Relax, o no. [Paul Jackson]

Necesitaba perderme y pensar en que quería hacer con mi vida, pensar en que bando quería estar. Ya era hora de tomar decisiones y ponerle un rumbo fijo a mi vida, la cual estaba completamente descontrolada, igual que mi cabeza, la cual no dejaba de darle vuelta a los pros y los contras de un bando y de otro. Por una parte les tenía rencor a los humanos por dejarnos aquí y esperar a que el planeta volviera a estar más o menos en calma para volver y mandar sobre la faz de la tierra. ¡Y un cuerno! Ellos habían abandonado este lugar ahora no podían pretender ser dueños y señores de todo esto. Pero por otro lado no podía hacerle daño a humanos, yo antes era igual y por mucho que quisiera... No podría. Quizá sí herirles por defensa propia o cuando la situación lo requiera, pero hacerles morir, eso seguramente no me lo perdonaría. Pero sí tenía claro que si me secuestraban y hacían experimentos conmigo me daría igual los destrozos y daños que hiciera, mi vida obviamente estaba sobre la de todo el mundo.

Llegué al bosque y seguí caminando hasta encontrar un pequeño claro, donde los grandes árboles dejaban ver el cielo entre las copas y podía ver como la oscuridad no tardaría mucho en llegar. Me senté justo en medio, no era una zona muy grande, así que a pesar de no estar entre árboles los tenía a poca distancia. Dejé caer mi cuerpo hacia atrás, quedándome estirada y cerré los ojos. Dejando mi mente en blanco hacía que mi cuerpo descansara, pero poco después empecé a ejercitar los dedos de mi mano derecha, moviéndolos con suavidad rozando el aire que bailaba entre ellos, acariciando la hierba y levantando levemente la mano para jugar con el aire, hice que este corriera entre las ramas de los árboles, dejando sonar una melodía que solo se podía oír en ese lugar, me tranquilizaba ese sonido.

*El Jeep se había detenido a aproximadamente un kilómetro de distancia de esa zona, estaba algo cansado ya, un kilómetro corriendo con el equipo a cuestas no es agradable, había tenido suerte, al pasar por la ciudad de la nada habían aparecido esos bichos supervivientes, por suerte encontré un Jeep, debió de ser del comboy que atacaron hace ya un par de días, cada vez detestaba mas este lugar, era como estar constantemente en Iraq, pero mucho mas difícil.

Al fin me detuve tras un árbol, cargue mi fusil de asalto, sin percatarme en la presencia de nadie y espere tranquilizándome mirando por encima de aquel tronco, no había caído, pero era un árbol, estaba en un bosque, era fascinante, pensé que se irían al garete al llegar el fin, eso explica por que se mantiene el oxigeno, mas o menos

-Siempre ojo avizor señora naturaleza

*Dije sonriente dándole una palmadita al tronco caído donde me ocultaba, solté el fusil y me deje resbalar tomando aire, luego comprobé la radio, nada, demasiado lejos para recibir señal, podría deberse a la perdida de enlaces con los satélites en órbita, los pocos que aun quedaban, no funcionaba ni la triangulación del GPS, perfecto, perdido en mitad del fin del mundo.

-Bueno, de nada sirve lamentarse

*Saque una cantimplora y bebí un poco de agua, luego me despoje del equipo dejándolo a un lado mirando a mi alrededor desde mi posición.

Off; Lo siento, estaba enferma u.u

Entre tanta tranquilidad pude escuchar a alguien que se acercaba, podía tener controlado un gran radio de distancia gracias a que los ruidos quedaban en el aire y podía divisarlos si se acercaban. Miré hacia todos lados y no podía ver nada, pero a los pocos minutos pude observar como un hombre trasteaba con unos cuantos cacharros que no sabía muy bien que eran. Por las armas que sí podía reconocer y toda la tecnología con la que cargaba, podía suponer que era un humano. Suspiré y corriendo me escondí entre los árboles, no quería que me viera, o como mínimo no por ahora. Me acerqué un poco más a él, observando entre los arbustos, pero como sabía que me podría ver si me quedaba tras las plantas dejé correr una gran ráfaga de aire debajo de mí que me hiciera elevarme hasta las ramas. El solo podría ver una especie de remolino si no alzaba la vista, pero ya procuré que no pudiera verme. Seguí inspeccionando su carga, por lo visto la maquinaria que llevaba le iba poco, pues refunfuñaba por lo bajo. Una vez tenía controlado todo me decidí a bajar, podía hacer una entrada triunfal, torpe o normal. Si hacía la primera podría recibir de premio un balazo, pero esquivaría la bala, no ganaría en una guerra contra mí. Sabía utilizar bastante bien mi poder. Salté del árbol, controlando mi caída para que no hiciera casi ruido y me acerqué por detrás en silencio.

- No deberías estar solo por aquí, aun que por lo visto vienes bien armado.

Off: Lo siento lió tremendo en mil cosas, manifa, youtube, examenes... pero ya estoy xD

*Tome aire y cerré los ojos, era un alivio estar en contacto con la naturaleza, no era cristiano, pero rezaba por que aquellos bichos hubieran pasado de largo o no me hubieran seguido, esto era perfecto, la radio no funcionaba, los dispositivos GPS estaban no disponibles, y alguien que pudiera saber donde estaba se encontraba probablemente muerto o a saber que de esas criaturas...

La imagen fugaz de mi padre dándome aquella misión que me había salvado la vida hace ya ni se sabe de tiempo paso por mi mente...

-Padre...

*Susurre suavemente, tome aire de nuevo y los abrí, justo al escuchar una dulce voz de mujer, tense mi mano en el suelo, justo encima de mi pistola, en otra ocasión la voz de una chica hubiera sido una bendición dada mi situación, pero dados los acontecimientos significaban 2 cosas, 1 muerte y 2 dolor.

-Mierda...

*Demasiado cerca para sacar el cuchillo, demasiado desubicada en mi espalda como para pegarla un tiro, estaba como se suele decir, pillado en calzoncillos, así que me relaje, ya que iba a morir no iba a mostrarme desestabilizado.

