Trama Misterio Gélido {Preludio: La Organización}
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Luca Viatella
Apocalíptica
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Trama Misterio Gélido {Preludio: La Organización}
Os encontráis en los terrenos humanos cuando de repente empieza a sonar suavemente el buscador que todos lleváis siempre encima como requisito necesario en la organización. En la pequeña pantalla aparece el mensaje de que habéis sido convocados para una reunión extraordinaria ante Mikhail Kostova, en el Centro de Reuniones de la sede de la Organización, a la que debéis asistir de forma inmediata. No hay más detalles aunque vuestras sospechas directamente apuntan hacia la noticia de los extraños asesinatos que han empezado a darse en las llanuras heladas.
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- Funcionamiento: Tema introductorio al inicio de la trama, constará de una participación de los personajes a través de dos posts el de llegada al lugar y el de salida después de recibir las instrucciones. Se esperará solamente un día a que todos hayan posteado la primera tanda y otro día más para cerrar el tema.
- Participantes: Mikhail Kostova, Dylan Black, Luca Viatella, Reneé des Mignaux, Enki y Ironman. Cualquier otro miembro de la Organización puede unirse.
Última edición por Apocalíptica el Lun Abr 18, 2011 10:18 pm, editado 1 vez
ApocalípticaNarración - Cantidad de envíos : 260
Fecha de inscripción : 23/02/2010
Re: Trama Misterio Gélido {Preludio: La Organización}
-'Piccola' - susurré apartando suavemente de su espalda desnuda un mechón de cabello fino.
Mis labios rozaron su hombro derecho, delgado, y bajaron lentamente por a clavícula resiguiendo aquel cuerpo que ya se conocían a una absoluta perfección. Maria Carla, una joven italiana de desbordante belleza morena: cabello oscuro, piel tostada y unos ojos castaños casi negro; aunque yo prefiriera a una mujer rubia no podría negarse de ninguna manera que era hermosa. Su hermano un par de años menor que ella, Giovanni, había salido hacía unos días al exterior y había quedado expuesto a algún tipo de gas putrefacto de forma que terminó contrayendo una enfermedad hasta niveles casi alarmantes, ahora se encontraba en la enfermería siendo asistido y con ello tenía a toda la familia sumamente preocupada. Sobre todo su bella hermana, quien había acudido hasta mí para ver si le era posible evadir su mente de aquellas preocupaciones; y yo obviamente no sería capaz de negarme a una petición solicitada por una dama. En esas estábamos cuando empezó a pitar la estridente alarma de mi busca, ubicado en mi gabardina. Las ganas de hacerle caso eran indirectamente proporcionales a la reprimenda que recibiría en caso de no hacerlo pues aún recordaba perfectamente como me había saltado la última reunión y la charla que Mikhail me había dado a causa de ello, con una vez tenía más que suficiente gracias. Desganado, me removí un poco y fui en búsqueda del dichoso aparata para ver de qué se trataba ahora el asunto.
-'Scusa, ragazza' -susurré tras volver a guardar el busca e iniciando el proceso de recuperar mi ropa-, me llaman para algo que parece ser urgente.
Me vestí de forma rápida mientras ella aún se mantenía en la cama en silencio, seguramente demasiado desinteresada como para levantarse. Por supuesto no sabía que la llamada era de la Organización ya que no estábamos autorizados a decir a los civiles que formábamos parte del proyecto, pero tampoco hacía falta buscar ninguna excusa cuando era usual que aquellos que trabajábamos en el campo científico-técnico fuésemos dando vueltas de un lado a otros de las naves.
-'Arrivederci, bella' -Guiñé un ojo después de probar el sabor de sus labios y besar su mano diestra.
Y con un gesto de mi sombrero, desaparecí por el fondo de los pasillos para ir hacia la zona secreta donde se encontraba la purta del atajo hacia la Sede. Mientras hacía aquel camino que me sabía de memoria, pensé en la posible causa para una reunión tan precipitada como para que no me pudiera haber enterado antes de ella y me imaginé que finalmente Mikhail habría sacado algo en claro después de dos días pensando en el caso de las muertes en ñas llanuras. Ahora querría contarlo, en que mal momento...
Al llegar a la sala, ocupé el lugar que tenía asignado des del primer día y esperé; tal vez estuviera Reneé convocada también, últimamente se había estado ganando muchos puntos de confianza.
