El nuevo mundo [Edward]

Adoraba la oscuridad, mas que adorarla, era una relación de simbiosis, yo obtenía algo de ella y ella obtenía algo de mi, no me he preguntado el que, pero, supongo que no quiere volver a ver la luz del sol, si estaba en mi mano, haría lo posible por sumir a este mundo desolado en un reino placentero...para mi, al fin y al cabo, yo seria un nuevo dios, no solo son palabras que se dicen, estoy decidido a ser el nuevo dueño de este mundo, y mas cuando, cada aproximadamente doce horas, la extensión de la oscuridad abarcaba kilómetros, este mundo estaba puesto en bandeja para mi, y primero habría que destronar a los objetivos, potencialmente peligrosos.

De nuevo volví a la ciudad derruida, una ciudad que parecía una destrozada , el símbolo que mostraba que la soberbia de los hombres por intentar conseguir superar a la naturaleza y con sus luces perturbar aun mas el reino de las sombras se gano su casi exterminio total. A diferencia de otros es probable que mis relaciones con los humanos sean iguales que los mutantes, o estas de mi lado, o estas contra mi, si estas contra mi, prepara tu tumba.

La ciudad crujía, las vigas de hierro y metal que no se habían caído y que aun se mantenían en pie, se oxidaban poco a poco, pronto toda esa ciudad se derrumbaría, tragándose consigo todo lo que hay, si había algún objeto importante, como un generador, ya estaría probablemente inutilizado.

Habia, como en toda ciudad, un banco, con cajeros, pero, el dinero no servia de nada, no en un lugar donde el 99% de la población a sido exterminada y de ese 1% la mitad es escoria que huye e intenta proclamar algo que no quiso proteger. Con mi túnica negra caminaba de edificio en edificio, se acumularon en un montículo tras otro de cinco o seis metros de altura, unidos entre si si fueran fichas caídas de domino, entre a un edificio que aun se mantenía en pie, cuatro pisos, todos los laterales abiertos, permitiendo observar el lugar, estaba en el segundo, mirando por el borde cuando algo me extraño.

Escuche algo, no se, quizás por la oscuridad en la que me hallaba, no lo habría escuchado ¿alguien dijo mi nombre? Solo había una persona que pudiera ser, al menos con aquel tono de voz.

El edificio parecía ser una antigua oficina, debería de haber estado llena de polvo y de nieve y de cualquier otra cosa, pero como no había apenas pared, era lógico pensar que si algo entraba, las corrientes de aire que hubieran lo sacarían, lo que daría por un cómodo sofá y mi antigua cama, hace mucho que no duermo como quisiera, o que no duermo, simplemente.

Escuche de nuevo mi nombre, ahora si, no hacia falta tener grandes habilidades cerebrales para asegurar que ese era mi nombre, y que debía alguien de conocerme, la gente sabia en su mayoría que decir mi nombre era algo que no me gustaba, odiaba que me identificaran, en la mayoría de los casos, yo tenia un apodo cuando tenia que hacer cosas que cualquiera no querría hacer, asesinatos, torturas, cualquier cosa, y resumía que era y por donde me movía y como actuaba: "Nocturno" me hacia llamar así, aunque ahora eso solo lo saben los difuntos.

Cuando Yvette, que era quien había dicho mi nombre al aire, era una de las pocas personas que se había ganado el derecho a tener mi confianza, habían dos hechos que favorecían a esto, el primero era que un resquicio de vida social no haría daño, y si tenia que hacerlo, sabia que en caso de que algo saliera mal y se volviera en mi contra o yo en la suya, yo no saldría herido, ademas, eramos los polos opuestos de un mismo mundo.

Luz y oscuridad eran parte de un todo, lo mio eran fotones negativos, los suyos fotones positivos, si mi poder era inmenso el suyo quedaba reducido a nada, o viceversa, pero si ella creaba luz en un punto concreto mi poder podría ser bastante mas grande, quid pro cuo.

Me abrazo, no era alguien que le gustara el contacto físico a no ser que fuera necesario, pero sabia que era educado corresponderlo, modales, siempre son modales. Levemente correspondí el abrazo, y me quite la capucha, única vez que lo haría de buenas, y era con ella, por el momento.

-Yvette...la pequeña iluminada. -dije con un esbozo de una leve sonrisa. -Pues errando, he ido hasta donde mi alma me ha querido guiar, y no se porque, ha decido tras mis pasos, pero bueno, ¿y tu, donde has estado?

Saque la lengua juguetonamente para zafarme de su abrazo opresor o mas bien para burlarme un rato decidí avanzar entre las sombras, no podía mas de un metro, pero era suficiente.