-Así que ya que has acabado con mi pelotón habéis venido a por mi, y me cogéis por la espalda... menudos valientes sois...

*dije sin girarme y pensando que eran los mutantes de las ruinas quien había aparecido.

Le noté tenso por unos momentos en los que me sentí yo también un poco más nerviosa y atenta a sus acciones, esperando que no reaccionara mal y tuviera que mostrarle con tanta rapidez mi poder. Pero cuando él se relajó pude hacerlo yo también, pero nunca sin apartar la vista de el y sus intenciones, puesto que era humano y daría una puñalada trasera si así se sentía más seguro. Me acerqué más a el hasta quedar delante a unos pocos metros, escuchando sus palabras que me dejaban un poco extrañada. ¿Que los míos habían hecho qué? ¿Acabar con su pelotón? ¿Cuando, donde y como había pasado eso para no enterarme yo? Mi rostro dejó de expresar cualquier reacción para quedarme pensativa y mirando a los ojos del chico, como si ellos me pudieran dar una respuesta. Al cabo de unos segundos en silencio intentando averiguar, sin ningún éxito pues no tenía el poder de ver los recuerdos de los demás, suspiré cerrando los ojos con fuerza y me senté en el suelo, casi dejándome caer. Me apoyé en el árbol que había en frente de él y sin apartar la mirada de él moví su arma hacia un lado, alejándola de su mano. No quería tener que defenderme, tan solo quería hablar.

- ¿Así que los míos han acabado con los tuyos? Pues ya deberás saber que no debes meterte conmigo, podría acabar contigo antes de que cuentes tres -dije en un tono amenazante, pero yo no era así, yo vivía con la duda de a quien apoyar, y no quería que pensara que hoy era su último día de vida- pero no debes sufrir, soy pacifista, se podría decir que a medias... Puesto que si me hacen daño me defenderé -le comenté rebosando tranquilidad, su arma estaba a varios metros de su alcance y no tenía ninguna otra visible, con las demás podría intervenir con más precisión.

- ¿Han muerto muchos? -pregunté curiosa.

*La observe, me causo una cierta incomodidad, era como si estuviera ante un feroz tigre habido de sangre que se comportaba ante un ratón indefenso pasivo y comprensivo, pero que cojones era eso, no, no me había dejado doblegar por juegos mentales en todo lo que me restaba de vida en este cráter sin futuro anteriormente llamado tierra, no, no me había dejado encandilar por esos seres, y esta vez ni esa preciosa cara me iba a engatusar...

La observe sentarse, distraída, mi arma había sido alejada de mi, notaba mis pulsaciones algo estéticas pero con un deje de aceleración, era normal, tenia adrenalina recorriendo mis venas como aquella vez en Iraq, cuando el camión volcó y los insurgentes nos tenían apuntándonos con rifles AK 47... desarmado, indefenso, pero sobreviví, me repuse, y salí de allí, y pensaba repetirlo si hacia falta...

Entonces caí, ella no tenia ni idea de que estaba pasando, así que no todos...

-¿Así que no tienes ni idea de que cojones esta pasando hay fuera? - Sonreí, me hizo gracia -No se si fiarme de ti, los tuyos me han dado muchos problemas, y me han dejado mas marcas a lo largo del cuerpo que una puta guerra de las mas sangrientas que allá pasado y no se cuantos años en una nave a disgusto...

*Me incline hacia delante aun sentado y la observe fijamente

-Me llamo Paul Jackson, Capitán de... bueno, ya no importa y a tus preguntas... si han muerto muchos, 10 personas a mi mando, y me acuerdo de todos ellos...

Claro que sabía lo que estaba pasando, pero hacía ya unos días que estaba absorbida en mis pensamientos y no me enteraba de nada, solo pasaba en las cuevas el tiempo suficiente como para dormir y tener provisiones para no morir de hambre, hacía mucho que no mantenía una conversación con alguien fuera humano o mutante. Suspiré escuchando sus palabras, no entendía por que no dejaban los dos bandos de luchar. Los humanos tenían que aceptar que nosotros habíamos cambiado, si no se hubieran ido del planeta también habrían sufrido cambios, pero como unos cobardes y dejando a gente indefensa ante la catástrofe mundial se habían largado, y ahora los mutantes que habíamos conseguido seguir vivos aquí, adaptarnos a el nuevo mundo y ser parte de él, ellos querían venir a arrebatárnoslo, tampoco lo veía justo.

- Sí se que está pasando ahí fuera, pero no recuerdo cuando fue la última vez que escuché una noticia sobre muerte, así que te preguntaba si era reciente, aun que no había especificado -comenté observando como se inclinaba hacia delante- Yo soy Gwen Le Blanch, y lamento lo que le ha pasado a tus compañeros, pero ya va siendo hora que os entre en la cabeza que nosotros podemos con vosotros y vuestras armas -comenté mientras hacía rodar los ojos. Con nuestros poderes podíamos ser más rápidos, eficaces y mortales que ellos, era una guerra estúpida- Es luchar por luchar, menudos idiotas, podríamos estar en paz y tener una vida normal, dentro de lo que cabe -resoplé algo molesta.

*La escuche, y fruncí el ceño, no debía entender que pasaba, o simplemente cada especie si nos podemos clasificar así, teníamos puntos de explicación distintos, el caso es que fue molesto que me menospreciara, yo había matado a algunos de los suyos, y en una ocasión, con mis propias manos, era un militar, no cualquier colegiala esperando a un bulldozer a la puerta de la escuela.

Tal vez ellos debían de comprender... ¿como luchar contra algo que no es combatible? Si hubiera sido cualquier cosa podría haber dado mi vida por toda la humanidad, pero... era imposible ¿Como no aceptar la misión? ¿Como no buscar una forma de salvarme de la muerte? ¿Quien esperaría supervivientes?... Después de tantos años, los mercados habían ganado... los ricos salvaron sus culos, reconstruyeron una ciudad y vuelven a ser los amos... maldita fortuna...