Mis labios rozaron su hombro derecho, delgado, y bajaron lentamente por a clavícula resiguiendo aquel cuerpo que ya se conocían a una absoluta perfección. Maria Carla, una joven italiana de desbordante belleza morena: cabello oscuro, piel tostada y unos ojos castaños casi negro; aunque yo prefiriera a una mujer rubia no podría negarse de ninguna manera que era hermosa. Su hermano un par de años menor que ella, Giovanni, había salido hacía unos días al exterior y había quedado expuesto a algún tipo de gas putrefacto de forma que terminó contrayendo una enfermedad hasta niveles casi alarmantes, ahora se encontraba en la enfermería siendo asistido y con ello tenía a toda la familia sumamente preocupada. Sobre todo su bella hermana, quien había acudido hasta mí para ver si le era posible evadir su mente de aquellas preocupaciones; y yo obviamente no sería capaz de negarme a una petición solicitada por una dama. En esas estábamos cuando empezó a pitar la estridente alarma de mi busca, ubicado en mi gabardina. Las ganas de hacerle caso eran indirectamente proporcionales a la reprimenda que recibiría en caso de no hacerlo pues aún recordaba perfectamente como me había saltado la última reunión y la charla que Mikhail me había dado a causa de ello, con una vez tenía más que suficiente gracias. Desganado, me removí un poco y fui en búsqueda del dichoso aparata para ver de qué se trataba ahora el asunto.
-'Scusa, ragazza' -susurré tras volver a guardar el busca e iniciando el proceso de recuperar mi ropa-, me llaman para algo que parece ser urgente.
Me vestí de forma rápida mientras ella aún se mantenía en la cama en silencio, seguramente demasiado desinteresada como para levantarse. Por supuesto no sabía que la llamada era de la Organización ya que no estábamos autorizados a decir a los civiles que formábamos parte del proyecto, pero tampoco hacía falta buscar ninguna excusa cuando era usual que aquellos que trabajábamos en el campo científico-técnico fuésemos dando vueltas de un lado a otros de las naves.
-'Arrivederci, bella' -Guiñé un ojo después de probar el sabor de sus labios y besar su mano diestra.
Y con un gesto de mi sombrero, desaparecí por el fondo de los pasillos para ir hacia la zona secreta donde se encontraba la purta del atajo hacia la Sede. Mientras hacía aquel camino que me sabía de memoria, pensé en la posible causa para una reunión tan precipitada como para que no me pudiera haber enterado antes de ella y me imaginé que finalmente Mikhail habría sacado algo en claro después de dos días pensando en el caso de las muertes en ñas llanuras. Ahora querría contarlo, en que mal momento...
Al llegar a la sala, ocupé el lugar que tenía asignado des del primer día y esperé; tal vez estuviera Reneé convocada también, últimamente se había estado ganando muchos puntos de confianza.
Luca ViatellaMiembro de La Organización - Cantidad de envíos : 219
Fecha de inscripción : 09/02/2010
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Re: Trama Misterio Gélido {Preludio: La Organización}
FDR: Voy a hacer un post super corto puesto que, por si no os habéis enterado todavía, estamos tres con intercambios. Enid con una irlandesa, Alex con otro irlandés y yo con un francés --" sí, me tenía que tocar el idioma feo xD.
Me encontraba apuntando progresos en la búsqueda de Zero. Que yo supiese, nadie había conseguido hasta el momento nada, ni siquiera habíamos llegado a oler su aroma. Odiaba a aquel mutante más que a ningún otro y mira que a Enid había llegado a odiarla también mucho. Lástima que el roce haga el cariño y que había acabado aceptándola ligeramente, aunque continuaba ardiendo en deseos de que toda la raza amorfa desapareciese del planeta y nos dejase el mundo a nosotros, los que éramos honrados y no matábamos a traición. ¿Qué le habíamos hecho nosotros a ellos antes de que matasen a mi mujer? Nada. Solo queríamos acercarnos y que pudiésemos entablar amistad, vivir juntos de nuevo en armonía. Pero nada, los mutantes eran horriblemente asquerosos y habían acabado con la vida de mi único y verdadero amor.
Así pues, mi hoja continuaba vacía. Lo habíamos intentado un montón de veces pero no había manera de dar con él. Quería hacerlo sufrir, que gritase de dolor, que su espalda se desgarrase bajo el calor del látigo. Sabía que aquella era una práctica extremadamente medieval pero... ¿Quién sino había sabido más sobre torturas que todos los imbéciles de la Santa Inquisición? ¡Nadie! Así que, habría que seguir sus métodos actualizándolos a la tecnología.
