La oscuridad de lo desconocido (Lilith + libre)

por **Enid West** Miér Mar 23, 2011 9:41 am

Y es en ese momento en el que justo desperté con un profundo jadeo. Abrí mis ojos con sobresalto y paseé mi mirada por todo lo que me rodeaba. Había una luz tenue proveniente de una lámpara que oscilaba sobre mi cabeza. Un armario al fondo de la sala y un escritorio en la otra esquina. Todo de madera. Las paredes son de un material que en un principio no puedo diferenciar… son extrañas, nunca antes había visto una cosa igual. Y después, está la cama en la que me encuentro. Cubierta por sábanas de un color apagado. Es una cama confortable aunque no puedo decir lo mismo de la almohada.

Posé mis descalzos pies sobre el helado suelo. También era de madera. Avancé arrastrando mis pies por toda la habitación, sin mostrar el menor asombro por nada de lo que me rodeaba. Había unos cuantos libros en el escritorio y lo que parecía un escrito. Lo cogí con la punta de mis dedos y me quedé mirándolo, anonada. Había símbolos indescifrables plasmados sobre él. Podría intentar averiguar qué era lo que ponía pero, no me sentía lo suficientemente interesada como para tal esfuerzo. Dejé que el folio se deslizase por mis dedos y volviese a caer sobre la mesa, sin hacer ningún ruido.

Espera un momento. ¿Qué era lo que yo hacía exactamente en aquel sitio? Es más, ¿Dónde me encontraba? Me mordí el labio y corrí hacia la puerta, posando mis manos en el pomo dispuesta a abrirla. Pero… ¿Y si hay alguien detrás dispuesto a aporrearme por intentar escapar? ¿Y si donde me encuentro no es más que una cárcel? Pegué la espalda a la pared y resbalé por su superficie hasta caer al suelo, llevándome las manos a la cabeza e intentando concentrarme.

Me concentré por intentar averiguar qué era exactamente lo que sabía de mí misma. Era Enid West, tenía 19 años. Nací… en un lugar que desconozco. ¿Mis padres? Están muertos. ¿Amigos? Siempre he carecido de ellos aunque ahora podría seleccionar a un par de personas para que cumpliesen ese papel. Vale, ahora, lo más importante. ¿Qué se supone que hago en este lugar? Vale, Enid, intenta recordar lo último que te ha pasado… ¡El almacén! Arkadi, Lilith, almacén. ¿Qué había pasado? ¿Cómo había llegado hasta allí? Es verdad... mi memoria, andaba recuperando mi memoria. Un momento, ¿Y si soy humana? Seguramente que los mutantes que hay al otro lado de la puerta están dispuestos a lanzarse a mi cuello.

Dejo vagar a mi mirada por la estancia durante unos instantes, buscando algo que me pueda servir como arma para salir del lío en el que me he metido. Acabo cogiendo un libro y apretándolo con fuerza contra mi cuerpo. Entonces, abro la puerta, dispuesta a salir corriendo de aquel lugar.

FDR: Lo agrandaré en un futuro no muy lejano....

por **Lilith** Sáb Mar 26, 2011 7:41 am

El cuerpo desmayado de Enid había sido recogido con cuidado del frío suelo del almacén y, siguiendo mis órdenes, luego trasladado a través de la ciudad subterránea hacia la enfermería que teníamos en el edificio de reunión de Ragnarök. Yo era perfectamente que estaba infringiendo una norma propia al traer a la sede a alguien que no formaba parte de nuestro grupo y que, de hecho, había estado muy recientemente con nuestro peor enemigo; no obstante, dado que éramos los únicos que podíamos atenderla debidamente y que obviamente yo tampoco era una hermanita de la caridad que no fuera a saber sacar provecho de ello, decidí que lo más óptimo era traerla a nuestro terreno controlado. Igualmente, estando inconsciente no iba a poder ver el camino que llevaba hacia el más guardado de nuestros secretos y, por lo tanto, no había nada de lo que preocuparse. Enid era dos años más mayor que la última vez que nos vimos, cierto era, sin embargo eso no quitaba que seguía siendo una niña y además ahora confusa.

Después del traslado, se la colocó en una de las camas de la enfermería que en aquellos momentos se encontraba completamente vacía y, aún y así, se habilitaron unas cortinas blancas para envolver la camilla y alejarla del resto de posible ajetreo. Luego, mientras duraba el sueño de Enid, medité concienzudamente el plan que iba a llevar a cabo un vez la bella durmiente se despertara porque estaba claro que iba a tener muchas preguntas para mí, que yo iba a tener que darle muchas respuestas y que a mis espaldas el resto de integrantes iban a querer saber de qué iba todo aquello. Tendría que buscar la forma para explicarles bien toda la historia para que entonces se pudiera valorar con la mente bien fría.