Algo me hizo salir de mi nostalgia, y la mire frunciendo el ceño con muestra de desacuerdo

-¿Crees que no se lo difícil que sois de matar? Sois unos cabrones resistentes, pero yo también, y me e cargado a muchos como tu. -La dije y continué -No te enteras o no quieres enterarte, no decidí esta mierda, no solo he perdido a buenos críos que creían defender algo justo, he tenido que recoger cachitos de civiles que salían en busca de amistad con los supervivientes... vosotros os comportáis como salvajes, os abalanzáis contra personas descuidadas, niños, familias, vosotros iniciasteis el ataque al aterrizar...

* Recordé a mi padre... la ultima vez que le vi... volví a aquella noche, mi padre, un hombre digno, un militar apunto de jubilarse, su ultima misión, podría descansar, y regresar al planeta con el deber cumplido, solo tenia que ir y... matar a Bin Laden... en cambio sabia que solo viviría una década o 3 mas en este nuevo mundo si es que lo veía... en su lugar me la dio a mi y esa carta... el Hammer que me llevaría a la nave... la gente queriendo entrar... maldita sea... no merecía morir nadie...

Coloque mis manos en mi nuca, mi maldita conciencia me seguía jugando malas pasadas, tenia que haber mutado o muerto como les paso a muchos... en su lugar corrimos y seguimos a los gordos que esperan resultados nefastos de nosotros... otra vez....

-Y con eso no justifico ni mis acciones, ni las de nadie... que cada cual responda en su propio juicio de sus pecados... pero, vosotros tenéis rabia de que algunos nos fuéramos, ¿Y que queríais? ¿Que muriésemos como hicieron muchos? Me marche por impotencia, no me gusto dejar a mi padre en la estacada, era lo único que me quedaba de familia... no tienes ni idea de lo que muchos tuvimos que sacrificar y dejar atrás... no había pruebas de que quedase nadie... soy un soldado... si pudiera... si pudiera haberos salvado a todos ten en cuenta que lo hubiera echo maldita sea, ese es nuestro lema, servir y proteger... joder... solo hago mi puto trabajo, pero parece que vosotros cazáis humanos por gusto profesional...

* Parecía que intentaba justificarme a mi mismo lo que había echo, no me había dado cuenta de que no le estaba respondiendo a ella nada, sino a mi mismo, entonces me calle y mire al suelo, suspire, y mantuve la calma

-Lo siento...

Escuché atenta todo lo que Paul tenía para decirme, estaba soltando todo lo que tenía guardado para el desde hacía tiempo, o como mínimo esa era la sensación que a mi me daba, que debía desahogarse y lo había hecho conmigo... Seguramente no había tenido el placer de hablar con nadie como yo, simplemente les veía y a luchar con ellos. También era verdad que los míos también atacaban a los humanos al verles, pero esa situación la provocaban ambos bandos. Por suerte había gente que formaba parte de Eirene y pensaba más o menos como yo, tendría que hacerles una visita pronto.

- Si os fuisteis de la tierra y nos dejasteis en medio de la catástrofe, creyendo que erais superiores a los demás, no podéis llegar de nuevo aquí con la intención de mandar sobre todas las cosas de nuevo, hemos evolucionado, mutado como nos llaman... Quizá tu no querías irte de la tierra, pero lo hiciste y ahora nos ves como el enemigo, nosotros tenemos razones para sentir rencor hacia vosotros, nos abandonasteis aquí pensando que todo iba a acabar, que íbamos a morir y aún así a muchos de vosotros no les pesa la conciencia por nada. Supongo que tu eres diferente, pero si es así, si tu no nos querías abandonar aquí ¿por que narices estás atacándonos ahora pudiendo ayudar por que haya paz? -le solté una parrafada tal y como pensaba las cosas, no lo entendía, me estaba diciendo que él habría hecho cualquier cosa por ayudar a los habitantes de la tierra pero ahora los estaba matando. No por ser diferentes teníamos por que morir- Entiéndenos, tu defiendes tu especie, nosotros la nuestra...

Suspiré y apoyé la cabeza en el árbol, mirando la copa de este que se movía por el vaivén del viento. Yo no estaba dispuesta a atacar a los humanos, al fin y al cabo yo era como ellos pero con un don, ¿querían pensar que era un ser extraño? ¿un mutante? Allá ellos, yo no quería luchar por que nuestra raza tenga el poder sobre los demás, yo quería luchar por la igualdad- Pero ahora puedes estar tranquilo, relájate, no pienso hacerte daño ni espero que tu me lo hagas... Es más, quizá te acompañe hasta donde estés seguro por si encuentras a alguien como yo poderte defender -clavé mi mirada en la suya- espero que cambies tu forma de pensar después de esto, no me gustaría que te hicieran daño -ni que él hiciera daño a los míos, pero tampoco tenía mucha relación con todos ellos, mi forma de pensar me distanciaba de muchos.

*Aun absorto en mi mente la escuche, era una idealista, eso hizo que me relajara, siempre me lo habían dicho, en Iraq, en Afghanistan, el Libia, incluso al llegar, "Jackson, eres un idealista, deja de llenarte la cabeza de pájaros, ellos el enemigo, tu el super héroe americano, venga, y punto" siempre, al fin y al cabo, cuando creces tienes que madurar y cuando cumples la treintena y rozas los 40 sabes que no puedes seguir haciendo lo que esta bien, puedo considerarme afortunado, me he conservado bien, debe ser los genes de mi viejo, el combatió en activo hasta que esta bola de gas se fue al carajo.

No la respondí, no quería excusarme, tenia razón, había sido un cobarde, se me ofreció una oportunidad, pero podía rechazarla, no era legitima, no era mía, era de mi viejo, mi viejo era el que tenia que seguir vivo, no yo, o no como conozco la vida por lo menos...

Escuche sus palabras y decidí responder tras mi pesado silencio de pensamientos.