Fue entonces cuando un mensaje y, el careto de Mikhail, apareció sobre mi dispositivo de comunicación. Más de una vez había pensando en instalarle a aquello algún programa para poder pintorrear a toda persona "importante" que apareciese por él. Pero no, yo era un hombre ya mayor para todos aquellos cachondeos de niños. Debería de presentarme en un rato en la sede de La Organización.
Me levanté y salí de allí corriendo. Cuando llegué a La Organización solo se encontraba allí Luca. Me acerqué a él con una sonrisa y me senté a su vera. Sabía muy bien de qué se trataría la reunión. Las muertes de humanos en la llanura helada. No podía haber otra razón puesto que Mikhail me lo había cometnado ya más de una vez en una semana.
Me encontraba apuntando progresos en la búsqueda de Zero. Que yo supiese, nadie había conseguido hasta el momento nada, ni siquiera habíamos llegado a oler su aroma. Odiaba a aquel mutante más que a ningún otro y mira que a Enid había llegado a odiarla también mucho. Lástima que el roce haga el cariño y que había acabado aceptándola ligeramente, aunque continuaba ardiendo en deseos de que toda la raza amorfa desapareciese del planeta y nos dejase el mundo a nosotros, los que éramos honrados y no matábamos a traición. ¿Qué le habíamos hecho nosotros a ellos antes de que matasen a mi mujer? Nada. Solo queríamos acercarnos y que pudiésemos entablar amistad, vivir juntos de nuevo en armonía. Pero nada, los mutantes eran horriblemente asquerosos y habían acabado con la vida de mi único y verdadero amor.
Así pues, mi hoja continuaba vacía. Lo habíamos intentado un montón de veces pero no había manera de dar con él. Quería hacerlo sufrir, que gritase de dolor, que su espalda se desgarrase bajo el calor del látigo. Sabía que aquella era una práctica extremadamente medieval pero... ¿Quién sino había sabido más sobre torturas que todos los imbéciles de la Santa Inquisición? ¡Nadie! Así que, habría que seguir sus métodos actualizándolos a la tecnología.
Fue entonces cuando un mensaje y, el careto de Mikhail, apareció sobre mi dispositivo de comunicación. Más de una vez había pensando en instalarle a aquello algún programa para poder pintorrear a toda persona "importante" que apareciese por él. Pero no, yo era un hombre ya mayor para todos aquellos cachondeos de niños. Debería de presentarme en un rato en la sede de La Organización.
Me levanté y salí de allí corriendo. Cuando llegué a La Organización solo se encontraba allí Luca. Me acerqué a él con una sonrisa y me senté a su vera. Sabía muy bien de qué se trataría la reunión. Las muertes de humanos en la llanura helada. No podía haber otra razón puesto que Mikhail me lo había cometnado ya más de una vez en una semana.
Dylan BlackMiembro de La Organización - Cantidad de envíos : 235
Fecha de inscripción : 04/02/2010
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Re: Trama Misterio Gélido {Preludio: La Organización}
Sentada en un rincón apartado del interior del edificio de la sede, jugaba aburrida con mi cuchillo entre mis manos, girándolo lentamente sin apartar la vista de él. De vez en cuando, notaba pasar a alguien cerca de mí, pero la mayoría no notaba mi presencia...y los que lo hacían, no se quedaban mucho rato mirando. Tenían cosas más importantes que observar cómo una chica rusa con el pelo de color extravagante jugaba con un arma blanca, corriendo el peligro de cortarse algo más que los dedos. Yo, por mi parte, ignoraba aquel hecho, así como cualquier persona que se paraba a mirarme menos de tres segundos, pues me quedaba claro que no tenían interés en mí. Quizás por el hecho de que era nueva era de poca atención...aunque quizás era culpa mía y debía buscar la manera de..."socializar" un poco...
En un leve movimiento, tomé el cuchillo por la punta y lo lancé al aire con un gesto de muñeca, girando en el aire un par de veces antes de caer de nuevo en mi mano sobre la empuñadura. En ese momento, sin saber por qué, algo me provocó alzar la mirada, visualizando a un chico de bastante menos edad que yo, quizás unos 10 ó 12 años...posiblemente fuese uno de los refugiados. Mantuve mi mirada fija en él, al igual que él conmigo, parpadeando con suavidad y observándolo en silencio con curiosidad. Parecía que esperaba a que hablase yo primero...pero no tenía motivos para hacerlo, por lo que el chico podía esperar toda una eternidad a que le dijese un simple "hola".
