Vaya, por los rojizos pelos! | Libre

Y por fin logró salir de entre los escombros transformado en aquel zorrillo pelirrojo más vivaz que él mismo.
Corrió antes de que el resto del edificio pudiese derrumbarse sobre él, destruyendo su vida y la de la única persona que le quería y seguía viva.
Escuchó unos golpes a los que no prestó atención, más bien por el mero hecho de que no podía atender ninguna otra cosa ahora que no fuese la salvación de su pellejo rojizo.

Por fin pasó el peligro y pudo reír libremente, o algo así porque aquella especie de gruñido asfixiante del zorro parecía cuanto menos inquietante y no se parecía en nada a una risa.
Ahora, en ese instante cuando su vida dejó de correr peligro pudo divisar a una chica que le era extrañamente familiar. Ésta golpeó un... ¿semáforo? Roto por supuesto. Se levantó obviamente al divisar al zorro de Ben, nunca mejor dicho.
Y corrió en su dirección.

El zorro miró a la chica cuando le llamó por su nombre. Suspiró casi imperceptiblemente y volvió a ser el hombre que era, transformándose en sí mismo una vez pasado el peligro y únicamente tras haberse cerciorado.

-El mismo que viste y calza, Kirsten. - Murmuró con aire jovial. - Uff... ¡Por qué poco! - Comentó más para sí mismo que para ella. - No esperaba encontrarte por las ruinas. ¿Andas buscando comida o algo así? - Preguntó encogiéndose de hombros observando que lo menos próspero del entorno era el mismo y los alimentos que pudiesen encontrarse.

El calor había llegado, sofocante como cada año. ¡Lo que más me fastidiaba era que tenía que conseguir agua más a menudo! Alcé la vista, las ruinas de la ciudad estaban cerca, no se me ocurría otro lugar a parte del bosque que tuviera mucha sombra. Sería perfecto para mí. Avancé con paso rápido por el angosto camino que había seguido desde hace dos días, habían más, pero no tenía ganas de salir de mi rumbo para volver de nuevo a él, vamos, una pérdida de tiempo, en lo que se refiere para mí.

¡Y ya era hora! Mira que acababa aburriendo ir vagando por el mundo sin un rumbo fijo, aunque en este caso sí que había un rumbo, ir a las condenadas ruinas. A veces llegaba a tener la maldita sensación de que era un alma errante que se ocultaba en las sombras. Caminé por las maltrechas calles, tan silenciosas y desoladoras que me daban hasta pena, es que era lamentable el aspecto que tenía todo. Mientras caminaba le iba dando patadas a una llanta de un neumático bastante oxidado. Hacía un ruido tremendo, pero por lo menos me entretenía un rato.

Me cansé de la llanta y le di una patada que hizo que rodada hasta lo que quedaba de un edificio, total, por mucho ruido que hiciera, dudaba que hubiera alguien cerca. Seguí deambulando, aunque ahora silenciosa, tras tanto ruido... ahora me dolía ligeramente la cabeza. Lo que daría yo por aspirinas cada vez que la maldita luz o el sonido me martilleaban la cabeza. No muy lejos, pude divisar dos figuras, entrecerré los ojos para intentar distinguir esas dos figuras, observé que se movían, instantáneamente pensé en humanos y mutantes. Me deslicé con rapidez y sigilo entre las sombras, acercándome a ellos con curiosidad por saber qué eran. Una distracción no venía nada mal. Me oculté en la sombra de un edificio y observé a las personas con interés. Con mi afinado oído, intenté escuchar su conversación, mientras una sonrisa irónica se instalaba en mi rostro. ¿Quién me iba a decir que me iba a encontrar con alguien justamente hoy en las ruinas? Me senté en el suelo y los seguí observando aún con una sonrisa irónica y el interés por saber que decían. Y que eran.

El calor era insoportable pero la inactividad me tenía aburrido, decidí ir a visitar unas ruinas que no estaban muy lejos de mi posición actual que había divisado la tarde de ayer. Con un poco de suerte me encontraría un humano para tener un poco de acción y hacer que se mojara los calzones cuando sin que se diera cuenta le quitara el arma y le apuntara a cualquier parte de su sensible y frágil cuerpesito, y si no, siempre era bueno tener un mayor conocimiento de la periferia.

Empece a divisar las ruinas mientras me acercaba rápida y sigilosamente, me adentre y me escondí bajo los escombros y protegiéndome en las pocas sombras que otorgaban los pocos muros en el día soleado en unas ruinas venidas casi totalmente abajo cuando de repente a lo lejos vi una llanta rodando y atrás nada menos que una linda joven. Sería una pena que fuera humana, no me gustaría tener que matarla pensé, me acerque para observarla mejor cuando noto que va a refugiarse en las sombras y súbitamente se camufla en ellas ¡Ja!, quien iba a pensarlo, una photoquinética, esto se pone cada vez mejor, suerte que no tuve que matarla, es muy bonita para morir sin darse cuenta, y claro, como humana. Ya había tenido experiencia con los umbrokinesicos en mi antiguo campamento, nunca pude esconderme mejor que ellos, pero al momento de pelear siempre fui el más ágil así que si la chiquilla se asustaba y trataba de matarme al menos tendría experiencia para no ser un blanco fácil.

