivo al que están disparando.
-Bueno, está claro que nadie le pide que usted se una a nuestra causa, Capitán Silverwolf. -dije lo obvio con un tono algo sarcástico. No, nadie se lo pedía, pero reconozco que me hubiera hecho un gran servicio entre mis filas. O pensándolo, aún mejor, entre las filas de mi querido ex-cuñado Dy.
Suspiré. No, no pretendíamos hacer un arma tan destructiva... al menos por el momento.

-Capitán, me alegra informarle para su tranquilidad de que el arma que pretendemos desarrollar no será capaz de producir un genocidio, y espero que tampoco ninguna matanza a gran escala. -tragué saliva y fruncí los labios, igual se lo diría clarito, mis motivos eran puramente prácticos.
-No digo que los de La Organización nos hagamos los buenos, pero también está claro que matar a todos los mutantes no nos es práctico. Verá, hay mutantes que son absolutamente irracionales, y sí, son como una plaga que emponzoña al resto de la cesta, pero... -pensé en Ian con seguridad. -Pero hay otros que pueden ser educados por nosotros, y por supuesto, sus poderes pueden resultar tremendamente útiles en la reconstrucción del nuevo mundo.
Me apalanqué un poco más, en lo posible a decir verdad, en la dura silla metálica. Mucho más incómoda que las sillas metálicas que teníamos en el laboratorio, que eran ergonómicas al menos.
-Así pues, capitán, no debe preocuparse. Al menos por el momento, no pretendemos fabricar ninguna arma de destrucción masiva. Nuestra idea radicaba en encontrar algún compuesto que anulara los poderes de los mutantes, a poder ser, temporalmente; y en, ahora sí, alguna arma que sí fuera mortal. Pero, como cualquier arma normal, sólo los mataría en grupos pequeños: tal y como cualquier arma de las que se encuentran aquí. -abrí los brazos, señalando todo el armamento que nos rodeaba.
-Además, capitán, ¿para qué engañarnos? No tenemos tecnología para hacer un arma de tal poder destructivo. -solté una fría risa. -Apenas tenemos tecnología para desarrollar los compuestos que inactiven los poderes... -me volví a colocar las gafas encima de la nariz, ahora sí, perfectamente relucientes.

Después de haber pasado meses en los laboratorios calibrando el Auricom, finalmente el coronel D´Zelnack dió con la concentración exacta de las sustancias involucradas. Logró estabilizar los niveles de adrenalina y añadió pequeñas dosis de Schizandra clonado y Rhodiola rusa (adaptógenos de alto calibre), logrando la Homeostasis requerida para ser aplicada con éxito a seres humanos. Lo asombroso fue el descubrimiento que logró a partir del Auricom. Invirtiendo los niveles de las sustancias presentes en la vacuna, lograba un potente desestabilizador que bloqueaba el sistema nervioso, inmunológico y cortaba el bombeo sanguíneo al cerebro, con peligro de muerte, algo totalmente radical al original Auricom lo que le abrió nuevas expectativas a la lucha contra los mutantes. Esta variante del Auricom lo llamó Auricom B, aunque la certeza de que los efectos del Auricom B lograsen efectos reales en los mutantes, no era segura.
El ambicioso experimento del coronel D´Zelnack al parecer estaba concretado, sólo faltaba presentarlo al líder científico para obtener su pronta aprobación. Una vez aprobado, faltaba conseguir un huésped y encontrarlo sería más complicado de lo que parece. Estaba seguro de que no se repetiría el suceso pasado, en la que pereció un cabo a manos de la dosis de prueba administrada por el coronel, el reciente Auricom B. Esta vez, estaba dispuesto a todo, incluso a inyectarse el Auricom él mismo. Sus investigaciones estaban alineadas al éxito… Entonces se equipó completamente de comando, calibró su multivisor a termo calórico, enfundo su pistola H&K USP, y armó el pequeño botiquín con las fluorescentes jeringuillas con Auricom y Auricom B.

Entonces se abrió la puerta hermética de los laboratorios y emergió entre el frío vapor desde el interior, ante la expectación de aquellos que circulaban por los pasillos, la impresionante figura del Coronel D¨Zelnack, con su rostro de naturaleza fría, su estampa de guerrero innato y su cibernético multivisor que le hacían parecer un verdadero androide, implacable y sin sentimientos. El asombro colectivo de los que por ahí pasaban era notable, pues muy pocos habían tenido la oportunidad de verlo en alguna ocasión. Los pasos marcados cada medio segundo exacto se escuchaban firmes y marcados al momento que las personas se habrían espacio por el pasillo para no ser víctimas de su mirada humano- robótica.
Caminó por el largo pasillo al momento que repasaba una y otra vez, el deseo de ver los resultados del Auricom y como beneficiaría a todos los escuadrones de seguridad de la Organización. La necesidad de comprobar el resultado de la vacuna, era el objetivo fundamental y más importante en ese momento.

De pronto mientras caminaba por aquel pasillo, su agudo oído percibió una conversación al otro lado de una puerta de un despacho de reunión. Se detuvo y pudo reconocer la voz del Lider Kostova, quien era la persona a quien buscaba con suma urgencia. No vaciló en nigún momento. Dio dos golpes firmes en la puerta, tomó la manilla y entró al despacho.

. Una vez dentro identificó con su visor termo-calórico, tres cuerpos humanos vivos sentados alrededor de una mesa a quienes se dirigió con seriedad y educación. – Buen día Lider Kostova, Señor Stark,- dirigiéndose a Tony- Capitán,-Saludando a Silverwolf. Los repasó uno por uno con su visor.
-Perdonen ustedes mi interrupción en esta reunión pues me presento señores: soy el coronel Enki D´Zelnack, del comando científico militar y acabo de salir de los laboratorios después de meses de investigaciones y experimentos. Y tengo algo que comunicarle al Lider kostova, al parecer también sería bueno que el Señor Stark y el capitán Silverwolf conozcan el resultado de mi larga investigación.-
Desenfundó y puso la caja abierta con las dos jeringuillas con dosis de Auricom y Auricom B sobre la mesa ante la mirada de los personajes ahí sentados.

-Lider Kostova, Seños Stark, capitán Silverwolf, les presento el resultado de meses de ardua investigación, el compuesto que revolucionará nuestras fuerzas de ataque y que es por cierto contribuyen un gran avance a la medicina del futuro. El Auricom y el Auricom B.
Ambas sustancias eran realmente sorprendentes, el Auricom por un lado irradiaba un tono Calipso fluorescente y Auricom B era de un tono anaranjado fluorescente.
Los ojos de Enki miraban fijamente ambos compuestos, al momento que sentía una sensación de ansiedad que aumentaba mientras pasaban los segundos. Lo único que le preocupaba era la opinión del lider Kostova, quien tenía la última palabra. El coronel sabía muy bien que podría existir una oposición por parte de los presentes y que habría desconfianza de que el Auricom no diese resultado, por ello, no dudaba en que si la respuesta del Líder kostova era negativa, se auto suministraría el Auricom para corroborar ante los ahí sentados, el efecto positivo del Auricom.
El silencio se apoderó del despacho y el coronel aguardó respuestas...