Explorando el pasado (Grace)

Caliente. Seco. Sofocante. Así era el aire y viento que en ese momento azotaban el lugar. Grace se encontraba en las ruinas de lo que con anterioridad había pertenecido a la civilización humana, raza que había perecido en el intento de sobrevivencia al apocalipsis que aconteció has ya mas de doce años. O al menos, a quienes intentaron sobrevivir. Muchos de estos habían tomado una de las decisiones más crudas a la que misma raza se hubo sometido en su existencia, abandonar a sus pares. Pero los planes cambiaron para gran parte de la población, aquellos que recibieron sin ser conscientes de ellos, el gen de la mutación.

El cabello de Grace revoloteaba por sobre su rostro, mientras ella permanecía impávida sobre los restos de una antigua civilización, una de la que fue participe, pero de la cual no conocía nada. El aire la sofocaba, el clima tan elevado en temperatura del lugar nunca término por agradarla, era por eso que no salía demasiado de la ciudad en la que vivía y se encontraba en el submundo, la ciudad de las cuevas. A no ser claro, si se trataba de una reunión de Eirene o para perderse en los bosques circundantes. No recordaba los cambios de estaciones, nunca los vivió, pero le habían hablado de ellos. Los días se acortan, las noches se alargan. Las copas de los arboles adquieren aquel color entre amarillo y rojizo que sus hojas le dan, las que finalmente comienzan a caer, formando una manta protectora sobre la tierra. Los días te inspiran esa sensación de atemporalidad haciendo que tus sentidos se sientan algo mas agudizados de lo normal, notando con mas vehemencia aquel olor a lluvia, tierra mojada, mientras a tu alrededor la gente mantenía un espíritu hermético y un tanto melancólico. Otoño. Mientras, mucho antes que este, los días comienzan a cambiar, a templarse, el astro rey sale con mucha mas frecuencia y los sentimientos mas profundos salen a la luz. Sinónimo de juventud, vida, aire fresco, sol y todo lo que aporta sus variados colores. Todo se ve con mucho más vigor, frescura y hermosura. Dicen, la estación mas esperada por todos. Primavera. Por ultimo, aquel tiempo en que las personas se nos encogemos por el frio, corretean de un lugar a otro, a sus casas para acurrucarse junto a la estufas. Aquel tiempo en que cada día llueve, nueva, hiela o se presenta la niebla y humedad, aquel época en que el agua esta presente en todas su formas y apenas puedes distinguir la luz del sol. Quedarte en tu casa se vuelve una prioridad, almacenando calor y energía mientras duermen. Frio, oscuridad, lo profundo, lo interior, las emociones, de alguna manera desconocida, te causan miedo. Invierno. Grace, sin embargo, no concebía que aquello fuera posible, viviendo todo este tiempo en este incesante calor, se había vuelto una incrédula. Mas, extrañamente había algo en aquel que hacia que anhelara el invierno. Sin siquiera, saber el motivo de esto.

Continúo de pie sobre los restos de lo que parecía haber sido una casa, cuando no muy lejos de su posición notó alguien acercarse. Observo por espacio de algunos minutos la silueta que se acercaba a ella, no tardo demasiado en notar que se trataba de una chica rubia, una muchacha, apenas una niña. Humana. Grace sin siquiera pensar en lo que podía pasar camino hacia su encuentro. No había tenido la oportunidad de ver a una infante humana en lo que llevaba de tiempo en la tierra. -¿Perdida?- Pregunto cuando se encontró frente a ella, esbozando aquella típica sonrisa tan característica de ella. Esperando no asustarla, mientras echaba un vistazo al lugar, que por suerte se encontraba desierto. Volvió su mirada hasta la chica, que coincididamente, vestía de forma similar a ella, con sus obvias diferencias, claro. -Alguien como tú no debería estar en estos sitios...- Ofreció sin quitar la sonrisa de su rostro.