De pronto, algo interrumpió nuestro charla en susurros controlados, justamente aquella de quién hablábamos abrió la puerta de la enfermería y asomó su rostro para escudriñar el exterior. No se dio cuenta de que estábamos ahí, al menos eso era lo que parecía, y no me extrañaba por eso porque su conmoción cerebral seguramente aún la mantenía muy entumecida y desorientada. Llevaba un libro en sus manos, yo no recordaba que hubiera ningún libro por ahí. Automáticamente hice un gesto a algunos de los que se encontraban conmigo hablando para que volvieran a sus tareas, a otros dos les hice un segundo gesto indicándoles que se acercaran a Enid a la vez que yo lo hacía. El momento delicado había empezado.

-Hola Enid, ¿ya te sientes mejor? -pronuncié, las palabras salieron a un ritmo pausado, ni muy lento ni muy violento, con una voz modulada para que sonara serena. En mi rostro había una expresión que mostraba amabilidad pero no la amabilidad de los médicos que hablaban con una sonrisa en los labios, sino la simple amabilidad de la ausencia de hostilidad.

por **Skyler** Lun Mar 28, 2011 3:20 am

Parecía que había bastante movimiento en la base de reuniones, más de lo habitual. Sabía perfectamente que no había ninguna presencia hostil, o habrían dado la alarma a todos los cuerpos de Rägnarok.
¿Podía ser la llegada de un nuevo miembro? ¿Tal vez alguien que se ha puesto a entrenar donde no debía? ¿Algun animalista había perdido el control? ¿Habían traido a alguien herido?

Podían ser demasiadas cosas, así que decidí ponerme a investigar. Que suerte el ser molecular, me ayudaba a cambiar de piso y de habitación con mucha facilidad, además la mayoría de la gente no se percataría de mis movimientos si me movía de esta manera.

Bajé un par de pisos y no parecía nada del otro mundo, todo estaba dentro de lo normal.
Bajé al piso de la enfermería a ver si había algún herido o algo. Giré por un pasillo y vi a un grupo de personas, entre ellos distiguí la figura de nuestra líder. Confíaba plenamente en ella, pero esa situación era sospechosa. Atravesé la pared contigua, avancé pegado a esa pared hasta que llegué al punto de la "reunión".

No pude escuchar de qué trataba la reunión, porque Lilith los mandó casi de inmediato a que se fuesen a ocupar sus puesto. Asomé la cabeza por la pared y vi cómo se acercaba hacia la puerta de la enfermería.

Desde ahí, no podía oir nada de la conversación. Si me acercaba, podría ser descubierto, pero me picaba mucho la curiosidad. Me acerqué a la pared de la enfermería y la atravesé lentamente hasta entrar dentro, intentando hacer el menor ruido posible.

Vi a una joven de pelo moreno, a la que Lilith la llamó Enid. ¿Enid? ¿De qué me suena ese nombre? Me quedé escondido, observando cómo se desarrollaba la situación

por **Enid West** Miér Mar 30, 2011 9:28 am

Abrí la puerta, pero solo fue unos centímetros, lo suficiente como para poder observar qué había al otro lado. Así, al menos, podría estar relativamente preparada para cualquier cosa que pudiese avecinarse. Si alguien se lanzaba para matarme tendría la seguridad de poder cerrar la puerta. Aunque claro, toda oposición a mi muerte acabaría siendo peor. ¿Por qué no limitarme a dejarme matar y ya está? Sabía que esa sería la mejor opción, dejar que todo acabase. Entregarme a mi enemigo, aceptar mi tortura y morir. Supongo que después de mi muerte sí que sería capaz de recordar algo… al menos, eso esperaba. No quería morir como un espíritu errante desconocedor de todo lo que amó.

Sin embargo, un grito agudo proveniente de mi interior hizo que mis ánimos, mis ganas de avanzar, de continuar viva, de que todo siguiese el curso que habían marcado las estrellas; volviesen a flote, olvidando las oscuras profundidades del mar que los había sumido casi por completo y que casi los ahogaba.

Quería luchar por lo que quería. Me gustaba mi vida aunque no tuviese historia y quería continuarla, escribiendo con tinta cada capítulo que se me ocurría. Iba a continuar viva, seguiría estando al lado de Kadi y mi vida volvería a su cauce natural.

Al pensar en Arkadi algo en mi interior se removió, se retorció y acabó encogiéndose sobre sí mismo. Él no estaba. No estaba por ninguna parte de la sala, ni siquiera en una esquina jugando a sus cartas, haciendo trucos de magia. ¿Dónde se habría metido? ¿Lo habrían capturado los miembros de Ragnarök por traición y estaban decididos a matarlo? No. Eso sí que no. No iba a permitir que nadie me robase lo único bueno que comenzaba a surcar mis sueños.

Di un paso al frente mientras abría un poco más la puerta. De repente, una mujer apareció frente a mí. Era alta y esbelta, tez morena y melena negra como la noche. Preciosa, realmente hermosa. Aquel seguramente sería el aspecto que tendría la muerte. Hermosa pero letal. Me mordí el labio inferior intentando no temblar. Entonces fue cuando ella habló, con una voz melodiosa, lenta y pausada. No, no era dulce ni mucho menos, pero tampoco brusca. Era tranquila, muy tranquila, aunque había algo en ella que me hacía temerla.