Sin embargo, pronto otro estímulo captó mi atención: un pitido que provenía del bolsillo de mi pantalón. Un poco sorprendida por ello al principio, luego recordé que era el busca-personas que, no hace mucho tiempo (concretamente unas tres horas), me habían dado para que estuviese pendiente de cualquier aviso por parte del líder de la Organización...y el pitido era la señal de que había algo importante. Como pude, lo saqué del bolsillo y detuve la alarma, mirando en silencio el mensaje que decía, simplemente, que se debía ir a la sala de reuniones...sin dar más detalles. Aquello no me gustó. Nada más había llegado a aquel lugar y ya empezaban a darme órdenes...supongo que era mi pago por haber sido acogida en la sede de la Organización...
Poco a poco, me puse en pie con ayuda de mis manos, guardé el busca y mi cuchillo en diferentes bolsillos y me encaminé por el pasillo en dirección a la sala de reuniones, metiendo las manos en en el amplio bolsillo de mi chaqueta...pero un leve tirón en mi ropa me detuvo, provocando que también me volviese, fijando los ojos en la persona que me estaba sujetando: el chico de antes:
-¿Buscas la sala de reuniones?-me preguntó el chico directamente, asintiendo yo con la cabeza-...es por ahí...-añadió, señalando el otro lado del pasillo, fijando la vista allí durante unos segundos antes de volver al joven-...gracias...-le dije simplemente, sin expresar otra cosa que seriedad en mi rostro, echando a andar en el momento en que el chico desconocido me soltaba en la chaqueta y miraba en silencio cómo me alejé hasta que desaparecí por la esquina, suspirando levemente y siguiendo las señales que aparecían hasta que pude encontrar la sala de reuniones, abriendo la puerta con cuidado y visualizando justo en en ese momento a dos hombres, sentados uno al lado del otro, sentándome yo en una silla algo más alejada. No estaba segura del por qué de la reunión...pero intuía que sería por aquellos asesinatos en la llanura que escuché una vez a escondidas. Igualmente, no me moví del lugar, sacando las manos del bolsillo y posándolas en mi regazo, jugando con mis dedos para buscar una forma de distraerme hasta que la reunión comenzase.
En un leve movimiento, tomé el cuchillo por la punta y lo lancé al aire con un gesto de muñeca, girando en el aire un par de veces antes de caer de nuevo en mi mano sobre la empuñadura. En ese momento, sin saber por qué, algo me provocó alzar la mirada, visualizando a un chico de bastante menos edad que yo, quizás unos 10 ó 12 años...posiblemente fuese uno de los refugiados. Mantuve mi mirada fija en él, al igual que él conmigo, parpadeando con suavidad y observándolo en silencio con curiosidad. Parecía que esperaba a que hablase yo primero...pero no tenía motivos para hacerlo, por lo que el chico podía esperar toda una eternidad a que le dijese un simple "hola".
Sin embargo, pronto otro estímulo captó mi atención: un pitido que provenía del bolsillo de mi pantalón. Un poco sorprendida por ello al principio, luego recordé que era el busca-personas que, no hace mucho tiempo (concretamente unas tres horas), me habían dado para que estuviese pendiente de cualquier aviso por parte del líder de la Organización...y el pitido era la señal de que había algo importante. Como pude, lo saqué del bolsillo y detuve la alarma, mirando en silencio el mensaje que decía, simplemente, que se debía ir a la sala de reuniones...sin dar más detalles. Aquello no me gustó. Nada más había llegado a aquel lugar y ya empezaban a darme órdenes...supongo que era mi pago por haber sido acogida en la sede de la Organización...
Poco a poco, me puse en pie con ayuda de mis manos, guardé el busca y mi cuchillo en diferentes bolsillos y me encaminé por el pasillo en dirección a la sala de reuniones, metiendo las manos en en el amplio bolsillo de mi chaqueta...pero un leve tirón en mi ropa me detuvo, provocando que también me volviese, fijando los ojos en la persona que me estaba sujetando: el chico de antes:
-¿Buscas la sala de reuniones?-me preguntó el chico directamente, asintiendo yo con la cabeza-...es por ahí...-añadió, señalando el otro lado del pasillo, fijando la vista allí durante unos segundos antes de volver al joven-...gracias...-le dije simplemente, sin expresar otra cosa que seriedad en mi rostro, echando a andar en el momento en que el chico desconocido me soltaba en la chaqueta y miraba en silencio cómo me alejé hasta que desaparecí por la esquina, suspirando levemente y siguiendo las señales que aparecían hasta que pude encontrar la sala de reuniones, abriendo la puerta con cuidado y visualizando justo en en ese momento a dos hombres, sentados uno al lado del otro, sentándome yo en una silla algo más alejada. No estaba segura del por qué de la reunión...pero intuía que sería por aquellos asesinatos en la llanura que escuché una vez a escondidas. Igualmente, no me moví del lugar, sacando las manos del bolsillo y posándolas en mi regazo, jugando con mis dedos para buscar una forma de distraerme hasta que la reunión comenzase.
