Noche oscura, fría y sin luna
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Noche oscura, fría y sin luna
Ivayne llegó al fin a su destino. El bosque estaba silencioso y oscuro, los animales estaban en sus respectivas madrigueras y por allí no se oía ni el zumbido de una mosca. Por otra parte era una noche sin luna, lo que daba una sensación tétrica a la escena. A ella nada de eso le importaba. Tenía armas de sobras para luchar contra la oscuridad. Contra casi cualquier cosa, en realidad.
No tenía motivos para estar allí, y de hecho no era nada recomendable estar paseando por el bosque sola y en plena noche, pero era el único lugar en el que realmente se sentía libre y donde podía pensar con claridad. Además, intentaba convencerse a sí misma, no estaba tan lejos de la Ciudad. Unos cuantos kilómetros. Corriendo podía llegar allí en menos de quince minutos, y por suerte conocía el bosque como la palma de su mano.
Se adentró lo suficiente como para perder de vista la linde y trepó un árbol para sentarse en una rama baja con la espalda apoyada en el nudoso tronco. No estaría a más de un metro del suelo, pero no había escogido ese sitio como base estratégica, simplemente le había parecido cómodo. Se encogió como una bola sobre la rama y apoyó la barbilla en sus rodillas. Hacía frío, podía notarlo, pero eso era algo de lo que ella no tenía que preocuparse desde hacía años. Los veranos se le hacían interminables, pero en las estaciones frías su poder ígneo y la temperatura que daba a su cuerpo era algo de lo que no podía quejarse. Más bien debería dar las gracias. Ya no recordaba cuanto tiempo llevaba sin ver una chaqueta en condiciones.
No tenía motivos para estar allí, y de hecho no era nada recomendable estar paseando por el bosque sola y en plena noche, pero era el único lugar en el que realmente se sentía libre y donde podía pensar con claridad. Además, intentaba convencerse a sí misma, no estaba tan lejos de la Ciudad. Unos cuantos kilómetros. Corriendo podía llegar allí en menos de quince minutos, y por suerte conocía el bosque como la palma de su mano.
Se adentró lo suficiente como para perder de vista la linde y trepó un árbol para sentarse en una rama baja con la espalda apoyada en el nudoso tronco. No estaría a más de un metro del suelo, pero no había escogido ese sitio como base estratégica, simplemente le había parecido cómodo. Se encogió como una bola sobre la rama y apoyó la barbilla en sus rodillas. Hacía frío, podía notarlo, pero eso era algo de lo que ella no tenía que preocuparse desde hacía años. Los veranos se le hacían interminables, pero en las estaciones frías su poder ígneo y la temperatura que daba a su cuerpo era algo de lo que no podía quejarse. Más bien debería dar las gracias. Ya no recordaba cuanto tiempo llevaba sin ver una chaqueta en condiciones.
Ivayne LannMiembro de Ragnarök - Cantidad de envíos : 175
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Nivel/Poder: Elementalista de fuego (5) Controla con bastante eficacia el fuego ya encendido y es capaz de crearlo de la nada en pequeñas proporciones, pero le requiere un poco más de energía.
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Re: Noche oscura, fría y sin luna
La soledad de su viaje le había hecho querer volver a la ciudad, había pasado demasiado tiempo recorriendo lo que quedaba de mundo, lo que una vez se conoció como civilización. Su aspecto de por si en los últimos días había sido bastante descuidado, sobre todo por su barba descuidada y a menos que encontrará algo con lo que afeitarse seguiría así aunque no le gustara, sus botas pedían un cambio urgente, unos de sus dedos ya iba tomando el fresco, eso sin contar que el calcetín casi había desaparecido de su pie, lo que hacía que le entrará todo el frío por el pie, más razón aún para llegar a su destino.
Llevaba un caminar lento, la noche oscura, el bosque, el peligro que aquello podría albergar y las ganas de volver al subterráneo era inevitable, con el paso un poco apretado, un trozo de rama para apoyarse en la zurda mientras caminaba, al menos contaba con su chaqueta de camuflaje y el petate verde oscuro que le daban un poco de camuflaje en aquel entorno sombrío y frío. Prestaba atención a lo que se podía mover entre las sombras. Los pasos de sus botas podían escucharse levemente, el crujir de las ramas por donde pasaba, su nariz captó algo que su ojos no podían ver, una presencia, se paró en seco haciendo que otras las ramas crujieran, se agachó apoyándose en la rama que le servía de apoyo y contempló su alrededor, buscando con sus ojos verdes salvajes lo que su nariz había captado. – A ver que tenemos aquí. – Musitó para sí mismo, mientras se movía lentamente buscando un poco de cobertura de los árboles, en el caso de que algo se abalanzara sobre él utilzaria el palo como arma, sabía que no haría gran cosa pero al menos le daría tiempo como para salir corriendo.
Llevaba un caminar lento, la noche oscura, el bosque, el peligro que aquello podría albergar y las ganas de volver al subterráneo era inevitable, con el paso un poco apretado, un trozo de rama para apoyarse en la zurda mientras caminaba, al menos contaba con su chaqueta de camuflaje y el petate verde oscuro que le daban un poco de camuflaje en aquel entorno sombrío y frío. Prestaba atención a lo que se podía mover entre las sombras. Los pasos de sus botas podían escucharse levemente, el crujir de las ramas por donde pasaba, su nariz captó algo que su ojos no podían ver, una presencia, se paró en seco haciendo que otras las ramas crujieran, se agachó apoyándose en la rama que le servía de apoyo y contempló su alrededor, buscando con sus ojos verdes salvajes lo que su nariz había captado. – A ver que tenemos aquí. – Musitó para sí mismo, mientras se movía lentamente buscando un poco de cobertura de los árboles, en el caso de que algo se abalanzara sobre él utilzaria el palo como arma, sabía que no haría gran cosa pero al menos le daría tiempo como para salir corriendo.
Nathan Drake- Cantidad de envíos : 58
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Re: Noche oscura, fría y sin luna
Debía llevar una media hora apalancada en aquella rama. Había cambiado de posición y ahora estaba apoyada en el tronco y con una pierna colgando por el borde de la rama. Mientras dejaba divagar su mente había ido cogiendo hojas que acababan en el suelo a sus pies tras ser reducidas a pedacitos. Estaba tranquila pero alerta. Sabía que era una estupidez comportarse como si el bosque fuera el lugar más seguro del mundo.
Estaba desmenuzando una ramita cuando sus dedos pararon en seco y su cuerpo se puso en tensión. Había oído algo parecido a pasos. Unos pasos lentos y pesados que se acercaban en la oscuridad. Las ramas rotas crujían a sus pies y Ivayne habría jurado oír una voz. A unos quince metros divisó una forma humana que sin duda pertenecía a un hombre. Y a un hombre muy grande.
Sin pensárselo dos veces trepó por el tronco del árbol y se posicionó a un par de metros del suelo, desde donde podía ver con más o menos claridad el avance del desconocido. Podría haber utilizado su poder para imponerse y, de paso, verle con claridad, pero todavía se sentía incómoda al emplear el fuego en el bosque. Pero tampoco pensaba quedarse allí a esperar que el hombre se marchara, pues la dirección en la que se dirigía le llevaría directo a la Ciudad mutante, lo que le hacía pensar que tal vez no fuera una amenaza. Y, siendo sinceros, estaba aburrida de pensar.
