Es invierno, difunta navidad... | Reneé Des Mignaux

Un tanto cansada del trabajo, de las presiones que sentía que debía en verdad liberar todo lo que tenía en el cuerpo, no podía hablar con nadie sobre lo que me pasaba pero bien podía tranquilizarme estando sola un rato.
No quería alejarme de la ciudad por mucho tiempo, ya no quería tener el sentimiento de que me la encontraría además de que me podrían llamar para cualquier detalle, siempre era de esa forma y más al ya estar avanzado el proyecto.
Bien cubierta me dirigí hacía el lago, lo mejor que había por esos rumbos, ahora lo que necesitaba no era un baño caliente, si no algo frío que me dijese que seguía viva y podía continuar de esa forma. Camine en el contorno del lago, hace tiempo que no lo visitaba y fue cuando una sombra llamo mi atención
- ¿Hola? – pregunte con dudas de que fuese alguien conocido, al tiempo me decidía a acercarme hacia el ser que divisaba, sabía que era una persona pues no cualquiera tendría colgada una mochila y usaría ese tipo de telas. No sabía aún el por que de que no me alejaba y eso era lo más raro del asunto, creo que sentía que era un humano que necesitaba de ayuda, en verdad esperaba que fuese un humano y si no lo era… estaba lista para lo que pudiese acontecer.

Enarque una ceja ante su gran saludo, bueno, no es que esperara algo más afectivo, de hecho si hacía eso bien podría salir muy lastimado, me cruce de brazos al notar su acercamiento y sobre todo su mirada sobre mi. Mis facciones se suavizaron, no quería meterme en problemas y sobre todo no quería problemas con este chicho.
A simple vista parecía un ser perdido, alejado de las naves… momento, solo estaban los mutantes y nosotros, si no era de la ciudad y las naves… entonces me había topado con uno de eso…
Mejor pensaba lo mejor o empezaríamos una guerra que no pretendía perder. – Si, soy de por aquí cerca, me imagino que vivo tan cerca como tú –
Intentaba suavizar esta situación de origen, ya no podía ver el mal en todas partes ni en todos los mutantes, tenía que empezar a cambiar un poco si llegaba a pasar algo malo.
Tras un pequeño suspiro suavice mi postura – Mira…, me acerque a ti para ayudarte no pretendo nada más a menos que tu seas quien quiera pelear. -

¿Sorpresa? Si, estaba llena de sorpresa ante sus palabras “sin lugar fijo; cadáver” Si estas no eran señas para sacar algún arma y matarlo no sabía que lo era, pero no haría tonterías, ya no era la misma de antes, ya no estaba tan atada a prejuicios, pero si era un mutante e intentaba cualquier tontería… - El que entrenes es bueno, todos debemos de ver por el bien propio y bueno el de los demás. – guarde unos segundos silencio, tampoco quería que mis palabras salieran atropelladas ante mis pensamientos. – Si sigues de nómada vas a encontrarte con más de esos cadáveres, eres consiente de ello ¿o no? Tarde o temprano habrá algo que te diga el verdadero lugar donde debes de estar, eso si… piensa bien donde quieres vivir y el con quien… –
Una ligera sonrisa se dibujo de mis labios, no por amistad aunque la diera a entender como tal, si no por que ¿Qué mutante se pondría de nuestro lado? Claro, que no estuviese enamorado de algún humano, por que por propia voluntad verían antes por su bien y esta lucha incansable. En eso seguíamos siendo iguales, egoístas, solo un pequeño grupo era al que no podía manchar con esa palabra… pero de hay en fuera todos seguíamos resultando egoístas. Algo en sus palabras me daba el factor de lo que era…, algo en su resguardo propio me decía que era un mutante… pero igual podría errar…
Los mutantes veían por su ciudad y nosotros por la nuestra, mientras que los demás solo iban de un lado a otro sin afectar o ser afectados, creo que así era este chico pero necesitaba saber un poco más, necesitaba saber que era… – Si quisiera matarte lo hubiese hecho a distancia, sin arriesgarme a que estando cerca me atacaras, claro si fueses un mutante creo que eso harías… – termine de escucharlo asintiendo ligeramente – Disculpa mi arrogancia, pero hay demasiado gente como tú, me sorprende que aún no los hayas encontrado, soy señal para ti, ¿no lo crees? Yo como bien he dicho antes podría ayudarte, solo es cuestión de que tu lo quieras, vamos a la ciudad y se te atenderá, veré que seas atendido bien.
No pude evitar reír menear negativamente la cabeza y mirar al cielo ante su desconfianza – Sabes… hace un par de años yo igual podría haber estado tan a la defensiva, cuando se te enseña que el mundo es cruel, difícil y malo tiendes a tener esa perspectiva de todo y de todos, pero he aprendido a que no todo es negro o blanco, bueno o malo, simplemente es… - Baje la vista esperando no tomara a mal mi risa y nuestras miradas chocaron, de inmediato él volteo a ver sus pertenencias, no era para menos si con eso sobrevivía. – Vamos a la ciudad– dije con cierto toque de calidez, demasiado raro en mi, pero algo bueno tendría que traerme esto.