-Gwen... ¿Verdad? -Comencé - Me recuerdas a alguien que conocí una vez... antes, antes de toda esta mierda, el crió nos aseguro que nos llevaría, que nos dejaría mejor que en el cielo... Bagdag, las 10:00 PM, Abdul Samir, así se llamaba, 14 años, acabábamos de perder comunicación con todo el mundo, plena misión del golfo 2... se ofreció, y aceptamos, de aquellas era Sargento... en una calle cerca de la ZA nos abordo un grupo de milicianos, nos apresaron... el chiquillo se excuso, les intento convencer... no tenia por que, era como ellos, podía irse, dejar a los extranjeros tirados, pero era como yo, y como tu... un idealista, todo podía solucionarse con palabras... ese hijo de puta le metió una desert eagel dorada en la boca... y el muy cabrón le cerro la boca... para siempre... - baje la mirada, de entonces no daba las ordenes, ahora si, y no la pondría en peligro, no me quedaría quieto ante otro Abdul, no...

*La mire y tome aire frunciendo el ceño, me no entendía como esa muchacha me estaba sacando esa clase de información personal sin ni siquiera habérselo planteado, pero tal vez era eso... necesitaba hablar con alguien que no fuera un fanático, alguien que hubiera sufrido esta mierda y que no intentara arrancarme la cabeza.

-Me fui dejando morir a mi padre en esta mierda de gas humeante por que no pensé que tuviese otra opción... se lo debía, el estaba protegiéndome, no podía rechazarlo... cuando le volamos la cabeza a Bin Laden... me gane el puesto de capitán en la barcaza, La Organizacion le gustaba hacer las cosas a su modo, "pacificar" el planeta, devolverle la antigua mierda... no puedo mentir, estaba a favor, cuando me entere que existíais me sorprendió, pero cuando comenzaron a llegar noticias de gente muerta en los primeros contactos... no me lo tuvieron que explicar, tenia que impedir que matarais a mas civiles, pero jamas pensé que no fuerais animales, me lo plantee como una caza y no como una exterminacion... -Mire el suelo y tome aire -Antes del embarco no quería pensar en ello, pensé que se salvaría el mundo en general... pero que ridiculez.... los gordos a los que defiendo en su momento no miraron mas que por sus culos ¿Como pude confiar que cambiarían para mejor entonces?...

*Levante la cabeza mirándola a los ojos, me sentía como si me confesara antes de morir, y tal vez es lo que hacia, entregar mis secretos, mis mas oscuros lamentos a alguien antes de que un salvaje me rajara el cuello, o una bala perdida, una granada, una explosión, un derrumbe o simplemente el agotamiento...

Mientras yo hablaba le veía como iba poniendo atención, pero después la perdió y se volvió a colgar en sus pensamientos y se quedó todo en silencio, tan solo se escuchaba el cantar del viento entre las hojas de los árboles, no quería interrumpirle pero tampoco quería quedarme callada, quería saber que pensaba de lo que había dicho, si creía que tenía razón o me replicaría una vez más. Esperando una reacción por su parte empecé a jugar de nuevo con el aire, formando pequeñas corrientes que pasaban sobre la hierba, haciendo que esta se moviera. Una vez volvió al mundo preguntó si mi nombre era Gwen, afirmé con un ligero movimiento de cabeza y le dediqué una pequeña sonrisa, se había acordado, como mínimo un poco de atención me había prestado. Entonces me empezó a contar la historia de un chico de 14 años llamado Abdul, el pequeño murió plantándole cara a los mismos que querían matar a Paul y los demás militares. Se podía notar cierto dolor en mi rostro, pues no podía imaginar quien podía matar a un niño pequeño de esa manera. Decía que yo me parecía a él, por un momento pensé en que yo también acabaría muerta por los míos. Y todo era posible, pero si no moría por manos de mutantes lo hacía por manos de los humanos. ¿Cual sería la muerte más digna? Ninguna me parecía bien.

Después de bajar la mirada arrepentido por no hacer nada en su momento volvió a mirarme a mí y frunció el ceño. Suponía que se le hacía raro que yo fuera una idealista, como el decía, y que no estuviera intentando matarle. Odiaba lo que estaban haciendo los demás, mutantes y humanos, como podían tener tan poco corazón. Paul siguió hablando y parecía arrepentido de haberse ido, o esa era la sensación que me estaba dejando ver ahora. Habló de cacería, como si fuéramos animales salvajes... ¿Así nos ven? ¿Como animales...? Suspiré cuando dejó hablar, me levanté del suelo y me acerqué a él lentamente. Me senté a su lado y esperé que me mirara a los ojos para retenerle ahí la mirada.

- Tu vida siempre se ha basado en matar a gente "mala" -hice las comillas con los dedos- para proteger a los demás, a los tuyos... Pero nunca has pensado en como te ven ellos, también te ven como el malo que asesina a su gente -hice una pequeña pausa y seguí hablando sin apartar la mirada de la suya- ¿Te dolieron las primeras muertes humanas en la nueva Tierra? A nosotros nos dolió ser la última mierda del mundo en el momento en que las naves despegaron, nos dolió perder a nuestra gente, nos costó sobrevivir entre tanta catástrofe... Pero dime, ¿no soy igual que tu? ¿No tengo aspecto de humana? No somos monstruos, ni animales -me reí negando con la cabeza, me parecía una estupidez que pensaran eso- somos humanos desarrollados, nos hemos adaptado a la nueva forma de vida, ¿no es así como ha cambiado la tierra a lo largo de los siglos? Vosotros debéis aceptarnos y nosotros tenemos que dejar de lado la rabia que nos da que estéis de nuevo aquí como si nada hubiera sucedido.

Dejé de tener contacto visual directo con él para mirar el bosque, estaba oscureciendo, a mí eso no me importaba pero quizá en las naves ya se preguntaban el por qué no volvía. Suspiré una vez más, alargando mi mano para atraer hacia mí el arma de Paul, dejándola a un par de centímetros de mí. Agarré la mano del chico mientras paseaba mi mirada por su rostro, esperando que no pensara que le iba a hacer daño, y la coloqué con la palma mirando el cielo. Agarré su arma y la coloqué sobre ella- Tu podrías ayudar a que esto cambie o a que el mundo siga con este caos continuo, si no, hasta que no muera toda una raza no acabará la guerra... Y pueden pasar años hasta que eso suceda, muchos... -solté el arma y su mano con delicadeza, no dejando de controlar el gatillo por si se le cruzaban los cables en un momento u otro.