Svetlana TretiakovaMiembro de La Organización - Cantidad de envíos : 6
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(2/10)
Re: Trama Misterio Gélido {Preludio: La Organización}
Había sido duro, llevábamos un tiempo en que la Organización no daba en el clavo ni a patadas. Cosa que, dicha sea de paso, me crispaba los nervios. ¡¿Cómo podíamos nosotros, La Organización, formada por los más grandes genios, no conseguir cumplir nuestros objetivos?! ¡Era alarmante!
Tanto como en la búsqueda del mutante Zero, como en nuestros experimentos con el suero anti-mutaciones, como en la investigación de las armas, como en la construcción de la nueva ciudad, íbamos muy retrasados, demasiado retrasados, de forma inadmisible.
Pero, finalmente, pude tener algún resultado decente, algo a lo que dedicarme que haría que nuestra Organización tuviera un pequeño éxito más a la lista y que subiera los ánimos de mis hombres.
Habíamos decidido iniciar una misión de exploración a las Llanuras Heladas que se encontraban cerca del Polo Sur del planeta. ¿El motivo? Nuestros hallazgos de cadáveres destrozados de manera simplemente inhumana, de ambas especies. Lo cual nos alarmó bastante, lo reconozco, y aunque tal vez no debíamos meternos, di la orden de llamar a todos los hombres que estuvieran libres.
Y sí, acudieron a la Sede, como buenos soldados míos que eran. Sonreí ligeramente, con autosatisfacción, mientras avanzaba por los impolutos pasillos de la Sede de La Organización, mis pasos resonando en el suelo frío y gris y mi bata... No espera, no llevaba puesta la bata. En fin, la chaqueta ondeando tras de mí. Rebosando seguridad en mí mismo. Como debía ser.
Por fin llegué a una de las puertas de la Sala de Reuniones. La principal. La abrí con un golpe fuerte, abriéndola de golpe, y ambas batientes de la puerta chocaron contra la pared. Mi entrada hizo que todos los asistentes a la reunión fijaran su vista en mí, aunque, por lo que me parecía, ninguno estaba hablando ni nada por el estilo.
Repasé a todos los asistentes sentados ante mí.
-Buenos días. -saludé, con la educación por delante y con voz potente y alta para hacerme oír. Caminé hasta una cómoda silla que había en el centro, para mí (o para el cargo más importante en su defecto), y me dejé caer. Dejé ante mí los papeles que consultaría mientras daba las instrucciones.
-Por favor, pónganse cómodos, y escúchenme con atención. -suspiré, y me subí las gafas.
-Bien, empecemos. Como muchos de ustedes sabrán, han sido encontrados algunos cadáveres humanos en las Llanuras heladas al sur del continente. -paseé mi mirada, fría e inexpresiva, entre todos los presentes, para ver su reacción.
-Los cadáveres presentaban un aspecto totalmente irreconocible, pero pudimos identificarlos como nuestros por el ADN y fichas dentales. Al principio, sospechamos de los mutantes, y de que tales llanuras fueran la localización de su base de operaciones, pero descartamos dicha opción al encontrar más cadáveres mutilados. Éstos no figuraban en nuestras bases de datos, y algunos presentaban rasgos de mutante, o incluso, figuraban en nuestras bases de datos como mutantes con los que ya nos habíamos encontrado antes.-tomé aliento, y cogí una de esas hojas.
Me levanté, y puse la hoja en un proyector. Lo encendí, y una imagen de un mapamundi se pudo ver claramente en la pared. Señalé la zona que nos interesaba.
-Bien, como pueden ver, esta zona es desconocida para nosotros: el clima extremo, su localización lejana y demás factores la hacen una zona peligrosa para su exploración. Pero, por supuesto, -me quité las gafas y las limpié con un pequeño trozo de tela que saqué del bolsillo de mi pantalón oscuro -ahora que hemos descubierto esos cuerpos humanos debemos intervenir.
Volví a ponerme las gafas, crucé mis brazos sobre el pecho, y paseé mi mirada gélida por todos los presentes, analizando sus expresiones.
-Bien, damas y caballeros, como ya habrán imaginado después de este breve discurso introductorio, les he convocado aquí para darles una importante misión de exploración. Iremos a las Llanuras heladas a investigar qué demonios está pasando aquí. Por supuesto, puede ser peligroso, así que mentalícense. -tomé aire, y me arremangué un poco las mangas de mi jersei de color beige.