-¿Quién eres? -preguntó protegida por el follaje del árbol cuando el hombre estuvo lo suficientemente cerca como para oírla. Antes de hablar, sin embargo, se había asegurado de hacer un poco de ruido para no pillar al sujeto desprevenido. No era cuestión de asustarle y ocasionar un accidente.
Estaba desmenuzando una ramita cuando sus dedos pararon en seco y su cuerpo se puso en tensión. Había oído algo parecido a pasos. Unos pasos lentos y pesados que se acercaban en la oscuridad. Las ramas rotas crujían a sus pies y Ivayne habría jurado oír una voz. A unos quince metros divisó una forma humana que sin duda pertenecía a un hombre. Y a un hombre muy grande.
Sin pensárselo dos veces trepó por el tronco del árbol y se posicionó a un par de metros del suelo, desde donde podía ver con más o menos claridad el avance del desconocido. Podría haber utilizado su poder para imponerse y, de paso, verle con claridad, pero todavía se sentía incómoda al emplear el fuego en el bosque. Pero tampoco pensaba quedarse allí a esperar que el hombre se marchara, pues la dirección en la que se dirigía le llevaría directo a la Ciudad mutante, lo que le hacía pensar que tal vez no fuera una amenaza. Y, siendo sinceros, estaba aburrida de pensar.
-¿Quién eres? -preguntó protegida por el follaje del árbol cuando el hombre estuvo lo suficientemente cerca como para oírla. Antes de hablar, sin embargo, se había asegurado de hacer un poco de ruido para no pillar al sujeto desprevenido. No era cuestión de asustarle y ocasionar un accidente.
Ivayne LannMiembro de Ragnarök - Cantidad de envíos : 175
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Nivel/Poder: Elementalista de fuego (5) Controla con bastante eficacia el fuego ya encendido y es capaz de crearlo de la nada en pequeñas proporciones, pero le requiere un poco más de energía.
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Re: Noche oscura, fría y sin luna
Estaba apoyado en aquél árbol contemplando todo lo que se podía mover a su alrededor, la ligera brisa movía las hojas y ramas levemente, hacía que sus dientes chocaran consigo mismos por el frio y su pie empezara a perder sensibilidad. Estaba vez escuchaba ruido algo se movía entre los árboles, algo intentaba ocultarse de él, con cada nuevo sonido agarraba el palo con mayor fuerza hasta el punto de que parecía que se había hecho daño de la presión.
La voz de una mujer llegaba a sus oídos, venía desde arriba, descartaba que la amenaza pudiera venir desde abajo, al menos no de aquella fuente. Levantó levemente la mirada hacia la copa de los árboles pero apenas podía ver algo con claridad, enarcó una ceja y giró levemente los labios hacia la izquierda. – Hay que joderse… - Pensó. – Solo un viajero, señorita. – Su tono de voz reflejaba calma mezclado con un leve rechino de sus dientes que reflejaba el frío que le invadía, usando un trato educado. – Aunque me pregunto como una señorita de dulce voz ha terminado en este lúgubre y solitario bosque. – Había abierto la caja de pandora de la conversación.- ¿Acaso se ha perdido o necesita ayuda?– Apoyaba de nuevo el palo sobre la tierra, dejando caer parte de su peso en él, se había relajado un poco. - ¿O acaso sufre el temor de los gatos? – Intentando quitarle tensión al momento, aunque no quitaba su mirada de las alturas, estaba siendo cordial pero aún así mantenía su alerta activa.
La voz de una mujer llegaba a sus oídos, venía desde arriba, descartaba que la amenaza pudiera venir desde abajo, al menos no de aquella fuente. Levantó levemente la mirada hacia la copa de los árboles pero apenas podía ver algo con claridad, enarcó una ceja y giró levemente los labios hacia la izquierda. – Hay que joderse… - Pensó. – Solo un viajero, señorita. – Su tono de voz reflejaba calma mezclado con un leve rechino de sus dientes que reflejaba el frío que le invadía, usando un trato educado. – Aunque me pregunto como una señorita de dulce voz ha terminado en este lúgubre y solitario bosque. – Había abierto la caja de pandora de la conversación.- ¿Acaso se ha perdido o necesita ayuda?– Apoyaba de nuevo el palo sobre la tierra, dejando caer parte de su peso en él, se había relajado un poco. - ¿O acaso sufre el temor de los gatos? – Intentando quitarle tensión al momento, aunque no quitaba su mirada de las alturas, estaba siendo cordial pero aún así mantenía su alerta activa.
Nathan Drake- Cantidad de envíos : 58
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Re: Noche oscura, fría y sin luna
Ahora podía ver al viajero con mayor claridad y se dio cuenta de que se apoyaba en un palo. No sabía si era debido a que llevaba mucho tiempo caminando o a que estaba débil, pero en cualquier caso le hacía parecer menos amenazador. Aparte de eso, y a pesar de que su vista se había habituado a la oscuridad hacía rato, no observó ninguna otra cosa destacable en aquél hombre.
-Vengo aquí a pensar -respondió Ivayne con voz ausente, alzando la vista para contemplar el bosque a espaldas del desconocido. Estaba segura de que allí no había nadie más, y era perfectamente capaz de defenderse de un solo hombre, así que con un ágil movimiento saltó a la rama en la que había estado sentada hacía un rato y de ahí al suelo. Había la suficiente distancia entre ellos como para que él no pudiera atacarla con el palo ese que llevaba, pero aún así podían verse perfectamente-. ¿Qué es el temor de los gatos? -preguntó enarcando una ceja. No había oído aquello en su vida, y más bien le pareció que el hombre bromeaba. Pero aún así no se relajó, aún no sabía cuales eran sus intenciones-. ¿Adónde se dirige? -inquirió intentando no imprimir un tono desconfiado a su voz.
-Vengo aquí a pensar -respondió Ivayne con voz ausente, alzando la vista para contemplar el bosque a espaldas del desconocido. Estaba segura de que allí no había nadie más, y era perfectamente capaz de defenderse de un solo hombre, así que con un ágil movimiento saltó a la rama en la que había estado sentada hacía un rato y de ahí al suelo. Había la suficiente distancia entre ellos como para que él no pudiera atacarla con el palo ese que llevaba, pero aún así podían verse perfectamente-. ¿Qué es el temor de los gatos? -preguntó enarcando una ceja. No había oído aquello en su vida, y más bien le pareció que el hombre bromeaba. Pero aún así no se relajó, aún no sabía cuales eran sus intenciones-. ¿Adónde se dirige? -inquirió intentando no imprimir un tono desconfiado a su voz.