*La observe y vi como se colocaba a mi lado, como me miraba, como sostenía mi mirada y me hablaba, la preste atención, nunca me lo había planteado así, solo hacia lo que debía, a lo que fui entrenado, patriotismo, ira, rabia, todo vinculado por los mismos, terroristas que azotaban nuestra nación, pero ¿A que precio? no era distinto a ellos, ellos azotaron nuestra nación matando civiles, y nosotros les buscamos como perros llevándonos por delante a montones de civiles...

Comenzó a exponer el tema actual, y recordé esa imagen de despegar, observar como la hora llegaba, como el fin se acontecía ante mis ojos a una distancia segura... en un instante me vinieron a la mente todas las almas que pesaban en mi conciencia, sus rostros, antes no recordados, disparos en la cabeza, mutilaciones, achicharramientos... familias enteras, hermanos, ancianos, asilos, hospitales... la guerra era cruda, y no me enorgullecía de muchas acciones, pero... ¿Que podía hacer yo? Era solo un soldado, obedecer, servir y proteger...

La observe, había visto a muchos de ellos transformar su cuerpo, pero ¿Que era lo que nos obligaba a enfrentarnos a ellos? ¿A no buscar diplomacia? El miedo... ese sentimiento había marcado en el ser humano cada resquicio de su ser, no digo que nunca allá tenido miedo, pero no hacia nadie, ni siquiera antes de morir, no siquiera cuando todo parecía perdido, si por mis compañeros, miedo si por la situación, pero jamas hacia nadie, no podía temer a alguien que era igual que yo.

No me percate hasta que corto el contacto visual, la noche se echaba en cima, la tercera noche lejos de la nave, a estas alturas ya me darían por muerto, suspire, no hay recuerdo para los caídos, no hay tiempo para el pasado... ni los mas grandes serán recordados, ni los mas jóvenes serán llorados, solo existe el futuro, ese parecía ser el lema que marcaba la nave a los ciudadanos.

La preste atención, sujeto mi mano, me cogió por sorpresa al verla con mi arma, pero me sentí bien, confiaba en ella, era extraño, nunca había que fiarse de el enemigo, pero me fié, y no me confundí, me devolvió el arma, sonreí y coloque el seguro suavemente, no quería que se disparara, la escuche y la mire.

-Y que puede hacer yo... no soy científico, ni político, mi única herramienta de trabajo son esta pistola, mi rifle y tecnología punta, ¿Como puedo detenerla? No soy un super héroe, y si me negase a luchar me encerrarían por traidor... sin contar con que a estas alturas ya no soy ni siquiera ciudadano vivo, 3 días fueras sin señal se te considera muerto, es prácticamente imposible sobrevivir tras las lineas enemigas... protocolos de actuación, no hay comunicación, no hay señales, no hay nada...

*suspire y apreté mas el mango de mi pistola mirándola, para volver a mirar a la mutante

-Me duele ver como caen los míos, tanto de un bando como de otro, pero no soy pacifista, y no me dejo matar... "La Organizacion" es clara, pacificar, pacificar y pacificar... no se si vosotros tenéis organismos así, pero esta es la que mas manda respecto a nosotros... colaborar con los mutantes traición... ¿Pero a que? Soy estadounidense... y en esta maldita pangea no reconozco siquiera donde estaba mi casa... ni donde están los restos echos polvo de mi padre por lo menos para llorarlos... así que dime ¿Que puede hacer un simple soldado?

*Afloje la presión sobre mi arma y la mire, estaba perdido, no sabia que hacer, por primera vez en mucho tiempo, estaba confuso, respecto a mi valía...

Observé como le ponía el seguro al arma que le acababa de devolver y sonreí yo también, no le había notado nervioso mientras yo la tenía en la mano, así que por que iba a estarlo yo cuando la tenía él. Su actitud había cambiado desde que había llegado a aquí hasta ahora, había pasado poco tiempo, pero suponía que el poder hablar con un mutante y saber como nos sentíamos nosotros le había ayudado a cambiar un poco más su mentalidad. Había confiado en mí, en su enemigo, en una chica de la raza a la que estaba matando sin rencor. Eso la verdad es que decía mucho de él, como mínimo no se había cerrado en banda y estaba dejando ver su lado más salvaje, como hacían muchos. Paul tenía suerte, si no se hubiera encontrado conmigo, se hubiera encontrado con cualquier otro de mi especie y podría ser que otro mutante sí que le hubiera atacado sin pronunciar palabra alguna y además por la espalda. Pocos pacifistas como yo habían por este nuevo mundo y eran veces contadas las que te encontrabas con ellos, fueran del bando que fueran.

Suspiré al escuchar sus preguntas, quería saber que podía hacer él para cambiar esto. Me encogí de hombros y puse una mueca- Yo tampoco sabía como ayudar a la Tierra, pero tu me has dado confianza para hablar contigo e intentar que cambie algo tu forma de pensar… Quizá eres un simple soldado, pero eres una gran persona -dije con una sonrisa tímida. No estaba segura de como reaccionaría Paul ante lo que iba a hacer ahora, pero realmente necesitaba hacerlo. Acorté las distancias y rodeé su cuerpo con los brazos, haciendo que el pasara uno de sus brazos por detrás de mi. Apoyé mi cabeza en su hombro y le apreté con suavidad. Necesitaba un poco de contacto humano, y él me había dado bastante confianza. Cerré los ojos y suspiré- Lo siento, pero me siento bastante sola -comenté en un susurro, le miré de reojo antes de volver a cerrar los ojos y seguir hablando- Yo nunca tuve padre… Bueno, si tenía, pero nunca me trató como su hija. Vivió cinco años en Londres mientras yo vivía en Lyon, eso está en Francia -le aclaré por las dudas- cuando yo tenía cinco años y ya se palpaba el miedo en la tierra, mi padre volvió por que mi madre no dejaba de insistirle que lo hiciera, pero seguía haciendo como si no tuviera hija. Tenía ya seis años cuando un huracán que pasó sobre Lyon se llevó la vida de mi madre, y poco tiempo después mi padre me abandonó en un edificio destrozado entre la multitud asustada… -un par de lágrimas resbalaron por mis mejillas, mi voz sonaba apagada, no me gustaba recordar la soledad que sentí- He pasado el resto de mi vida sola, diez años sobreviviendo a esta mierda sin nadie a mi lado…

Respiré hondo, agarrando todo el aire que podía tener en los pulmones y lo solté de golpe, aguantando las ganas de romper a llorar.