-¿ Podrás hacerlo si todo esto sirve como mi medio de transporte?

-Bueno, existen muchas actividades, aunque que las soportes o no, es otra cosa. El mundo ahora es incluso mas divertido que antaño. -dije casi alegremente.

Tras alejarme en aquella pequeña distancia que podía recorrer, y con el cansancio que eso suponía, me acerque hasta ella, en el fondo era una niña que quería jugar, jodidamente envidiable, endiabladamente feliz, para la situación y mi posición, ella era superior a mi, no físicamente pero si tenia algo que yo no tenia, lo que me aferraba mas a ella, quizás estando cerca algo de eso se impregnara en mi.

Contemple con mis ojos azules que no veían la luz del sol si podían evitarlo, a la joven rubia, lanzando un leve suspiro.

-Encajas con tu poder. -asegure. -Tu pelo es brillante como la luz que emites, sonríes con frecuencia, lo que es señal de que eres alegre, lo que se asocia a la luz, te mueves agilmente...eres la personificación de tu poder. -dije con una leve sonrisa. -Pero, no podrás ganar a la oscuridad, podrás iluminarlo todo pero seguirías generando sombras.

Di unos leves golpecitos en la cabeza de Yvette mientras dirigí la mirada al exterior por una de las tantas paredes derruidas.

-Los humanos vuelven a las andadas...-comente. -Pronto comenzara la verdadera diversión, deberás de estar preparada para ello, deberías de entrenar cuando puedas, ellos no te trataran mas que como una amenaza, como un ser superior al que deben de eliminar.

Asenti a lo que dijo. Era cierto, ahora eramos libres, libres de casi cualquier obligacion, no teniamos que hacer nada que no quisieramos, eramos mas libres que nadie y aun asi, estabamos mas presos que nunca.

-No dependemos de nadie, pero aun asi, nos vemos forzados a sobrevivir, seguimos teniendo la obligacion de buscar a nuestros semejantes, la obligacion de buscar un lugar donde vivir, seguimos teniendo obligaciones, aunque al mismo tiempo somos mas libres, no puedo obligarte a hacer algo que no quieras, eres libre de tomar tus decisiones.

Suspire, me lleve una mano a la cabeza y escuche lo que decía.

-No ir al cole no se si es una buen resultado o malo, estamos innactivos en cuanto a conocimientos, seguimos anclados en el mismo punto, ¿cuantos libros han sobrevivido al arrebato de la Tierra? Es un paso hacia la involucion. -me sonroje muy levemente al escuchar sus palabras. -Solo digo lo que pienso, mi sinceridad es, contigo, total.

Solo tuvo que decir una palabra para desatar un pequeño arrebato en mi cuerpo, ¿Dios? ¿Habia osado decir esa palabra ante mi? ¿Quien leches podria pensar que esto era obra de dios? Debia de calmarme, me conocia, y en este pequeño arrebato podria descontrolarme.

-Permiteme que dude de Dios, si hizo al hombre a su imagen y semejanza, es un cobarde que ha abandonado todo por sobrevivir, lo que causa mas ironia, de ser asi, tal como decian los escritos sagrados, creo que el tambien caera. -murmure. -Los humanos hicieron lo que debian, salir corriendo cuando el temor llegaba, era logico, el humano es un ser que odia lo desconocido y al mas indicio de amenaza, o extermina o huye, escogio lo segundo, nos dejaron aqui y ahora pretender coger de nuevo algo que no les quiso en un principio.
Me apoye en una viga que aun se mantenia en pie, probablemente fuera la viga maestre.

-Tengo que agradecerles el que me dejaran tirado, me otorgaron un poder, indirectamente, pero, suponen un estorbo para mi objetivo, deben de ser o eliminados o enviados a donde se refugiaron, me da igual, el hecho es este: O ellos o nosotros, no se tu, pero no voy a dejar que unos cobardes me maten, creeme. La guerra es inevitable, los mutantes errasteis al proclamar la Tierra como vuestra, y los humanos tambien, en la Tierra, gobiernan la Luz y la Oscuridad, lo demas, depende de esas dos fuerzas, la verdadera batalla, esta tras esos dos.

Asenti a su pregunta.

-Vivir o morir, a eso se reduce todo, si no pretendes luchar, lo comprendo, tu naturaleza te hizo asi, lo mio es lo contrario, da igual luchare hasta el final de mis fuerzas, pero ellos no seran compasivos contigo, como yo no lo sere con ellos, ya soy bastante inhumano, como ellos me denominarian, imaginate si te tocan un pelo, solo se aseguran una muerte mas dolorosa de la que les proporcionaria.