Ivayne LannMiembro de Ragnarök - Cantidad de envíos : 175
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Re: Noche oscura, fría y sin luna
Volvió a torcer ligeramente los labios al escuchar la voz ausente de aquella mujer hablar, posiblemente le trajera algún recuerdo o fuera su lugar para despejarla mente y recapacitar. Poco a poco iba estrechando el radio de donde se podía encontrar oculta, tras un momento de vigilancia minuciosa, la mujer decidió por dejarse ver, bajando ágilmente desde las alturas, quedándose a una distancia prudencial pero a la que ambos se podían ver perfectamente. Nathan ladeó su cabeza, inspeccionando a aquella mujer detalladamente con sus ojos verdosos, cada gesto, cada movimiento, cada arruga de su ropa, arqueó una ceja como respuesta visual entre ambos. – Pues… la de bajar de los árboles, señorita. Aunque veo que no habéis necesitado ayuda para hacerlo. – Asintió para sí mismo, esbozó una ligera sonrisa bajo su espesa barba. - ¿Hacia dónde me dirijo? – Se preguntó a sí mismo, antes de proceder a autoresponderse. – Busco mi hogar, nada más allá de la realidad. Aunque de momento me conformaría con una buena fogata en la que calentarme.- Apoyó la mano libre sobre la mano que se apoyaba sobre el palo, quedando ambas sostenidas por la rama. – Aunque si viene aquí a pensar, podría deducirse de que no vive muy lejos de aquí. Por la agilidad de la que se ha bajado del árbol diría que no tardaría en estar en casa a no más de veinte minutos y no menos de diez. – Era la distancia aproximada desde donde estaba hasta la Ciudad Subterránea, frotándose la mano inferior intentando que entrara en calor.
Nathan Drake- Cantidad de envíos : 58
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Re: Noche oscura, fría y sin luna
-Oh -expresó simplemente ante aquella respuesta. Se preguntó dónde estaría buscando su hogar, porque cerca de aquél bosque no había gran cosa, salvo la Ciudad. La superficie no era un lugar cómoda para habitar...-. ¿Y dónde tienes pensado situar tu hogar? -preguntó con curiosidad. En cuanto al tema de la hoguera... ella podía crear una con suma facilidad, pero no sin antes llevar a cabo ciertas medidas de precaución y sin conocer la condición de aquél hombre-. ¿Tienes algo con lo que encender fuego?
Sonrió incómoda cuando hizo el comentario sobre su casa. Había dado en el clavo.
-Si, no vivo lejos -contestó sin dar muchos detalles al respecto-. ¿Nathan es tu nombre? -Señaló su chaqueta, en la que figuraba ese nombre-. Yo soy Ivayne -se presentó con una sonrisa. Todavía no las tenía todas consigo, pero debido a su aspecto descuidado y a la carencia de armas de fuego visibles la chica estaba casi segura de que era un mutante. Además, pocos humanos se acercaban a aquella zona, y los que lo hacían no iban de noche, desde luego.
Sonrió incómoda cuando hizo el comentario sobre su casa. Había dado en el clavo.
-Si, no vivo lejos -contestó sin dar muchos detalles al respecto-. ¿Nathan es tu nombre? -Señaló su chaqueta, en la que figuraba ese nombre-. Yo soy Ivayne -se presentó con una sonrisa. Todavía no las tenía todas consigo, pero debido a su aspecto descuidado y a la carencia de armas de fuego visibles la chica estaba casi segura de que era un mutante. Además, pocos humanos se acercaban a aquella zona, y los que lo hacían no iban de noche, desde luego.
Ivayne LannMiembro de Ragnarök - Cantidad de envíos : 175
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Re: Noche oscura, fría y sin luna
Se encogió levemente de hombros ante la pregunta de dónde iría a ubicar su hogar, para luego desviar por un instante su vida hacia el cielo. – Supongo que en donde se pueda vivir tranquilo, aunque he estado buscando una mansión con sus lujos y esas cosas, pero… - Chasquea sus dedos. –… estaban todas ocupadas. – Rompiendo de nuevo el hielo, negó esta vez a la nueva pregunta. – Créame si tuviera con que hacer un fuego no estaría aquí, sino en algún cobijo calentándome. Aunque por allí. – Señala con el dedo hacia una dirección aleatoria. – Oh era hacía allí… - Moviendo el dedo en arcos horizontales. – Había unos volcanes los cuales si daban fuego… - Claramente había perdido la dirección de donde se encontraban las tierras volcánicas.
La chica señaló su chaqueta y pronunció el nombre que allí se podía leer, instintivamente e inconscientemente llevó su mano derecha acariciando el letrero, anhelaba la presencia de su padre, agachó levemente la cabeza y respondió a la pregunta de Ivayne. – Así es, señorita. Aunque la chaqueta era de mi difunto padre… Encantado. – Terminó por levantar la cabeza y sonreír cordialmente. – Aunque he de decir que vuestro rostro refleja una duda, algo que posiblemente os hace sentir incomoda y desconfiada… ¿Seré humano o no? – Volvió a colocar las manos sobre el palo, sin hacer movimientos bruscos, con la mirada fija en sus ojos.
La chica señaló su chaqueta y pronunció el nombre que allí se podía leer, instintivamente e inconscientemente llevó su mano derecha acariciando el letrero, anhelaba la presencia de su padre, agachó levemente la cabeza y respondió a la pregunta de Ivayne. – Así es, señorita. Aunque la chaqueta era de mi difunto padre… Encantado. – Terminó por levantar la cabeza y sonreír cordialmente. – Aunque he de decir que vuestro rostro refleja una duda, algo que posiblemente os hace sentir incomoda y desconfiada… ¿Seré humano o no? – Volvió a colocar las manos sobre el palo, sin hacer movimientos bruscos, con la mirada fija en sus ojos.
Nathan Drake- Cantidad de envíos : 58
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Re: Noche oscura, fría y sin luna
Ivayne rió el comentario, algo más tranquila. El hombre no parecía peligroso, y salvo esa preocupante cicatriz sobre el ojo derecho y la educación con la que hablaba no tenía nada extraño.
Señaló en una dirección concreta con una mano para ayudarlo a situar la zona del anillo de fuego, como la llamaban con mutantes. Quedaba bastante lejos, según recordaba, por lo que Nathan debía llevar tiempo viajando.
Ivayne asintió con el rostro menos alegre al conocer la procedencia de la chaqueta.No era de extrañar, de todas formas. No quedaba nadie en el mundo que no hubiese perdido a alguien, y los padres eran la ausencia más notable. La Ciudad estaba llena de críos y jóvenes que habían perdido a sus progenitores. Los suyos propios no habían durado mucho.
Su cuerpo se puso en tensión al oír aquello. ¿Seré humano o no? ¿Aquello quería decir que era humano o que no lo era? Volvió a esbozar aquella sonrisa inquieta y se encogió de hombros.
-Imposible no preguntárselo -se excusó sin sentirse culpable por ello. No podía culparla por intentar protegerse. Posiblemente él también querría saber cómo era ella.
Señaló en una dirección concreta con una mano para ayudarlo a situar la zona del anillo de fuego, como la llamaban con mutantes. Quedaba bastante lejos, según recordaba, por lo que Nathan debía llevar tiempo viajando.
Ivayne asintió con el rostro menos alegre al conocer la procedencia de la chaqueta.No era de extrañar, de todas formas. No quedaba nadie en el mundo que no hubiese perdido a alguien, y los padres eran la ausencia más notable. La Ciudad estaba llena de críos y jóvenes que habían perdido a sus progenitores. Los suyos propios no habían durado mucho.
Su cuerpo se puso en tensión al oír aquello. ¿Seré humano o no? ¿Aquello quería decir que era humano o que no lo era? Volvió a esbozar aquella sonrisa inquieta y se encogió de hombros.
-Imposible no preguntárselo -se excusó sin sentirse culpable por ello. No podía culparla por intentar protegerse. Posiblemente él también querría saber cómo era ella.