*Cuando comenzó a hablar no pude evitar una sonrisa, era agradable sacudirse el polvo y sentarse plácidamente, sin gritos, sin balas a tu alrededor, sin el peligro constante de un ataque, podía afirmar por primera vez en 20 años que me sentía... bien, sin preocupación alguna, respecto a que me atacasen, respecto a esquivar balas, respecto a disparar mi fusil automático...

Note sus brazos, y su cabeza sobre mi hombro, no me sobresalte, simplemente me mantuve inmóvil, dejando que se acomodase, note su melena dorada resbalar por encima de mis protecciones traseras de mi espalda y su cabeza sobre mi hombro, me pareció raro, pero no dije nada, y entonces comenzó a hablar, se sentía sola, la verdad, no me lo había planteado, no había tenido tiempo incluso antes de esta mierda, hacia mas de 28 años que no recibía un abrazo de necesidad, el ultimo me lo dio mi madre con 10 años, o mi tía, en el entierro de mi madre, no me acuerdo bien...

Cuando dijo aquellas palabras de inicio baje la mirada hacia el suelo y apreté mis dedos sobre su brazo, para hacer acto de presencia, no es que me compadeciese, simplemente, me sentí un poco identificado, mi juventud no la recuerdo de color del rosa, pero tenia un padre y una madre al principio... yo ya estaba criado, era capitán y todo, ella era una cría, que a pasado sola 10 años de su vida, unos 19 o 21 le echaba, no pude evitar sentirme culpable, con cada palabra que dijo me apeteció menos regresar a la "civilización" y dejarla hay sola...

Cuando note su temblor la abrace con mis dos brazos para darla calor humano y sonreí mirando al frente, tal vez...

-No me acuerdo muy bien de como fue mi niñez, dicen que los momentos duros se acaban olvidando y solo te quedas con el recuerdo, con el buen recuerdo... así recuerdo a mi madre, murió cuando aun era un crió... era una mujer estupenda... mi tía le culpo de su muerte, aun que no creo que fuese el, solo buscaban justificación... mi madre enfermo antes incluso de que sucediera esto... -Dije con calma -Mi padre tras eso se volcó de pleno en su carrera militar, era un Ranger, todo una eminencia, no le gusto que me alistara en los Marines, pero a mi me gustaba mas ver mundo, y valla si lo vi... una vez por semana quedábamos en la vieja casa para recordar y disfrutar de una cena... los pecados de nuestros padres... solía decir, se refería a como la sociedad había evolucionado a peor, por culpa de algunos antecesores, yo me reía y hablábamos del trabajo... -Suspire y mire al suelo -Cuando me dio la oportunidad de vivir y dejarle aquí... no me lo perdone, pero ambos sabíamos que era lo mejor... -Sonreí mirándola - Pero bueno, en el nuevo mundo todos somos huérfanos, incluso los mas ricos...

*Mire la luna que comenzaba a salir y sonreí de nuevo, me sentía seguro.

Sentí su brazo y como apretaba el mío con su mano, dándome un poco de apoyo. Yo no buscaba el dar lástima, no quería darle pena y ni lo pretendía, yo solo quería desahogarme un poco con alguien y había sido él el único que me había dado pie a poder hacerlo con total calma y sinceridad. No sabía muy bien las razones, pero necesitaba un abrazo de Paul. Quizá era por que me sentía a salvo con él, entre sus brazos, en ningún momento de los que había pasado aquí hablando con él había pensando en que podría llegar alguien, de un bando u otro, a arrasar con todo lo que se le pusiera por delante. Tenía claro que si era uno de los míos defendería a Paul, si era un humano... Quizá debería huir, no quería hacer daño a nadie y menos a mi nuevo... ¿Amigo? El cual podría sufrir también daños si me defendía con mi poder y si lo usaba de forma descontrolada.

Sentí como su abrazo me envolvía más y me sentí aun mejor. Entonces le miré de reojo mientras él empezaba a contarme sobre su infancia. Comentó que su madre murió cuando él era pequeño, bueno, algo en común teníamos. Estaba segura que era una buena mujer, Paul no sería tan buen hombre sin alguien que en algún momento de su vida le enseñara a ser así. Las guerras y las muertes que él había presenciado estaba segura que lo había hecho sin pensar en los demás. Solo en él y en su ejército, en su familia, sin pensar en la de los hombres que morían por sus armas. Cuando empezó a hablar de su padre pensé en como habría sido mi relación con el mío si él me hubiese tenido más aprecio. Él como mínimo tenía un padre que le quería y que había dado su vida por salvar la de su hijo, el mío salió corriendo cuando pensó que podía salvarse.

"Pero bueno, en el nuevo mundo todos somos huérfanos, incluso los mas ricos..." Sí, pero los ricos solo pensaban en ellos, eran unos egoístas... Por eso mismo eran "ricos". Suspiré me acomodé, quitando de en medio un par de cacharros del cuerpo de Paul que me molestaban, los dejé a su lado para que los tuviera a mano por si ocurría algo que no deseaba. Una vez cómoda empecé a hablar casi en susurros- Gracias por lo de hoy Paul, hacía mucho que no me sentía tan a gusto con otra persona ni conmigo misma -era cierto, en estos momentos no quería moverme de ahí- creo que te echarán de menos en la ciudad, deberías volver -musité, no quería que se fuera, pero tampoco quería traerle problemas- te echaré de menos mientras estés ahí, prométeme que algún día volverás a verme... -le miré con una sonrisa en el rostro, pero juraría que se veía lo falsa que era, ya que estaba triste por que no quería que se fuera.