-La expedición estará encabezada por mí como director del gabinete científico, con la colaboración de Dylan Black, que se centrará en los que formáis parte del cuerpo de seguridad. Espero verles a todos aquí, mañana a primera hora. Traigan ropa de abrigo, por supuesto, y todo lo que les parezca que pueda serles útiles, aunque mi recomendación es llevar el mínimo de trastos posible: será una larga y dura caminata de exploración y reconocimiento.
Suspiré, y miré a los presentes de nuevo, pensando con curiosidad si volverían todos enteros o no.
-En fin, señores, creo que no queda nada más que decir. Pueden irse. Vayan a dormir pronto, mañana será un día duro. -solté las manos, que aún estaban cruzadas, e hice un gesto para dar a entender que se podían levantar ya.
Tanto como en la búsqueda del mutante Zero, como en nuestros experimentos con el suero anti-mutaciones, como en la investigación de las armas, como en la construcción de la nueva ciudad, íbamos muy retrasados, demasiado retrasados, de forma inadmisible.
Pero, finalmente, pude tener algún resultado decente, algo a lo que dedicarme que haría que nuestra Organización tuviera un pequeño éxito más a la lista y que subiera los ánimos de mis hombres.
Habíamos decidido iniciar una misión de exploración a las Llanuras Heladas que se encontraban cerca del Polo Sur del planeta. ¿El motivo? Nuestros hallazgos de cadáveres destrozados de manera simplemente inhumana, de ambas especies. Lo cual nos alarmó bastante, lo reconozco, y aunque tal vez no debíamos meternos, di la orden de llamar a todos los hombres que estuvieran libres.
Y sí, acudieron a la Sede, como buenos soldados míos que eran. Sonreí ligeramente, con autosatisfacción, mientras avanzaba por los impolutos pasillos de la Sede de La Organización, mis pasos resonando en el suelo frío y gris y mi bata... No espera, no llevaba puesta la bata. En fin, la chaqueta ondeando tras de mí. Rebosando seguridad en mí mismo. Como debía ser.
Por fin llegué a una de las puertas de la Sala de Reuniones. La principal. La abrí con un golpe fuerte, abriéndola de golpe, y ambas batientes de la puerta chocaron contra la pared. Mi entrada hizo que todos los asistentes a la reunión fijaran su vista en mí, aunque, por lo que me parecía, ninguno estaba hablando ni nada por el estilo.
Repasé a todos los asistentes sentados ante mí.
-Buenos días. -saludé, con la educación por delante y con voz potente y alta para hacerme oír. Caminé hasta una cómoda silla que había en el centro, para mí (o para el cargo más importante en su defecto), y me dejé caer. Dejé ante mí los papeles que consultaría mientras daba las instrucciones.
-Por favor, pónganse cómodos, y escúchenme con atención. -suspiré, y me subí las gafas.
-Bien, empecemos. Como muchos de ustedes sabrán, han sido encontrados algunos cadáveres humanos en las Llanuras heladas al sur del continente. -paseé mi mirada, fría e inexpresiva, entre todos los presentes, para ver su reacción.
-Los cadáveres presentaban un aspecto totalmente irreconocible, pero pudimos identificarlos como nuestros por el ADN y fichas dentales. Al principio, sospechamos de los mutantes, y de que tales llanuras fueran la localización de su base de operaciones, pero descartamos dicha opción al encontrar más cadáveres mutilados. Éstos no figuraban en nuestras bases de datos, y algunos presentaban rasgos de mutante, o incluso, figuraban en nuestras bases de datos como mutantes con los que ya nos habíamos encontrado antes.-tomé aliento, y cogí una de esas hojas.
Me levanté, y puse la hoja en un proyector. Lo encendí, y una imagen de un mapamundi se pudo ver claramente en la pared. Señalé la zona que nos interesaba.
-Bien, como pueden ver, esta zona es desconocida para nosotros: el clima extremo, su localización lejana y demás factores la hacen una zona peligrosa para su exploración. Pero, por supuesto, -me quité las gafas y las limpié con un pequeño trozo de tela que saqué del bolsillo de mi pantalón oscuro -ahora que hemos descubierto esos cuerpos humanos debemos intervenir.
Volví a ponerme las gafas, crucé mis brazos sobre el pecho, y paseé mi mirada gélida por todos los presentes, analizando sus expresiones.