Ivayne LannMiembro de Ragnarök - Cantidad de envíos : 175
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Re: Noche oscura, fría y sin luna
Realmente jugaba con sus sentimientos quería ver la reacción de cada uno de ellos, alguien que tendría a sus padre vivos tendría más posibilidad de ser humana que mutante. Ivayne señaló hacia donde estaba el anillo de fuego, algo alejado sí, pero peligroso para alguien que no contara con un apoyo de poder propio. Su hogar estaba cerca y a menos que los mutantes hubieran dejado construir cerca de ellos, cosa que dudaba por encima de todas las cosas, debería de vivir en la Ciudad. Esbozó una fina y ligera sonrisa bajo su barba, ladeó ligeramente la cabeza y se aventuró a decir. – Si fuera humana, tendría una mano cerca de arma, pero sin embargo no lleva ninguna. Por la pérdida de su sonrisa al oír de quién era la chaquea me aventuraría a decir que sus padres también fallecieron. Por otro lado si fuera humano, no se sentiría amenazada, está segura… - Da un par de pasos acercándose a ella, apoyándose en la rama que hace de bastón improvisado, sin perder el enfrentamiento de miradas. - …de sí misma, y de lo que puede hacer. ¿A qué conclusión ha llegado usted, señorita? - Arqueando la ceja izquierda.
Nathan Drake- Cantidad de envíos : 58
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Re: Noche oscura, fría y sin luna
Siguió su razonamiento creyendo haber sacado las mismas conclusiones que él. Sin embargo era de ella de quién estaba hablando, lo que se le antojaba innecesario.
-¿Yo? No necesito sacar conclusiones, sé perfectamente quién soy -replicó frunciendo el ceño-. Lo que no sé es quien eres tú -Se cruzó de brazos cerrándose en banda y dando un paso hacia atrás como respuesta al acercamiento de Nathan, sin perder tampoco el contacto visual. Su espacio vital era intocable.
Repasando aquello último que había dicho se quedó con una idea principal que le hizo arrugar la nariz con indignación.
-Creo haber entendido que sólo los humanos están... seguros de sus capacidades -recapituló enarcando una ceja. Tal vez había entendido mal, pero de no ser así le parecía una completa idiotez. Ella y su poder podrían acabar con tres o cuatro humanos armados sin ningún tipo de contratiempo.
-¿Yo? No necesito sacar conclusiones, sé perfectamente quién soy -replicó frunciendo el ceño-. Lo que no sé es quien eres tú -Se cruzó de brazos cerrándose en banda y dando un paso hacia atrás como respuesta al acercamiento de Nathan, sin perder tampoco el contacto visual. Su espacio vital era intocable.
Repasando aquello último que había dicho se quedó con una idea principal que le hizo arrugar la nariz con indignación.
-Creo haber entendido que sólo los humanos están... seguros de sus capacidades -recapituló enarcando una ceja. Tal vez había entendido mal, pero de no ser así le parecía una completa idiotez. Ella y su poder podrían acabar con tres o cuatro humanos armados sin ningún tipo de contratiempo.
Ivayne LannMiembro de Ragnarök - Cantidad de envíos : 175
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Re: Noche oscura, fría y sin luna
El paso hacia atrás de Ivayne hizo que Nathan se parara en seco, sabía que no debía seguir o la cosa podría terminar mal, para cualquiera de los dos. – No tengo por costumbre entablar combate con la gente, señorita. – Metió su mano en el bolsillo de su chaqueta lentamente, para sacar un paquete de tabaco, quizás eso la relajara. - ¿Fuma? – Le tendió el paquete de tabaco aunque sabía claramente que no había mechero y por lo tanto volvían al punto de partida, encontrar fuego. – No le voy a pedir nada a cambio. – Le estaba dando una clara pista de lo que podía ser, de momento tenía la situación controlada, o al menos eso pensaba.
– Los humanos están seguros de su…. Infinito egoísmo… - Alzó divertido ambas cejas a la vez. – Por otro lado creo que me habéis mal interpretado. – Asintió para sí mismo. – Era justamente todo lo contrario. – Dejó el palo apoyado sobre un árbol para empezar a apretarse los cordones de las botas y dar un par de golpecitos a su dedo aventurero, ansioso por conocer mundo fuera de su bota. – Dígame señorita, ¿lleva mucho tiempo viviendo en ese lugar? – Aunque se había terminado de atar su bota se quedó agachado, prestando atención a una de las plantas cercanas a su pie, tocandola con la mano como si estuviera acariciándola.
– Los humanos están seguros de su…. Infinito egoísmo… - Alzó divertido ambas cejas a la vez. – Por otro lado creo que me habéis mal interpretado. – Asintió para sí mismo. – Era justamente todo lo contrario. – Dejó el palo apoyado sobre un árbol para empezar a apretarse los cordones de las botas y dar un par de golpecitos a su dedo aventurero, ansioso por conocer mundo fuera de su bota. – Dígame señorita, ¿lleva mucho tiempo viviendo en ese lugar? – Aunque se había terminado de atar su bota se quedó agachado, prestando atención a una de las plantas cercanas a su pie, tocandola con la mano como si estuviera acariciándola.
Nathan Drake- Cantidad de envíos : 58
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Re: Noche oscura, fría y sin luna
No tenía por costumbre hacerlo pero se le daba bastante bien No dijo nada al respecto de todas formas, sino que puso los brazos en jarras ahora que se había apartado y miró la cajetilla de tabaco con la nariz arrugada.
-Me ha costado mucho mantenerme viva, no tengo intención de echarlo a perder fumando -respondió dejando claro de una vez por todas que era mutante. Claramente los humanos no habían tenido muchos problemas para conservar la integridad física, ¿no? Sus naves los habían mantenido bien protegiditos en el espacie exterior.
Asintió con la cabeza.
-Pues si, mea culpa -se "disculpó"-. Al parecer estamos de acuerdo en eso -comentó con una irónica sonrisa. Miró por encima del hombro en dirección a la Ciudad, que se erguía oculta un par de kilómetros en esa dirección-. Unos cuantos años -respondió, y acto seguido lo miró suspicaz-. ¿Vas a la Ciudad?
-Me ha costado mucho mantenerme viva, no tengo intención de echarlo a perder fumando -respondió dejando claro de una vez por todas que era mutante. Claramente los humanos no habían tenido muchos problemas para conservar la integridad física, ¿no? Sus naves los habían mantenido bien protegiditos en el espacie exterior.
Asintió con la cabeza.
-Pues si, mea culpa -se "disculpó"-. Al parecer estamos de acuerdo en eso -comentó con una irónica sonrisa. Miró por encima del hombro en dirección a la Ciudad, que se erguía oculta un par de kilómetros en esa dirección-. Unos cuantos años -respondió, y acto seguido lo miró suspicaz-. ¿Vas a la Ciudad?