Y sus palabras me daban la pauta que necesitaba para ya clasificar que era “un mutante” y sin duda estaba siendo cauteloso conmigo al máximo. ¿Ya se habían vuelto tan fáciles de ver mis pensamientos? No, no me permitiría eso, jamás me permitiría asomar una pizca de lo que me atormentaba, jamás. Miré el piso observando parte de la tierra – ¿nunca has pensado en que pasaría si… bueno si esto hubiese sido diferente? Me refiero, si no estuviese esta constante pelea entre ustedes y nosotros, si la vida siguiera siendo como antes… ¿Qué no tuvieras que entrenar y mirar el piso viendo el polvo y los restos de muchos de nosotros? -

*Para!!!!* Me grite mentalmente dirigiendo mi vista hacia la ciudad. *¿Qué demonios estas haciendo? ¿Por qué de un de repente te pones a hablar con alguien a quien no conoces, alguien a quien odias por ser un mutante? ¿Por qué?*

Sus palabras me hacían recordar que no todo mundo era igual, mordí ligeramente la esquina de mi labio inferior, a estas alturas algo en mi mundo andaba confuso, por dentro estaba confundida. Me gire de nuevo hacía él, mirándolo sería y cruzando los brazos bajo el pecho. – Me ofendes, vengo en son de paz y crees que soy la señal que dice que esta en peligro tu vida. He tenido problemas con los tuyos, demasiados, pero dentro de esas puertas – señale la ciudad – Hay gente como tú, que me ha hecho dudar de mi insistente odio y repugnancia por ustedes, soy… se podría decir amiga de una de ellas y mi enseñanza se debate entre la experiencia con ustedes.

Acomode con gesto modesto mi cabello parpadeando lentamente – Quisiera decir que no rechazaras la oferta… - me hizo entrar en razón con sus palabras, volteé a ver el cielo y ya caía cerca el atardecer – Solo concédeme una noche, si eres de los neutros se donde puedes estar - ¿Acaso quería remediar algo con esta oferta? Algo en él… había causado que mi lengua se soltara, ¿era la presión de mi parte oscura? No…, simplemente que veía parentesco de actitud con la chica mutante que no sabía mucho de quien era…

- Tienes mi promesa de que nada malo te pasará, si la rompo se que los tuyos me lo harán pagar caro – más de lo que ya estaba pagando por adelantado.

Debiera haber pensando que era una respuesta aceptable a todo esto, sin duda todo a mi alrededor se estaba transformando para bien o para mal, la postura de Ben era altiva y segura, como yo tendría que estar, pero las jaquecas no ayudaban en nada para ser yo misma y sin rodeos. - Tienes razón, siempre fuimos de esa forma – mejor no continuar con ese tema o simplemente regresaríamos a que siempre seríamos diferentes, tanto por economía y ahora hasta por “raza”. Nuestras raíces nos amarraban a eso profundamente.

Escuche sus disculpas y espere a escuchar por completo su comentario, tenía razón en dudar, si estuviera en su lugar igual lo haría aunque quien me estuviera ofreciendo la ciudad fuera un guapo y bien formado…, pare ese pensamiento al instante, no quería distraerme ya que no le haría ningún daño. – Quizá tengas razón, sin embargo aquí no hay ningún interés de por medio, no vengo por un beneficio para mi, simplemente quiero hacer algo bien ya que tu camino te guío muy cerca de la ciudad y bueno algo me hizo salir de la ciudad –

No disimule la suave sonrisa que sus palabras traían para mí, e intente no borrarla aún después de su acercamiento y el frío de su aliento. Los reflejos dentro de mí me hacían querer apartarme unos pasos atrás, pero mi orgullo fue más fuerte y me quede observándolo con la ligera sonrisa – Se de lo que eres capaz, aunque no sepa que sea tu fuerte, no hay necesidad de amenazarme de esa forma, ni de imponerte ante mi con tu altura. – Le dije seriamente antes de darle la espalda y empezar a caminar hacia la ciudad, no tardaríamos más de 15 minutos.

- Tengo palabra, eso no lo dudes, y por lo que me puedas prometer no hay mayor promesa que la de no causar destrozos si no tienes las razones suficientes para causarlos - Me gire suavemente y observe como se veía ante la luz, había dado un gran cambio, me imagine de inmediato que tenía que ver algo con lo que él podía hacer.

Deje de mirarlo y me comunique por un radio para indicar que llegaba con un visitante, tenía que hacer esto o no sabía como reaccionarían por que bueno, no era muy conocida por hacer esto, Dylan si, pero él era él.

Asentí ante tu “te sigo” y fue rápido en lo que pasamos, los movimientos no eran muchos cerca de las puertas pero bueno era algo incomodo que yo me presentara con algún “invitado”, al menos para los que me conocían un poco. – Bueno, es un honor presentarte los inicios de la ciudad, en la parte este esta lo que es mi sede y en la otra esta una que te va a interesar mucho, donde algunos de los humanos creen que ambas razas podemos coexistir, dirijámonos a ese lugar, es en si esa parte a la que te iba a llevar por tu seguridad y la de todos, luego podremos ver cualquier otra cosa que quieras –
Le dije de súbito y caminando hacia la sede de Eirene, seguramente ellos serían los más sorprendidos de que yo les llevase a este chico pero a estas alturas eso no importaba, quería ver si ellos tenían razón, quería ver si había algo nuevo que pudiésemos aprender de los mutantes que podían olvidar el pasado y unirse al cambio y más que nada quería que Lilith tuviese menos aliados de su lado.
Al cabo de andar caminando un rato propuse comer algo – Creo que has de tener hambre, ¿algo que se te antoje comer antes de señalarte donde te puedes instalar? – pregunte dándome cuenta de que si seguíamos caminando a este paso lo recorreríamos todo y el quizá ni disfrutara de nada de lo que le quería enseñar.