-Bien, damas y caballeros, como ya habrán imaginado después de este breve discurso introductorio, les he convocado aquí para darles una importante misión de exploración. Iremos a las Llanuras heladas a investigar qué demonios está pasando aquí. Por supuesto, puede ser peligroso, así que mentalícense. -tomé aire, y me arremangué un poco las mangas de mi jersei de color beige.
-La expedición estará encabezada por mí como director del gabinete científico, con la colaboración de Dylan Black, que se centrará en los que formáis parte del cuerpo de seguridad. Espero verles a todos aquí, mañana a primera hora. Traigan ropa de abrigo, por supuesto, y todo lo que les parezca que pueda serles útiles, aunque mi recomendación es llevar el mínimo de trastos posible: será una larga y dura caminata de exploración y reconocimiento.
Suspiré, y miré a los presentes de nuevo, pensando con curiosidad si volverían todos enteros o no.
-En fin, señores, creo que no queda nada más que decir. Pueden irse. Vayan a dormir pronto, mañana será un día duro. -solté las manos, que aún estaban cruzadas, e hice un gesto para dar a entender que se podían levantar ya.
Mikhail KostovaLíder de La Organización - Cantidad de envíos : 689
Fecha de inscripción : 21/12/2009
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Re: Trama Misterio Gélido {Preludio: La Organización}
Casi me dieron ganas de levantarme y aplaudir a Mikhail tras su charla o discurso porque, realmente, cuando se ponía serio -bueno, más serio de lo habitual, ya se me entiende- podía llegar a sonar verdaderamente épico y, claro, así daban ganas de aplaudir y gritar algo como "humanos unidos jamás serán vencidos". Obviamente, por supuesto, yo era consciente de que eso último no era muy adecuado para el tema tratado y nadie habrían comprendido mi humor negro, así que me lo guardé para carcajearme mentalmente de ello mientras mi rostro se mantenía todo lo sereno y respetuoso que aparentaba siempre, a la vez que asentía ligeramente con la cabeza a modo de aceptación de aquella misíón. Aunque tampoco es que se nos hubiera presentado la opción de decir que no, unirse a La Organización ya significaba, de buen principio, aceptar las condiciones de ser participe en cualquier tipo de misión con cualquier tipo de peligro; incluso el de perder la vida propia. Todo fuera por proteger a los nuestros de los aberraciones, alguien iba a tener que hacerlo.
Al finalizar todo, recogí mis cosas i salí de la sala después del señal de Mikhail. Tendría que hacer algunas cosas aquella noche, a fin de cuentas podría ser la última en mi vida, quien sabe si mañana, después de iniciarse la misión en la llanuras, podría volver a las naves... Eso sí que sonaba épico.
Al finalizar todo, recogí mis cosas i salí de la sala después del señal de Mikhail. Tendría que hacer algunas cosas aquella noche, a fin de cuentas podría ser la última en mi vida, quien sabe si mañana, después de iniciarse la misión en la llanuras, podría volver a las naves... Eso sí que sonaba épico.
Luca ViatellaMiembro de La Organización - Cantidad de envíos : 219
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Re: Trama Misterio Gélido {Preludio: La Organización}
La repentina aparición del líder no me dejó indiferente, casi dando un respingo en la silla cuando pateó la puerta de aquella forma tan visual, casi como si fuese una entrada heroica. De inmediato, se puso a explicar la misión que, próximamente, participaríamos...espera...¿Sólo 5 personas? Bueno, era una misión de rescate, vale...pero sólo cinco personas a hacer un reconocimiento...lo veía muy mal...pero qué se le iba a hacer...no tenía tiempo ni ganas para contradecir al líder sobre lo que debíamos o no de hacer. Con toda la explicación que había dado, era evidente que esa misión no iba a pasarse por alto...aunque fuésemos tan pocos participantes de ella.
Tras su discurso, me desperté despacio a su señal, acomodándome el suéter y los vaqueros tras haber estado sentada todo ese rato, sacudiendo el pantalón con las manos y dirigiéndome a la puerta por la que había entrado con las manos en el bolsillo de la chaqueta, haciendo una seña con la cabeza al líder antes de desaparecer por la puerta. Bien...lo imprescindible y ropa de abrigo...lo segundo era sencillo de conseguir...pero lo primero...algo de agua o de comida...mi cuchillo y mi colgante...¿Darán algún arma? Uhm...vaya, se me olvidó preguntarle eso al líder...pero no importa, ya lo averiguaré cuando la misión se inicie...que igualmente, en caso de que no hayan, tendré mi cuchillo, que es mejor que nada...