Ivayne LannMiembro de Ragnarök - Cantidad de envíos : 175
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Re: Noche oscura, fría y sin luna
Volvía a guardar su cajetilla que durante tantos años aún seguía cerrada, asintió para sí mismo con la cabeza para volver a incorporarse. – La verdad, sería una pena echarse a perder. – La miró de arriba abajo con cierta educación en su mirada. No era una mirada lasciva, más bien ojeadora. – No tiene por que disculparse, señorita, la supervivencia está por encima de los modales y la cordialidad. – Le sonrió ampliamente. – Así es voy a la ciudad, hace muchos años salí de ella, necesitaba un…lo que se podría decir respiro. He estado viajando durante mucho tiempo, creo que ya era hora de volver al hogar, me he encontrado mucha gente aunque no sé si llegarían hasta la Ciudad. ¿Y que sabes hacer? – Adquiriendo un trato más cercano. – Oh, disculpe, no me he presentado como era debido…. Nathan Drake – Se frotó la mano contra el pantalón para quitar cualquier posible sustancia que hubiera en ella, tendiendole la mano aún sin saber se le la estrechará o no. – Me dedicaba a asistir a los heridos cuando estaba en la Ciudad, por otra parte la compañía es bien recibida si también queréis ir a la ciudad, podríamos hacerlo juntos, dado que no creo que encuentre una hoguera aquí parado. – Sonrió de nuevo de forma amistosa, azuzándose un poco el pelo.
Nathan Drake- Cantidad de envíos : 58
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Re: Noche oscura, fría y sin luna
No supo interpretar muy bien su comentario ni esa mirada de arriba a abajo, así que optó por dejarlo correr y centrarse en lo importante, que eran las respuestas que al fin le estaba dando Nathan.
-Espero que hayan logrado llegar -dijo refiriéndose a la gente que había mentado-. Si ya has estado allí sabrás que una vez dentro la vida es bastante más segura -Todo lo segura que podía ser una vida en aquellas circunstancias, lo que para la mayoría de mutantes errantes era mucho pedir.
Ivayne le estrechó la mano al hombre con un sonrisa debido a su gesto de limpiarse antes. La verdad era que ella tampoco estaba como para hacer una visita a la reina después de haberse pasado horas andando por el bosque y un buen rato despedazando hojas resinosas.
-¿Asistir a los heridos cómo? -preguntó la elementalista. No había aclarado si se debía a su poder o a habilidades médicas que pudiera haber obtenido a lo largo de su vida. Fuera cual fuera la respuesta Nathan iba a ser útil en la Ciudad, si es que quería serlo. Por su parte decidió enseñarle de una vez qué podía hacer-. A lo mejor sí que la encuentras -replicó burlona, para acto seguido frotar los dedos de la mano derecha contra la palma. Al abrirla había una pequeña llama danzante sobre su mano abierta que le daba al bosque y a sus rostros una tonalidad mucho más lúgubre. A veces se reprochaba a sí misma el ser tan insensata al fiarse de todo el mundo, pero en ese momento se justificaba diciéndose que además de una demostración, aquella pequeña llama era una advertencia. Era una justificación pobre, pero no se le ocurría ninguna mejor.
-Espero que hayan logrado llegar -dijo refiriéndose a la gente que había mentado-. Si ya has estado allí sabrás que una vez dentro la vida es bastante más segura -Todo lo segura que podía ser una vida en aquellas circunstancias, lo que para la mayoría de mutantes errantes era mucho pedir.
Ivayne le estrechó la mano al hombre con un sonrisa debido a su gesto de limpiarse antes. La verdad era que ella tampoco estaba como para hacer una visita a la reina después de haberse pasado horas andando por el bosque y un buen rato despedazando hojas resinosas.
-¿Asistir a los heridos cómo? -preguntó la elementalista. No había aclarado si se debía a su poder o a habilidades médicas que pudiera haber obtenido a lo largo de su vida. Fuera cual fuera la respuesta Nathan iba a ser útil en la Ciudad, si es que quería serlo. Por su parte decidió enseñarle de una vez qué podía hacer-. A lo mejor sí que la encuentras -replicó burlona, para acto seguido frotar los dedos de la mano derecha contra la palma. Al abrirla había una pequeña llama danzante sobre su mano abierta que le daba al bosque y a sus rostros una tonalidad mucho más lúgubre. A veces se reprochaba a sí misma el ser tan insensata al fiarse de todo el mundo, pero en ese momento se justificaba diciéndose que además de una demostración, aquella pequeña llama era una advertencia. Era una justificación pobre, pero no se le ocurría ninguna mejor.
Ivayne LannMiembro de Ragnarök - Cantidad de envíos : 175
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Re: Noche oscura, fría y sin luna
Asintió de nuevo a las palabras de Ivayne, dibujándose una leve sonrisa en sus labios cuando esta le estrechó la mano. – Aunque no se cuanto habrá cambiado de la última vez que salí de allí, supongo que seguirán las organizaciones y esas cosas, si no me equivoco. – Escuchó la nueva pregunta de la joven, giró un momento la cabeza buscando algo con lo que poder hacer una pequeña demostración, pero algo captó su atención, una luz, una llama, una llama que salía de la mano de Ivayne, por un momento arqueó la ceja derecha para posar su mano bajo la de Ivayne de forma delicada, por alguna extraña razón sus manos estaban suaves en contradicción con su aspecto descuidado, la otra se ponía a una distancia por la parte superior de la llama buscando el calor de esta. – Me trae recuerdos, agradables y tristes a la vez. – Realizó un leve carraspeó, se habia dejado llevar por las emociones, alejando sus manos de las de Ivayne. Se agachó, para tocar con el dedo índice una de las plantas que se estaba marchitando. Esta poco a poco comenzaba a retomar su color verde intenso. – Puedo curar a los seres vivos. – Ladeó los labios y alzó una de las cejas. – También puedo practicar operaciones pero eso es con métodos mundanos…. La verdad, me ha ayudado a sobrevivir tanto dentro como fuera de la Ciudad. Cambiar salud por bienes para sobrevivir nunca estuvo tan mal. Aunque puedo tener futuro como florista. – Se mesó la barbilla con cierto tono bromista en sus palabras.
Nathan Drake- Cantidad de envíos : 58
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Re: Noche oscura, fría y sin luna
Ivayne se encogió de hombros.
-No ha cambiado nada desde que yo vivo allí, y tengo la impresión de que siempre ha sido igual -opinó. Ella siempre había atribuido esa monotonía al hecho de que los mutantes creían encontrarse en una situación provisional. Que en cualquier momento dejarían el submundo para crear una ciudad similar a la que habían edificado los humanos hacía poco. Ciudad que, sobra decir, ella no había pisado, pero era difícil no ver los muros desde kilómetros de distancia.
La elementalista se sorprendió un poco cuando Nathan colocó su mano debajo de la suya y en consecuencia la llama tembló ligeramente, pero no se apagó. Cuando él se retiró ella dejó que el fuego se extinguiera. Por mucho que lo controlase a la perfección no quería tenerlo encendido más tiempo del necesario. Las emociones pueden detonar una catástrofe, y a pesar de que sabía dominarse cualquiera puede tener un momento de debilidad inesperada. Y no quería incendiar otro bosque.
-¿Recuerdos? -preguntó con suavidad, intentando dar a entender que si no obtenía respuesta no pasaba nada.
Al ver que se agachaba, Ivayne se inclinó e intentó aguzar la vista en un intento de adivinar lo que estaba haciendo Nathan. A pesar de la oscuridad y las dificultades que ésta ocasionaba logró ver perfectamente como una planta que crecía a los pies de un árbol y que se estaba muriendo revivía milagrosamente.