Me acerque lentamente a la esquina del muro, o lo que quedaba de el, para ver que fue lo que la hizo esconderse, al asomarme por la esquina alcancé a ver a dos personas y me plantee la misma pregunta de hace un minuto, ¿humanos o mutantes?, decidí ver como seguía todo desde la comodidad de mi refugio, si se podía llamar así una pared de cemento de solo 2 metros, resquebrajada y que en cualquier momento se vendría al suelo, pero si me mantenía callado y no me movía la pared iba a ser suficiente para que no me notasen, así que me dispuse a disfrutar del espectáculo.

Si algo podía percibir una vez hubiese vuelto a su forma humana... Era el ruido. Su oído parecía mantenerse agudo aún en los primeros instantes que dejaba de ser un zorro y ello le permitió escuchar como se aproximaban seres hacia su posición, seres que en determinado punto dejaron de hacer ruido, estarían escondidos cerca, Ben continuó la charla con Kirsten la cual le devolvía una mirada inquisidora y no parecía muy habladora en el momento.

Podía sentir aún como su corazón latía con fuerza y prisa como si tratase de recuperarse antes del susto que casi le cuesta la vida cuando esas ruinas casi le atrapan y matan como quien mata a una mosca.
Ben le dio una patada a algunas de las piedrecitas que tenía ante sus pies, tratando de acertar entre las grietas de las paredes que lo rodeaban, con la esperanza de ver si cedían por su vejez y su mal estado o no.
Suspiró observando como algunas paredes iban perdiendo apenas pedazos de pintura reseca y acartonada e incluso algo de cemento con el que estaban cubiertas, volvió la vista a Kirsten, esto le costó dado lo sucedido en el pasado, pero aún así lo hizo.

Se limitó a decir como si tratase de sacar algún tema de conversación aunque ella sabía que esto no era su fuerte, pero Ben prefería tratar de romper ese silencio acuchillante e incómodo, al menos para él.
Se pasó la mano por ese flequillo pelirrojo, molesto por el hecho de que este no se quedase donde su mano le indicaba, a decir verdad su pelo había crecido a horrores y estaba un poco más oscuro, ya no era rojo zanahoria, no, ahora era más cobrizo e igual de feo, aunque a él le gustase su pelo.
Mantuvo sus violáceos ojos posados en la persona con la que hablaba recordando, o intentándolo al menos, reconocer el lugar donde se hallaron sus manos hace tiempo atrás, se veía a simple vista lo que el tiempo había hecho con Kirsten, el tiempo había convertido su cuerpo en el de una mujer cosa que sorprendía aún a Ben, pero, claro... Todas las chicas por norma general adquieren ese tipo de curvas... Nuevamente se encogió de hombros volviendo la vista hacia el manto azul que era el cielo. Decidiendo qué otra cosa podría hacer o decir para que el tiempo pasase, tenía que volver con Neysa en cuanto pudiese... Y el hecho de que la ropa de Ben ahora mismo estuviese polvorienta y con minúsculos restos de escombros que ella vería, no le haría gracia.

Ben automáticamente empezó a reírse, a carcajadas, tomando bocanadas de aire para no asfixiarse por lo que había hecho aquella que le acompañaba. Se llevó las manos a los ojos, frotándolos para evitar el lagrimeo del que la risa fue culpable.
Observó cómo esta trataba de relajarse por el susto y cuando él terminó de reírse suspiró mientras ella acompasaba su respiración para que no se le "notara" el susto.


Volvió a reír, esta vez en un tono más ácido. Quizás buscase una madriguera... ¡Pero no una madriguera asesina! Se rascó la barbilla con la punta de sus pulcras y cuidadas uñas, calmando el picor que aquella barba de tres días le producía.
Sin dejar de mirar a Kirsten sonrió:

Él continuó observando, con bastante disimulo cabe destacar, a su acompañante. Sinceramente no recordaba ni tan siquiera la silueta de Kirsten hasta que esta apareció, hacía tanto... Pero tanto tiempo que no se veían, supuso que ella estaría de acuerdo con él respecto a aquel comentario. 
Una de las pocas cosas en las que podrían haber estado de acuerdo en esta vida... Dado que ambos eran demasiado diferentes, totalmente opuestos.

Bostezó, llevándose la mano a la boca puesto que el atardecer empezaba a cubrir el cielo dejando paso a las llamas que en el cielo parecían dibujarse. Observó a Kirsten, de quien esperaba respuesta aún, esperando que hablase y, que se decidiese a caminar o lo que sea que fuera a hacer, para que él pudiese continuar conversando con ella, si es que esta quería, o no le molestaba el hecho de conversar un rato más, por si no volvían a verse. No habían terminado "muy" bien, la verdad es que aquel suceso entre ellos dos, fue algo difícil de explicar y sus edades no lo arreglaban. Pero pese a ello, a Ben siempre le había caído bien, aunque pudiesen estar todo el día discutiendo.


Comentó retomando la conversación anterior, aquella en la que ambos se preguntaban que hacían y en la que ambos parecían no decir la verdad, porque ni siquiera la conocían a ciencia cierta.


Preguntó finalmente, haciendo referencia a pasear con tranquilidad o andar, como ella lo había llamado, mientras charlaban.
Se encogió de hombros, elevando su mirada para encontrarse el cielo teñido sobre sus cabezas. Esperando una respuesta de su antigua "conocida".