Desesperada por encontrarte (Jared + libre)

Alessia. Su nombre ocupaba mi mente a todas horas. Desde nuestro encuentro para mi todo habia cambiado, cada vez la decision de alejarme de ella para protegerla me dolia más. ¿Era egoísta haciendo aquello? Quizá, pero no encontraba otra forma de mantenerla a salvo...

Había salido de las cuevas, estaba harto de los mutantes, la mayoría ardía en deseos de ir a por los humanos y matarlos. Pero yo no quería eso, de ninguna manera.

Divisé una silueta a lo lejos. La hubiera reconocido a un kilómetro a distancia. Suspiré sin saber qué hacer. ¿Salir corriendo o acercarme? Ambas opciones eran tentadoras, y la segunda más que nunca. Necesitaba escuchar su voz, aunque solo fuera para decirme "te odio por lo que has hecho", pero lo necesitaba... Aunque esta vez cabia la posibilidad de que ella no quisiera acercarse.

Me habia visto, así que no habia nada que hacer. No me movi cuando corrió hacia mi y esperé su reacción algo inquieto. No me sorprendió que me gritara.

Me agaché, recogí una roca bastante grande y se la puse en la mano a Alessia. Luego le indiqué mi cabeza.

-Venga, hazlo, te mueres de ganas por estampármela -dije totalmente serio, no estaba bromeando, aquella vez no-. Me lo merezco, por idiota, como tú bien has dicho.

Y su pregunta...era fácil de contestar, aunque de nuevo no lo hice por protegerla, no quería que supiera que allí se encontraban las cuevas (aunque no me sorprendería que ya lo supiera, Alessia siempre me había sido demasiado inteligente).

Le miré con bastante odio, una vez se perdona, pero dos no.
Estaba harta de que me diese ese tipo de sustos, todo era demasiado peligroso para ir jugando a quien encuenta a quien, aunque ha decir verdad, Jared siempre fue así, desaparecía cuando quería...(esto último es una indirecta demasiado directa xDDDD para el off tambien xD)

Miré la roca que sostenía en mi mano, la cual me había dado.
Me sorprendí a mi misma estampandosela en la cabeza, trás varios segundos la tiré el suelo.
Arqueé una ceja y me crucé de brazos.

-¿ME crees capaz de hacer eso? - me mordí el labio inferior mirandole de forma interrogante. - Eres idiota...

¿Cuantás veces en mi vida habría repetido aquella palabra para referirme a él?
Negué con la cabeza...esto era demasiado.
Miré al suelo con aire ausente...

-Te he echado demasiado de menos...

Me encogí de hombros ante su pregunta. ¿Si la creía capaz? A la Alessia de antes, la que yo había amado con todo mi corazón, desde luego que no... Pero temía que ella hubiera cambiado, igual que yo había cambiado (aunque solo por mi poder que, por cierto, no conseguía utilizar con ella).

Sus siguientes palabras hicieron que todo mi mundo se viniera abajo. Me pasé ambas manos por el rostro sin saber qué hacer ni qué decir. Me rasqué la nuca un instante, observando el suelo, aunque mi mirada se mantenía ausente.

-Lo siento, Alessia... -no podía explicarle los motivos de mi desaparición porque sabía su respuesta, su empeño en protegerse ella sola-. Y aunque no tenga derecho a decírtelo, yo también te he echado de menos.

Ni se hacía a la idea de cuánto.

Escuche como se quejaba con resignacion, aceptaba que se pusiera asi, es mas, yo de estar en su lugar estaria mas furioso todavia... Seguramente si hubiera sido otra persona, me hubiera defendido, pero con Alessia no podia ni queria. Ademas, ella llevaba la razon, aunque no supiera el motivo de mi ausencia.

Finalmente parecia haber descargado toda su furia en forma de palabras. Simplemente mire a otro lado, no queria ver la rabia en sus ojos o un sentimiento parecido, menos sabiendo que era por mi culpa.

Pero lo que vino a continuación me sorprendió. De repente me abrazó con fuerza y yo, como es natural, no pude más que hacer lo mismo. Sentirla conmigo fue la recompensa por todo aquello.

Cuando se separó no dudé en depositar un dulce beso en sus labios. En parte era mi forma de decirle "sí, he sido un imbécil...pero después de todo este imbécil sigue queriéndote como nunca".

Por unos segundos comencé a olvidar todo lo ocurrido, lo que nos separaba. La sola idea de que algo pudiera hacerlo me parecía absurda, ridícula.

Disfruté de la sensación de tenerla en mis brazos, una sensación que no se podía comparar a nada. Era como volver a respirar después de estar minutos enteros bajo el agua. Acaricié su pelo con una mano con dulzura mientras besaba suavemente sus labios.

Me separé, con lentitud, de Alessia y apoyé mi frente con la suya, observando su rostro y sin querer interrumpir aquellos instantes de paz. Poder verla, tan viva, me hacía pensar que había hecho bien al cederle mi lugar. Sin duda había sido la decisión mejor escogida de toda mi vida. Si ella se hubiera convertido en lo que yo ahora era... Jamás podría perdonarmelo. No, ella no merecia algo asi.