-Eso es genial -dijo sin más. No era la primera persona que Ivayne conocía con poderes similares, hacía años se había topado con una chica que curaba las heridas de esa forma, pero se había ido de la Ciudad tiempo atrás y no había vuelto a verla. Se incorporó dejando de prestar atención a la planta, que al parecer iba a tener una vida más larga de lo que se esperaba, y enarcó una ceja, divertida-. Bueno, seguramente hay muchos mutantes en la Ciudad ansiosos por tener un pequeño jardín trasero -bromeó.
-No ha cambiado nada desde que yo vivo allí, y tengo la impresión de que siempre ha sido igual -opinó. Ella siempre había atribuido esa monotonía al hecho de que los mutantes creían encontrarse en una situación provisional. Que en cualquier momento dejarían el submundo para crear una ciudad similar a la que habían edificado los humanos hacía poco. Ciudad que, sobra decir, ella no había pisado, pero era difícil no ver los muros desde kilómetros de distancia.
La elementalista se sorprendió un poco cuando Nathan colocó su mano debajo de la suya y en consecuencia la llama tembló ligeramente, pero no se apagó. Cuando él se retiró ella dejó que el fuego se extinguiera. Por mucho que lo controlase a la perfección no quería tenerlo encendido más tiempo del necesario. Las emociones pueden detonar una catástrofe, y a pesar de que sabía dominarse cualquiera puede tener un momento de debilidad inesperada. Y no quería incendiar otro bosque.
-¿Recuerdos? -preguntó con suavidad, intentando dar a entender que si no obtenía respuesta no pasaba nada.
Al ver que se agachaba, Ivayne se inclinó e intentó aguzar la vista en un intento de adivinar lo que estaba haciendo Nathan. A pesar de la oscuridad y las dificultades que ésta ocasionaba logró ver perfectamente como una planta que crecía a los pies de un árbol y que se estaba muriendo revivía milagrosamente.
-Eso es genial -dijo sin más. No era la primera persona que Ivayne conocía con poderes similares, hacía años se había topado con una chica que curaba las heridas de esa forma, pero se había ido de la Ciudad tiempo atrás y no había vuelto a verla. Se incorporó dejando de prestar atención a la planta, que al parecer iba a tener una vida más larga de lo que se esperaba, y enarcó una ceja, divertida-. Bueno, seguramente hay muchos mutantes en la Ciudad ansiosos por tener un pequeño jardín trasero -bromeó.
Ivayne LannMiembro de Ragnarök - Cantidad de envíos : 175
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Re: Noche oscura, fría y sin luna
La nueva pregunta hizo que no se levantara, que recordara el amargo momento de la salida de aquel hospital en ruinas, inconscientemente se llevó la mano al rostro, del calor de la sangre de su madre, el sonido de su cuerpo caer al suelo, del calor que recibía en las frías noches de su fuego, de la protección que le brindaba día tras día desde que el apocalipsis llegó. Se cruzó de brazos aún agachado y chistó con la lengua, con tez entristecida. – Mi madre también podía usar el fuego… mi poder no sirvió para nada... un humano fanático me la arrebató. .– Casi parecía que lo escupiera con cierto tono de desprecio. - Combatía por la paz de ambos bandos, pero estaba en tierra de nadie, el peligro se multiplicaba por dos y llegó el final, era miembro de Eirene. Nunca se quiso dar cuenta de que algún día eso pasaría. – Volvía a chistar con la lengua, para frotarse los brazos intentando entrar en calor, suspiró y negó para sí mismo. – No la quiero aburrir con mi vida, todos hemos perdido algo en esta vida. – Se incorporó y agarró de nuevo el palo en el que se había estado apoyando durante toda su travesía por el bosque, levantó la mirada algo acuosa, perdida, sin duda alguna el hecho de perder a su madre de aquella forma se le había quedado marcado a fuego en sus recuerdos, incluso tanto que fue la única vez que llegó a matar a una persona.
Asintió para sí mismo. – Ha sido muy amable, señorita, creo que ya es hora de buscar al menos una ducha, una cuchilla y algo de calor, ha sido un placer. Espero volver a verla.– Esbozó una ligera sonrisa amable, nada más allá de la cordialidad que habia recibido, no quería comprometerla a tenerlo que acompañarle al preguntarle, no sabía si aún no se fiaba de él o si quería seguir pensando tranquilamente en aquél lugar, pero sin embargo tardaría unos pocos segundos en darse la vuelta y emprender su marcha, por si ella iba con él hacia la ciudad y continuar con la charla en la travesía.
Asintió para sí mismo. – Ha sido muy amable, señorita, creo que ya es hora de buscar al menos una ducha, una cuchilla y algo de calor, ha sido un placer. Espero volver a verla.– Esbozó una ligera sonrisa amable, nada más allá de la cordialidad que habia recibido, no quería comprometerla a tenerlo que acompañarle al preguntarle, no sabía si aún no se fiaba de él o si quería seguir pensando tranquilamente en aquél lugar, pero sin embargo tardaría unos pocos segundos en darse la vuelta y emprender su marcha, por si ella iba con él hacia la ciudad y continuar con la charla en la travesía.
Nathan Drake- Cantidad de envíos : 58
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Re: Noche oscura, fría y sin luna
Así que su madre era de Eirene y la habían asesinado. Y elementalista de fuego, encima. Lo cierto era que su pérdida poco tenía que ver con la de sus padres, que más bien se habían rendido sin luchar, pero entendía perfectamente lo que suponía e hecho de que se la hubieran arrebatado sin más.
-Siento lo de tu madre -dijo dubitativa. ¿De qué iban a servirle sus condolencias? Arrugó la nariz, algo molesta-. No me aburres -respondió. De todas formas Nathan parecía algo ausente cuando se incorporó apoyándose en su palo.
Se dio cuenta de que pretendía irse solo, y frunció el ceño indecisa. No iba a quedarse en el bosque mucho más tiempo, pues ya no tenía mucho más que hacer allí, y de permanecer en él no volvería a casa mucho más tranquila de lo que había salido de ella, así que optó por acompañar a su nuevo conocido de vuelta a la Ciudad.
-Espera, voy contigo -anunció antes de que él emprendiese la marcha.
-Siento lo de tu madre -dijo dubitativa. ¿De qué iban a servirle sus condolencias? Arrugó la nariz, algo molesta-. No me aburres -respondió. De todas formas Nathan parecía algo ausente cuando se incorporó apoyándose en su palo.
Se dio cuenta de que pretendía irse solo, y frunció el ceño indecisa. No iba a quedarse en el bosque mucho más tiempo, pues ya no tenía mucho más que hacer allí, y de permanecer en él no volvería a casa mucho más tranquila de lo que había salido de ella, así que optó por acompañar a su nuevo conocido de vuelta a la Ciudad.
-Espera, voy contigo -anunció antes de que él emprendiese la marcha.