Mientras mi mente desvariaba un poco, regresé a mi cuarto para preparar lo poco que tenía y esperar a que los acontecimientos pasasen, echada en mi cama boca arriba con las manos en la nuca. De todas formas...no tenía ningún objetivo en mi vida...¿En este mundo quién puede tener un objetivo? Algunos de la Organización mencionaban que su "destino" era acabar con todos los mutantes...¿Realmente hacía falta hacerlo? Los ideales de la Organización no me convencían del todo...no entendía por qué debíamos acabar con los mutantes...pero preferí dejar esas ideas fuera por el momento y agradecer que me acogiesen...ya que sin ellos, probablemente ahora estaría muerta...
Tras su discurso, me desperté despacio a su señal, acomodándome el suéter y los vaqueros tras haber estado sentada todo ese rato, sacudiendo el pantalón con las manos y dirigiéndome a la puerta por la que había entrado con las manos en el bolsillo de la chaqueta, haciendo una seña con la cabeza al líder antes de desaparecer por la puerta. Bien...lo imprescindible y ropa de abrigo...lo segundo era sencillo de conseguir...pero lo primero...algo de agua o de comida...mi cuchillo y mi colgante...¿Darán algún arma? Uhm...vaya, se me olvidó preguntarle eso al líder...pero no importa, ya lo averiguaré cuando la misión se inicie...que igualmente, en caso de que no hayan, tendré mi cuchillo, que es mejor que nada...
Mientras mi mente desvariaba un poco, regresé a mi cuarto para preparar lo poco que tenía y esperar a que los acontecimientos pasasen, echada en mi cama boca arriba con las manos en la nuca. De todas formas...no tenía ningún objetivo en mi vida...¿En este mundo quién puede tener un objetivo? Algunos de la Organización mencionaban que su "destino" era acabar con todos los mutantes...¿Realmente hacía falta hacerlo? Los ideales de la Organización no me convencían del todo...no entendía por qué debíamos acabar con los mutantes...pero preferí dejar esas ideas fuera por el momento y agradecer que me acogiesen...ya que sin ellos, probablemente ahora estaría muerta...
Svetlana TretiakovaMiembro de La Organización - Cantidad de envíos : 6
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Re: Trama Misterio Gélido {Preludio: La Organización}
Ya nos estábamos preparando para la primera misión y ésta no tardó en aparecer. Teníamos que ir en el sur del continente, en las llanuras heladas, que durante años jamás han sido ni habitadas, ni pisadas por algún ser humano. ¿Por qué? Lo averiguarémos despues. Hasta ahora no sucedía nada en estas tierras. Todo estaba tranquilo, frío y las tierras eran intocables. Hasta que, un día de éstos, en las tierras aparecieron misteriosamente cadaveres por la zona, cuerpos mutilados de niños, hombres y mujeres. Alguien los estaba asesinando y dejando los cadaveres allí. Y nosotros teníamos que descubrir a la bestia que era capáz de hacer estas cosas. Hay varias premisas, entre ellas: el culpable no puede ser nadie de la Organización - aunque ¿quién sabe si no hay algún traidor, algún soplón o algún infiltrado? En fin... Como tampoco puede ser de los mutantes habitantes, ya que la mayoría de las víctimas son mutantes y no creo se matarían entre sí. En fin... el misterio debe ser resuelto ya.
Con un pitido, nuestros relojes de los miembros de la Organización se sincronizan y nos avisan que tenemos que ir con Mikhail Kostova para darnos la órden de cual es el siguiente paso. Me apresuré en llegar y no tardarme. Cuando llegué ya estaban allí Luca, Dylan, Svetlana y el mismo Mikhail. Me quedé escuchando todo y ver cual es el siguiente paso.
[...]
Despues de escuchar las instrucciones nos apresuramos por ir directamente a la misión, en las gélidas llanuras heladas. No tenía miedo, jamás había tenido miedo, pero algo dentro de mí decía que todo iba a estar bien. Tenía que estar bien.
Con un pitido, nuestros relojes de los miembros de la Organización se sincronizan y nos avisan que tenemos que ir con Mikhail Kostova para darnos la órden de cual es el siguiente paso. Me apresuré en llegar y no tardarme. Cuando llegué ya estaban allí Luca, Dylan, Svetlana y el mismo Mikhail. Me quedé escuchando todo y ver cual es el siguiente paso.
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Despues de escuchar las instrucciones nos apresuramos por ir directamente a la misión, en las gélidas llanuras heladas. No tenía miedo, jamás había tenido miedo, pero algo dentro de mí decía que todo iba a estar bien. Tenía que estar bien.
Tony LestrangeMiembro de La Organización - Cantidad de envíos : 103
Fecha de inscripción : 27/02/2011
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