*La escuche, se sentía a gusto con mi presencia, era raro, es decir, si, tendría que dar seguridad, para eso servia, para eso servían tantas armas, para eso sirve tanto dolor y destrucción, pero cuando ves al enemigo a los ojos, y no indefenso, sino simplemente razonable, y amistoso, y te das cuenta lo equivocado que estabas, te das cuenta en algo ¿De verdad estas en el bando correcto? Es decir, era humano, pero ¿Es Estados Unidos? No, ¿Es mi familia? No, ¿Entonces por que lucho, por que cada noche un pez gordo hunda sus grasas en una cama cómoda? ¿Lucho para que mis hermanos humanos duerman en los pasillos de la nave? ¿En las frías calles de la ciudad? ¿Que se a solucionado? Nada...

-¿De menos?... - Mire a mi alrededor abrazándola, los arboles, la hierba fresca, la brisa y la luna, ella... - Mi padre en una ocasión me dijo, lucha para defender a tu patria, a tu nación, a tu familia... eso significa ser un soldado, servir y proteger... y ten en cuenta una cosa chico, si lo que aras valdrá la pena, por que tu encajaras las balas, pero serán otros que se atribuyan las medallas... -La sonreí y durante un segundo me mantuve en silencio... - Y creo que hay alguien aquí que me necesita mas que un puñado de obesos, y una familia a la que proteger -La sonreí de lado fugazmente y la di unas palmaditas suaves en el hombro mientras la tenia aun abrazada, tenia miedo de que se resfriara. -Así que supongo que si a ti no te importa te are compañía

No entendí muy bien lo primero que dijo, algo de su padre y que si tenía que hacer lo correcto, pero yo estaba pensando en donde iría después de dejar a Paul cerca de la civilización para que ningún mutante pudiera hacerle daño. Me molestaría bastante que el sufriera por culpa de algún mutante, yo intentaba que cambiara de opinión y los demás se dedicaban a luchar y a matarse entre si. Tampoco sabía que sería de mí si me vieran con él, pero ahora tenía claro hacia donde se había dirigido mi vida. Eirene. No esperaba luchar contra los mutantes y tampoco contra los humanos, así que tendría que unirme a ellos para seguir reuniendo a gente que quisiera la paz entre razas.

Cuando dejé mis pensamientos de lado y volví a centrarme en lo que decía Paul me quedé perpleja. Primero no sabía como reaccionar, así que me quedé ahí parada entre sus brazos mirándole a los ojos. Después se formó una enorme sonrisa en mis labios y me lancé a su mejilla para besarle una, dos y hasta tres veces seguidas. No podía creer que se quedaría conmigo- Sí, sí y sí quédate conmigo -le dije bastante emocionada, y por culpa de esto no me enteré que se me había descontrolado el poder y se empezó a formar un pequeño remolino en el claro que no veía por los árboles- No me lo puedo creer, ¿en serio? No me mientas -casi se salía el corazón de mi pecho, tener compañía después de tanto tiempo era una de las mejores noticias desde hacía... Muchísimos años. Le abracé con fuerza y entonces fue cuando pude ver el destrozo que acabaría haciendo si no me controlaba. Me aparté unos centímetros de él y mirando hacia el claro empecé a respirar hondo, llenando mis pulmones de aire y soltándolo con tranquilidad- Gwendoline, relájate... Relájate... -No le dirigí ni una mirada a Paul por que podría volver a perder el control otra vez, estaba feliz, muy feliz. Una vez me calmé y abrí los ojos para observar como estaba el claro habían un par de árboles medio caídos y algunos sin hojas. Vaya, la que había liado en unos minutos. Suspiré y miré a Paul, esperando que no le hubiera asustado ni mi reacción ni la del viento.

* Sonreí ante su reacción, me gusto hacer algo de bien entre tanto mal, ademas, me serbia como redención a mis actos, y también como una forma de ayudar, para eso había seguido los pasos de mi padre, note como el viento se comenzaba a levantar y la emoción de sus actos, lo cual me produjo una risa suave, no esperaba que pudiera ser tan importante para alguien que alguien como yo estuviese hay para lo que fuera.

Mire hacia el suelo un segundo pensativo, si yo estuviera solo, y alguien apareciera así en mi vida seguro que también me gustaría, aun que si soy sincero ahora me sentía no menos culpable que antes, pero con mas fuera de soportar mi propia carga, la mire tras su pregunta y asentí para que se cerciorara que no era algo dicho al azar.

Después observe su reacción, separarse y el descontrol que causo, tras ver como se calmaba y demás vi que me miro, no estaba asustado, sino me produjo una risa que intente frenar apretando los dientes, me sentía feliz después de tanto tiempo, me había echo gracia aquella ventolera y no pude aguantarme el comentario -Menudos aires que tienes - bromee y seguí riéndome por lo bajo, después la mire sonriente -Pensé que dominabais al 100% vuestros poderes, bueno, no pasa nada, si hay problemas yo me encargo -dije para guiñarla un ojo sonriente

Cuando le miré empezó a reírse y eso provocó mi risa también, me alegraba ver que no se había asustado con lo ocurrido, es más, estaba bromeando. Me acerqué a él y le di un pequeño golpe en el hombro- ¡Eh, cuidadito conmigo! -le miré desafiante por unos segundos y después volví a reír. Sí que estaba contenta, mucho, y todo debía agradecérselo al soldado que había decidido hacerme compañía.

Cuando habló sobre los poderes puse una mueca y me encogí de hombros- Bueno, no todos controlamos a la perfección nuestro poder, además estos van atados a nuestros estados de ánimo, si una persona está muy emocionada o asustada ocurre esto, el poder se descontrolada y tienes que relajarte para no hacer destrozos. Pero eso nos ocurre a todos, incluso al más poderoso, yo pasé unos años sin poderes mientras los demás sí que los tenían, fue un pequeño trauma, pensaba que sería la rara del lugar -comenté riéndome de nuevo- Pero sí que puedo controlarlo y es muy útil y divertido a la vez -había hecho muchas locuras con él, hasta desafiar a la gravedad y poder volar como si fuera un pájaro- Cuando quieras te hago una pequeña demostración de lo que soy capaz... -miré hacia el claro del bosque- Pero algo que no pueda destrozar nada, claro -comenté mientas observaba ese pequeño destrozo que había causado a la madre Tierra.