Ivayne LannMiembro de Ragnarök - Cantidad de envíos : 175
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Re: Noche oscura, fría y sin luna
Nathan comenzó a andar tras sonreir a Ivayne por acompañarle, caminaba lentamente apoyándose en el bastón a cada paso, realmente no tenía prisa por llegar y se notaba en cada movimiento que daba. – Son cosas que pasan en la vida, no sabes cuando la muerte te está buscando para dar contigo, eso claro si no se mantienen las precauciones necesarias. – Suspiró fuertemente, miró de reojo a Ivayne que conseguía ponerse a su par y volvió su mirada a mantenerse alerta hasta que llegaran a su destino. - ¿Qué suele hacer en el submundo? ¿Tiene alguna afición? – Sinceramente estaba buscando un poco de charla, aunque aquella batería de preguntas podía incomodar a Ivayne. - ¿Algún familiar suyo sigue vivo? – Ni siquiera la había mirado durante todas las preguntas, y como si nada terminó por decir. – Me gusta su pulsera. - Esbozando una amplia sonrisa para quitar importancia al asunto.
Nathan Drake- Cantidad de envíos : 58
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Re: Noche oscura, fría y sin luna
Sonrió algo avergonzada. Precauciones. Precauciones que ella no tomaba nunca, puesto que irse al bosque sola y de noche no era de las cosas más estúpidas que había hecho Ivayne a lo largo de su vida. Y ni siquiera las hacía "por una buena causa", solo por curiosidad e insensatez. El tipo de cosas que acaba con la vida de alguien. Pero ella no estaba muerta, lo que le hacía pensar que tenía mucha suerte.
-No lo sé, la gente es horriblemente reservada -dijo encogiéndose de hombros-. Pero no hay mucho que hacer allí abajo, todo es monótono y aburrido -En parte por eso salía de vez en cuando a arriesgar su vida tontamente. Por aburrimiento. Una cosa muy madura, si señor. Alzó la vista del suelo para mirar a Nathan directamente-. No lo sé -respondió con una sonrisa nostálgica-. Mis padres murieron, pero mi hermano desapareció, así que... todo es posible -Volvió a encogerse de hombros. No le gustaba mantener la esperanza porque sí, pero no podía evitarlo.
Volvió a dirigir la vista al suelo, que contemplaba escrutadoramente para evitar tropezar con alguna rama o raíz y caer. No sería la primera vez.
-¿Mi puls...? Ah, gracias -Alzó el brazo izquierdo para mirar la pulsera que colgaba de la muñeca. Era una pequeña cadena de plata sin filigranas ni ornamentos, sólo una pequeña placa en la que ponía su nombre y su fecha de nacimiento-. Hace tanto tiempo que la llevo que ni recuerdo de dónde salió -explicó divertida.
-No lo sé, la gente es horriblemente reservada -dijo encogiéndose de hombros-. Pero no hay mucho que hacer allí abajo, todo es monótono y aburrido -En parte por eso salía de vez en cuando a arriesgar su vida tontamente. Por aburrimiento. Una cosa muy madura, si señor. Alzó la vista del suelo para mirar a Nathan directamente-. No lo sé -respondió con una sonrisa nostálgica-. Mis padres murieron, pero mi hermano desapareció, así que... todo es posible -Volvió a encogerse de hombros. No le gustaba mantener la esperanza porque sí, pero no podía evitarlo.
Volvió a dirigir la vista al suelo, que contemplaba escrutadoramente para evitar tropezar con alguna rama o raíz y caer. No sería la primera vez.
-¿Mi puls...? Ah, gracias -Alzó el brazo izquierdo para mirar la pulsera que colgaba de la muñeca. Era una pequeña cadena de plata sin filigranas ni ornamentos, sólo una pequeña placa en la que ponía su nombre y su fecha de nacimiento-. Hace tanto tiempo que la llevo que ni recuerdo de dónde salió -explicó divertida.
Ivayne LannMiembro de Ragnarök - Cantidad de envíos : 175
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Re: Noche oscura, fría y sin luna
La gente era horriblemente reservada, se quedó con esa frase, Ivayne había esquivado su pregunta sobre si le gustaba algo quizás no quería dar muchos datos de ella, quizás solo la vería hoy y a saber cuándo más. La miró cuando volvió su vista hacia él, sonrió para quitarle aplomo al asunto. – Espero que se hermano esté bien, en donde esté. – Le dedicó unas palabras reconfortantes, algo esperanzadoras y amables. Desvió de nuevo la vista hacia la pulsera cuando Ivayne levantó su brazo tratando de leer lo que ponía en ella. – Son recuerdos de lo que somos, de lo que había en nuestras vidas antes de que todo esto ocurriera. Y estoy seguro de quién os la dio estará agradecido de que todavía la llevéis encima, quizás algún día de esto recordéis de donde vino esa pulsera. – Sonrió ampliamente, volvió su vista al frente y apartó con su palo una rama que molestaba al paso de los dos, quedándose aguantándola hasta que Ivayne hubiera pasado. – Aún tengo curiosidad sobre sus aficiones, señorita. – A pesar de llevar un buen rato de charla todavía no la había llamado por su nombre de pila. - ¿El deporte? ¿La lectura? ¿O quizás los paseos a la luz de las estrellas? Aunque podeis no responderme si os sentis incomoda. – Comenzó a tantear sus gustos con algunas preguntas de intereses generales.
Nathan Drake- Cantidad de envíos : 58
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Re: Noche oscura, fría y sin luna
Ivayne asintió, dando a entender que agradecía sus palabras y que ella esperaba exactamente lo mismo. Según habían podido comprobar tras el cambio, la tierra era ahora un solo continente gigante, así que si su hermano seguía vivo tarde o temprano se encontrarían. O al menos eso quería creer.
-Si sigue vivo -dijo dejando caer el brazo. Que ella recordara la tenía desde que era una cría. Tal vez había sido un regalo de bautizo. En cualquier caso había pasado ya mucho tiempo desde que se la habían entregado.
Pasó delante de Nathan evitando la rama que él sostenía mientras pensaba en qué responder.
-Mis aficiones, claro -comentó-. Pues la lectura me encanta, pero ya sabes... Es difícil encontrar libros. Tengo un par que logré conservar, y no soy la única, pero aparte de eso no hay mucha variedad -Suspiró con tristeza. Echaba de menos ir a la librería de la esquina de su casa y pasarse horas entre los tomos hasta dar con un título interesante-. El deporte no llama tanto mi atención -sonrió divertida-. Y echo muchísimo de menos la música -añadió. La música siempre había formado parte de su vida pero, a diferencia de los libros, los aparatos capaces de reproducir música necesitaban electricidad o, en su defecto, baterías de algún tipo, y llegaba un momento en que dejabas de encontrar pilas en las casas abandonadas. Su hermano tenía una guitarra y era bastante bueno con ella, pero Ivayne no sabía tocar ningún instrumento-. ¿Tú tienes alguna afición? -preguntó a su vez para dejar de hablar de ella. Se había dejado una afición importante, que era el entrenamiento. Llevaba años practicando siempre que podía con su poder, y ahora que estaba en Ragnarök más todavía, pero eso él no tenía porqué saberlo.
-Si sigue vivo -dijo dejando caer el brazo. Que ella recordara la tenía desde que era una cría. Tal vez había sido un regalo de bautizo. En cualquier caso había pasado ya mucho tiempo desde que se la habían entregado.
Pasó delante de Nathan evitando la rama que él sostenía mientras pensaba en qué responder.