Ahora que lo pensaba, era una catástrofe, los libros nos separaban del reino animal, en el que la inteligencia estaba infravalorada y solo sobrevive el mas fuerte, los libros contenían la esencia de la inteligencia, aun recuerdo el ultimo libro que pude leer, no era gran cosa, casi ni podía llamarse libro, las hojas mitad carbonizadas mitad perdidas, trataba de un caballero, que por lo que se veía, sufría por amor, un libro de caballerías, por lo menos interesante, pero, una vez leí lo que pude, lo devolví a donde lo encontré, bajo una montaña de ceniza, en mitad de una calle de una ciudad perdida en el devastado mundo.

Reí levemente ante la idea de tener acceso a información humana, busque entre uno de mis bolsillos y encontré dos manzanas, rojas como la sangre y un tanto ácidas, difícil fue encontrarlas, pero prefería compartir con ella, no necesitaba mucho, mientras la luz estuviera donde tiene que estar, a 6300 kilómetros de mi, en la otra punta de la Tierra.

-Cógela. -dije lanzandosela. -No nos dejan ni una cama, ni una habitación, y si por ellos fuera lo único que nos dejaban era una tumba y ni eso, supongo que cuando matan a alguien lo dejan ahí, como mucho a una fosa común, que gran final. De hecho es otro punto a favor, ellos poseen conocimiento, nosotros no, reconozcamoslo, nuestra inteligencia aplicada a problemas es de cuanto, ¿de 9 años? ¿de 15? Como mucho, no he visto muchos semejantes a nosotros con mas de 30 años, así que eso nos deja a nivel intelectual de una ameba.

Di un mordisco a la manzana, su acidez me resulto tremendamente sabrosa, no era demasiado ácida, pero si hacia vibrar mi paladar, no literalmente.

-Pero, tenemos algo que ellos no, experiencia en combate, sabemos utilizar el entorno a nuestro favor, dudo mucho que hayan tenido guerras en el espacio, como esa saga de películas de las galaxias o algo así, así que en eso ganamos, ahora bien, no deberían de tardar de usar su ingenio contra nosotros.

Suspire, mi amiga tenia un concepto de dios opuesto al mio, para mi, un dios seria lo que alcanzaría yo tarde o temprano, aceptar a un dios significar creer fielmente en el, prefiero creer en mi, yo jamas me traicionaría a mi mismo.

-Nuestros poderes son solo el resultado de la evolución, o mutábamos o moríamos, y mutamos, nos adaptamos al medio, por que somos superiores a los humanos, hecho de que nos teman y quieran exterminarnos. Si, tal vez, han muerto muchos, tu lo has dicho, y se supone que dios vela por todas las criaturas, ¿que sentido tiene exterminar al 98% de la humanidad? ¿Acaso el esta mas a gusto haciendo mutar a las plantas y convirtiendo un mundo exuberante en una jungla de sangre?

Su tono de voz era claro, quería llorar o quería gritar, cualquier cosa valdría, no debía de reprimir sus sentimientos, eso era cosa mía, yo que era el rey de la oscuridad, no podía mostrar apenas sentimientos, no es que no quisiera simplemente, los perdí por el camino.

-¿Los justos y los buenos? -rei sonoramente. -¿Y donde estoy yo? Yo tengo un concepto bastante radical y distinto a lo que seria la justicia divina, o simplemente justicia, ¿bueno? ¿Porque? ¿Por defender a muerte lo que es mio y lo que quiero proteger? "No mataras a nadie" Creo que rompí ese mandamiento hace mucho y si todo sigue como lo planeado, seguirá así hasta que el obstáculo sea exterminado o en su defecto, expulsado, así que permíteme que dude mi propia existencia, no he hecho nada por lo que Dios deba de mantenerme con vida, sin embargo, y hasta que me caiga un rayo sigo aquí, y seguiré.

Observe como como Yvette apartaba mi vista de los azules ojos que eran lo contrario a la oscuridad que anhelaba, curioso, e irónico.

-No ocultes tu mirada, al fin y al cabo, es un resquicio del Edén que esta en tu rostro. -comente sinceramente, sus ojos era como ver el espejo de un paraíso. -No moriré, por nadie, porque como ya dije, me mueve un deseo, y créeme, hasta que ese deseo no este cumplido, la muerte se mantendrá alejada, por la cuenta que le trae, pero si, defenderte hasta el final es una promesa que te he hecho, rechazala, pero seguiré protegiéndote.