Me acerqué a él y le miré a los ojos, hacía mucho que no sonreía con tanta sinceridad- Juntos seremos muy fuertes, estoy segura que todo acabará bien -le dediqué una pequeña sonrisa. Yo me sentía a salvo a su lado y suponía que él también, por separado habíamos demostrado ya nuestra fuerza, pero con los dos juntos no podría nadie. Él no se dedicaría a matar, no le dejaría, pero si nos atacaban no le diría que no a que pudiera herir, sin causar demasiados daños, a alguien... Primero estábamos Paul y yo, después Eirene y por último aquellos que no querían la paz. A esos a los que poco a poco tendríamos que traerlos a nuestro bando.

*La mire y me levante de mi posición para que no se me entumecieran las piernas y recibí aquel golpecito de ella, me miro desafiante antes de reír, sonreí junto a ella al ver que no se lo tomo a mal, empezaba a anochecer, deberíamos montar un puesto si queríamos continuar sin congelarnos, eso era lo que tenia en mente

La escuche hablar, mientras hablaba recogí mi equipo y me lo coloque de nuevo, después sonreí mirándola, se había sentido un bicho raro entre los suyos si no supiera dominar su poder, pues junto a mi se sentiría superior, por que yo no tengo ninguno, aun que no me hacia falta, suspire y pase mi mano por mi cabeza cerrando los ojos

Cuando los abrí la observe mirándome de cerca, cuando me sonrió la respondí con otra sonrisa, mire en dirección por donde había venido yo y suspire

-Espera aquí, tengo algo en el jeep que seguro nos ara falta, aun que ese cacho de hojalata ya no sirva si su equipación, espera aquí...

*Camine mis pasos y cogí una caja grande bajo una lona y volví con ella, la deje caer a plomo en el suelo y suspire

-¿Sabes de algún lugar cercano donde podamos dormir, traigo mantas, nos resguardaran del frió de la noche, en el jeep se habían puesto para ocasiones limite en tundra helada, así que prácticamente dormiremos sin frió incluso en el mismo polo norte

*dije sonriendo

Cuando volvió a abrir los ojos y me devolvió la sonrisa me tranquilicé. Tenía la sensación de que todo esto estaría bien ahora que tenía compañía. Afirmé con la cabeza cuando dijo que esperara ahí y le observé entre los árboles como agarraba una caja grande y al parecer pesada y la traía hacia aquí. Cuando la soltó cayó con fuerza en el suelo y pegué un pequeño bote. Ahora la llevaría yo hasta las cuevas que estaban cerca, por suerte allí no vivía nadie, así que no tendríamos problema. Se cruzó por mi mente la idea de llevarle al pueblo mutante, pero si se enteraban de que había un humano en sus calles le matarían cruelmente. Así que, no podía volver a las cuevas subterráneas con él, pero sí podría ir a por cosas útiles y necesarias, comida y de más.

- Pues sí, no se muy bien la distancia que hay de aquí a las cuevas más cercanas, pero diría que no más de media hora a pie. Podremos dormir seguros allí, como mínimo esta noche, quizá mañana podamos buscar algo mejor -miré la caja y alcé una ceja- de la caja me encargo yo -dije mientras la agarraba y la alzaba sin ningún problema, jugar con la gravedad era uno de mis hobbies más entretenidos. En realidad no hacía nada extraño, solo creaba un bucle de aire bajo la caja que la elevaba constantemente. Podría dejar que fuera sola, sin llevarla yo en las manos, pero prefería hacerlo así pues no requería tanta concentración- Debemos empezar a andar ya, si no se hará demasiado tarde y no podremos ver más allá de nuestros pasos -comenté mientras me ponía en camino hacia la dirección opuesta al Jeep de Paul.

*La observe y preste atención a lo que me dijo, una cueva, perfecta, solo una entrada, piedras con las que atrincherarse y cobertura de fuego rápido, me parece bien, ademas, nos resguardara de las inclemencias, es fría y húmeda pero siempre mas cálida que una lluvia repentina, o nevada o sabe dios que.

Observe como cogía la caja, me quede impresionado y sonreí tras ver el truco, me costo pero era digno de admirar -Estas fuerte -Afirme bromeando y me coloque delante encendiendo la linterna de mi fusil de asalto

-Iluminare el camino, te sigo, si hay problemas, busca cobertura y escóndete, espera a que te avise ¿Ok?

*Tras eso me puse en camino siguiéndola enfocando sus pasos con la linterna del rifle

Bromeó sobre mi "fuerza" y rodé los ojos mientras se esbozaba una sonrisa en mis labios. Si estaría bromeando sobre todo lo que veía en mí no acabaríamos nunca, pero eso ahora no me importaba ni me daba problemas, es más... Me alegraría de tener a alguien con quien compartir las locuras que hacía o que me pasaban por la cabeza. Hacía tanto tiempo que no dormía acompañada que estaba hasta nerviosa, ansiosa por saber como acabaría todo. Empecemos a caminar y enfocó con la linterna de su rifle por donde pisaban mis pies, comentó que si pasaba algo debía esconderme y esperar a su aviso.

Chasque la lengua y negué con la cabeza- Oh venga, no me tomes el pelo... Soy igual de fuerte que tu, ¿crees que te dejaría defendernos solo? No me esconderé si no se cumplen los siguientes requisitos: Primero, debe ser un humano. Segundo, el humano no debe haberme visto. Tercero, que no tenga intención de atacarnos. Cuarto... Bueno, con eso me conformo -comenté mientras seguía el camino hacia las cuevas. Yo no me quedaría parada si un mutante o un humano con intención de atacar a cualquiera de los dos rondaba cerca. Si Paul se pensaba que me quedaría quieta, me escondería y no diría nada hasta que el peligro pasara lo llevaba claro- No por ser una mujer y además joven quiere decir que necesite que un hombre me defienda, no te dejaré solo te guste o no -le miré de reojo y le sonreí, esperando que no rechistara sobre el tema.