-Mis aficiones, claro -comentó-. Pues la lectura me encanta, pero ya sabes... Es difícil encontrar libros. Tengo un par que logré conservar, y no soy la única, pero aparte de eso no hay mucha variedad -Suspiró con tristeza. Echaba de menos ir a la librería de la esquina de su casa y pasarse horas entre los tomos hasta dar con un título interesante-. El deporte no llama tanto mi atención -sonrió divertida-. Y echo muchísimo de menos la música -añadió. La música siempre había formado parte de su vida pero, a diferencia de los libros, los aparatos capaces de reproducir música necesitaban electricidad o, en su defecto, baterías de algún tipo, y llegaba un momento en que dejabas de encontrar pilas en las casas abandonadas. Su hermano tenía una guitarra y era bastante bueno con ella, pero Ivayne no sabía tocar ningún instrumento-. ¿Tú tienes alguna afición? -preguntó a su vez para dejar de hablar de ella. Se había dejado una afición importante, que era el entrenamiento. Llevaba años practicando siempre que podía con su poder, y ahora que estaba en Ragnarök más todavía, pero eso él no tenía porqué saberlo.
Ivayne LannMiembro de Ragnarök - Cantidad de envíos : 175
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Re: Noche oscura, fría y sin luna
Una vez que Ivayne había pasado comenzó a andar tras ella, escuchándola atentamente. Había recorrido muchos kilómetros y por su suerte no se había encontrado a ningún humano en su trayecto, de momento. Asintió ante la positividad de Ivayne por encontrar a su hermano, al parecer se abría un poco ante la curiosidad del bioquinético y sus preguntas. – Yo conseguí salvar un par de libros, solo, medicina y cirugía, si no te aburren podría dejártelos. – Sonrió ampliamente cuando se puso a su par. – Seguramente allá más libros por el submundo, solo habrá que buscarlos y realizar los cambios pertinentes, la clave está en buscar. – Escuchó que le gustaba la música, ciertamente era algo fácil de hacer, ni siquiera hacía falta una radio o una guitarra, partió el palo por la mitad y empezó a golpear un trozo con el otro haciendo un ritmo constante y pegadizo. – La música está en cualquier parte, señorita. Solo hace falta escucharla. – Sonrió ampliamente. – Lo que yo echo de menos es el baloncesto y verlo en la cancha de los Lakers. Ahora supongo que los humanos tendrán una. – Volvió a sonreír. – Aparte del baloncesto… pues me gusta el chocolate caliente, charlar y mmm… la lasaña. – Se le empieza a hacer la boca agua nada más de pensar en la comida. – Bueno y viajar, claro está. – Terminó por mirarse los pies.
Nathan Drake- Cantidad de envíos : 58
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Re: Noche oscura, fría y sin luna
Sonrió ilusionada al oír aquello.
-No me aburren, nunca está de más saber ese tipo de cosas -Aunque fuera de manera superficial los conocimientos médicos valían la pena en aquella situación. Y más si no tienes a nadie ni conoces a alguien de confianza que sepa-. Cuando viajo me meto en todo edificio -estable, por supuesto- que encuentro para buscar cosas de ese tipo -Había hallado revistas y cuadernos de todo tipo, pero poquísimos libros. En ese momento su librería contaba con cinco tomos aparte de los dos que se había llevado de su casa.
Ivayne se rió divertida cuando Nathan empezó a tocar con aquellos palos.
-Eso es cierto, pero hay canciones que uno siempre echa de menos -Sobre todo aquellas que le recordaban a momentos de su vida. De hecho casi todas las canciones que había escuchado más de una vez le recordaban algo, algo que no tenía porqué ser importante, sino simplemente una acción cotidiana que realizaba escuchando esa canción.
Era extraño el pensar que la sociedad se había pasado décadas desarrollando cosas como cohetes espaciales, coches cada vez más avanzados, teléfonos móviles a los que sólo les faltaba un dispositivo de teletransportación para cubrir todas las necesidades de un ser humano, y todo tipo de cachivaches tecnológicos, para que a la hora de la verdad la gente echase de menos cosas tan sencillas como un buen libro y un chocolate caliente.
-¿Se te daba bien el baloncesto? -preguntó con una sonrisa, ignorando lo que dijo sobre los humanos. Los humanos tenían de todo. Volvían a las andadas. Empezaban con una horrible ciudad enmurallada, pero tarde o temprano empezarían a levantar de nuevo su imperio tecnológico. Si no los detenían ellos antes, claro-. Lo de la charla y la comida es fácil de solucionar -comentó-. Animales hay de sobras, y plantas -tanto comestibles cómo no- ya ni te cuento -rió. Igual que a él, ella adoraba viajar. Su familia no era de las que se iba de vacaciones a un país diferente cada año, pero había hecho un par de viajes a lo largo de su vida, y su sueño siempre había sido recorrer el mundo-. Lo de viajar es un poco menos complicado ahora que no ningún océano separando los continentes -Algo que en realidad no le parecía tan genial. Le gustaba como era la tierra antes. Viajar al Caribe ya no tendría ninguna gracia, si es que aún existía. Pero lo que realmente la apenaba era que muchas de las cosas que ella soñaba con conocer habían quedado destruidas hacía años.
-No me aburren, nunca está de más saber ese tipo de cosas -Aunque fuera de manera superficial los conocimientos médicos valían la pena en aquella situación. Y más si no tienes a nadie ni conoces a alguien de confianza que sepa-. Cuando viajo me meto en todo edificio -estable, por supuesto- que encuentro para buscar cosas de ese tipo -Había hallado revistas y cuadernos de todo tipo, pero poquísimos libros. En ese momento su librería contaba con cinco tomos aparte de los dos que se había llevado de su casa.
Ivayne se rió divertida cuando Nathan empezó a tocar con aquellos palos.
-Eso es cierto, pero hay canciones que uno siempre echa de menos -Sobre todo aquellas que le recordaban a momentos de su vida. De hecho casi todas las canciones que había escuchado más de una vez le recordaban algo, algo que no tenía porqué ser importante, sino simplemente una acción cotidiana que realizaba escuchando esa canción.
Era extraño el pensar que la sociedad se había pasado décadas desarrollando cosas como cohetes espaciales, coches cada vez más avanzados, teléfonos móviles a los que sólo les faltaba un dispositivo de teletransportación para cubrir todas las necesidades de un ser humano, y todo tipo de cachivaches tecnológicos, para que a la hora de la verdad la gente echase de menos cosas tan sencillas como un buen libro y un chocolate caliente.
-¿Se te daba bien el baloncesto? -preguntó con una sonrisa, ignorando lo que dijo sobre los humanos. Los humanos tenían de todo. Volvían a las andadas. Empezaban con una horrible ciudad enmurallada, pero tarde o temprano empezarían a levantar de nuevo su imperio tecnológico. Si no los detenían ellos antes, claro-. Lo de la charla y la comida es fácil de solucionar -comentó-. Animales hay de sobras, y plantas -tanto comestibles cómo no- ya ni te cuento -rió. Igual que a él, ella adoraba viajar. Su familia no era de las que se iba de vacaciones a un país diferente cada año, pero había hecho un par de viajes a lo largo de su vida, y su sueño siempre había sido recorrer el mundo-. Lo de viajar es un poco menos complicado ahora que no ningún océano separando los continentes -Algo que en realidad no le parecía tan genial. Le gustaba como era la tierra antes. Viajar al Caribe ya no tendría ninguna gracia, si es que aún existía. Pero lo que realmente la apenaba era que muchas de las cosas que ella soñaba con conocer habían quedado destruidas hacía años.
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