Me quedé un momento en silencio no sabiendo exactamente qué debería de responder a aquello. Sabía mi nombre y, cuando lo escuché de sus labios, el bello de los brazos se me erizó y se me puso la piel de gallina. ¿Me conocería? Intenté pensar, apretando los dientes y repitiéndome mentalmente que todo estaba bien. Fue entonces cuando me acordé de que a aquella mujer la había visto en más de una ocasión, de que fue la última persona que vi antes de desmayarme. Era una mutante, la líder de los mutantes y, sabía mi nombre.

-Ho…la –Dije muy lentamente, pausada, con la voz temblorosa. –Sí, no, no lo sé. ¿De qué me conoces? –Intenté que en mi voz no se hiciese notar el nerviosismo aunque las manos comenzaron a sudarme y las piernas a temblarme ligeramente. Temía a aquella mujer más de lo que había llegado a asustarme tanto ante la presencia de otra persona, pues sería la que acabaría dándome muerte.

por **Lilith** Dom Abr 17, 2011 10:44 pm

La oscuridad de lo desconocido (Lilith + libre) MaxWiller2

Fruncí leve e impercetiblemente el ceño ante la reacción que demostró Enid tras mi acercamiento pues no era lo que yo deseaba por su parte. Con un rápido movimiento de mi cabeza ordené a los dos mutantes que había a ambos lados que se echaran hacia atrás de forma que se redujera la impresión imponente de sus cuerpos, sobre todo d los dos metros de alto y medio de ancho que poseía Max Willer. No quería atemorizar más a la joven mentalista. Por otro lado, no obstante, no iba a cambiar mi comportamiento para ganármela; en primer lugar porque esa no era mi filosofía sino algo más propio de los humanos y en segundo lugar porque me era prácticamente imposible, y siempre lo ha sido. Yo podía mostrarme a los demás de dos formas: o bien hostil, faceta destinada a los humanos, o bien serenamente indiferente, faceta destinada al resto del mundo, ahora por supuesto llevaba conmigo la segunda. Me aclaré la garganta con un corto carraspeo y miré a Enid por unos segundos.

-Te conozco de hace un par de años, nos hemos encontrado algunas veces y creo que tú me considerabas algo así como una amiga -hablé con una falta de emotividad que casi parecía estar hablando en otro idioma, el suyo que no el mío, pero por supuesto aquello era lo que debía hacer. Debía recordarle las cosas tal y como ella las hubiera guardado y por eso es que mencioné la amistad-. Mira, Enid, te explicaré por qué estás aquí para ahorrarte temores inútiles: no estás atrapada, ni secuestrada, ni pretendemos hacerte nada. Rangarök además de tener el objetivo que todos sabemos que tiene, también gusta de ayudar al resto de mutantes. Tú solo te encuentras aquí porque necesitabas una pequeña ayuda y eso quiere decir que, cuando estés bien, ya te irás a dónde gustes -Crucé los brazos sobre el pecho mientras le hablaba-. Ah, y antes que preguntes por él, Arkadi no está aquí, no le hemos hecho nada y si no ha venido es porque no habrá querido -solté al final. Sí, no fui la delicadeza en persona pero ella debía saber la verdad de forma clara.

Después de mi parlamento hacia Enid, di un cortísimo paso hacia atrás de forma que volví a quedar a la misma altura que los dos mutantes que me habían acompañado cuando los otros tres que cerraban el grupo seguían un poco más alejados y ahora charlaban entre ellos. En ese mismo momento la mutante que ocupaba el lugar de la derecha, en contraposición al colosal Max, me dio un golpecito en el hombro y me miró para luego señalar detrás de nosotros y hacia la pared. Medio sonreí interior y exteriormente.

-¿Por qué te quedas ahí detrás escuchando, Skyler? ¿Qué te impide formar parte del grupo? -arqueé una ceja mientras parecía hablarle a la pared, detrás de la cuál sabía, gracias a la mentalista que me acompañaba, que se encontraba el mutante.

FDR: Bien, lo que os he comentado. Por mi este post puede cerrarse, si igualmente queréis continuarlo avisadme y edito el post y para poner que Lilith se marcha; si no, después de vuestros posts lo cerramos y ya.

por Contenido patrocinado

La oscuridad de lo desconocido (Lilith + libre)

La oscuridad de lo desconocido (Lilith + libre)

Re: La oscuridad de lo desconocido (Lilith + libre)

Re: La oscuridad de lo desconocido (Lilith + libre)

Re: La oscuridad de lo desconocido (Lilith + libre)

Re: La oscuridad de lo desconocido (Lilith + libre)

Re: La oscuridad de lo desconocido (Lilith + libre)