Explorando la zona (Libre)

Caminaba por los senderos del bosque algo aburrida y absorta en mis pensamientos.
Me habían dicho, que no me alejara demasiado de la zona de aterrizaje pero no lo podía evitar, desde que embarqué en aquella nave no había habido momento de intimidad para mí, pues de vez en cuando me gustaba estar sola para reflexionar y dedicarme únicamente a mis pensamientos.

El bosque era enorme, sus árboles alcanzaban grandes alturas y las hierbas en ocasiones dificultaban el paso, pues eran demasiado altas. Parecía que estaba en medio de una selva. La situación no dejaba de parecerme extraña, peus habíamos pasado de tener tantos edificios y de tan poco espacio para la naturaleza, que verme rodeada de tanta hacía que me sintiese bien y la vez indefensa e incluso algo asustada.

Continué mi camino a lo mejor conseguía llegar al final del espeso bosque sin cansarme, pues me parecía que había caminado horas y horas sin parar. Pero lo que más raro se me hacia, es que no había encontrado otra cosa con vida sino plantas, ni insectos, ni animales y mucho menos los famosos y temidos mutantes de los que todo el mundo hablaba. A lo mejor no existían y se lo habían inventado todo nuestros superiores...

En mi opinión, preferiría que si existieran pues, era la única forma que tenía de encontrar a Jared, y mi única esperanza. Además, de que no dejaba de sentirme culpable, pues viajé con su familia en su lugar, y aunque ellos jamás me han dicho nada y no creo que lo digan, más que nada por respeto a él, en el fondo se que de alguna forma me odiarán. Era yo la que tenía que haberme quedado, la que tenía que haberse enfrentado a la mismísima muerta, a la mismisima catástrofe,no él.

Caminaba rapida y ligera por la espesura del bosque. Este en los ultimos años se habia convertido en mi segundo hogar. Sobre todo, desde la muerte de mi madre. Habia oido que un grupo de humanos haiba aterrizado. Sentia un odio irracional hacia ellos. ¿Por que se habian ido? ¿Por que ellos si y nosotros no? Mas que caminar, iba de arbol en arbol como un pequeño mono. Por suerte todavia no habia pegado el estiron y era muy agil, por lo que no me resultaba muy dificil. Pero en un momento me pare, ya que vi a alguien pasear tranquilamente.

A pesar de que estabamos en invierno, y los cambios bruscos de temperatura debidos a la inestabilidad que ahora mismo se encontraba en la tierra, hoy hacía un buen dia. No hacía nada de frío pero en cambio se notaba bastante humedad en el ambiente.

La vegetación se hacía mucho más espesa a medida que caminaba adentrandome más en las profundidades del bosque, cualquier persona lo suficientemente obediente y con dos dedos de frente habría dado la vuelta, es más, ni siquiera se habría adentrado al misterioso el bosque, lo que pasaba era que yo no soy así. No podía quedarme de brazos cruzados sabiendo que en la nave no me queda nada, y que si en verdad me queda algo, está aquí fuera, en algún lugar...Jared; tenía que estar vivo.

Aún así, estaba bastante intranquila, pues en el bosque reinaba un completo silencio, el único ruido que se hallaba en el lugar era el sonido de mis pasos al pisar sobre la espesa hierba y alguna que otra hoja seca caída de los altos , gruesos y fuertes árboles. Miré hacia todos los lados intentando averiguar que narices pasaba.

Poco a poco, mi respiración comenzó a acelerar, pues allí a lo lejos, entre los árboles, algo o alguien se había movido, podría ser mi imaginación, pero parecía el pelo de una niña o...¿un mutante? Lo que sentía era extraño, pues todos mis sentidos y mi instinto de supervivencia, parecían haberse puesto de acuerdo para estar alerta.

Comencé a dar un par de vueltas sobre mí misma con la respiración entrecortada, intentando tener buena visibilidad, pero nada, sólo silencio. Respiré profundamente segundos después, mientras con lentitud flexionaba mi rodilla izquierda apoyando la punta de mi pie sobre la dura y espesa hierba, dejando algo más atrás mi pierna derecha. Miré hacia ambos lados y seguía sin ver nada, por lo que clavé mi mirada en algún punto de enfrente, y trás volver a coger una bocanada de aire, comencé correr como nunca lo había hecho, con la máxima velocidad posible, lo unico que sabía, era que no debía detenerme.

En mi cabeza no cabía otro pensamiento, solo mantenerme corriendo, las piernas eran lo único en mi cuerpo que me respondía, acompasadas con mis brazos. Ya no distinguía con claridad el bosque con mis ojos, sino fijuras borrosas y coloresdifuminados, hasta que derrepente me pareció volar...

Aunque la cosa duró poco, pues acabé con la cara estampada en el suelo y un intenso dolor en mi rodilla. No sabía determinar con exactitud cuanto tiempo estuve ahí tirada sin reaccionar.
Sin apenas fuerzas, apoyé las palmas de mis manos sobre el frío suelo y despegué la cara del suelo, manteniendome sentada. Aparté los restos de hierra y tierra de mi acara y me llevé una mano a la frente. Un asqueroso olos llenó por completo mis pulmones, lo que me producía nauseas.
Bajé la mano, humeda a causa de la sangre que se deslizaba por mi frente, seguramente me habría hecho una pequeña brecha, pero me sentía demasiado mareada.

Lo peor llegó después, cuando el pinchazo en mi rodilla se incrementó cuando intentaba levantarme.
Ahora me sentía más indefensa y débil que en cualquier otra ocasión o situación que hubiese protagonizado con anterioridad. Una vez en pie, volví a retomar mi marcha, aunque corriendo mucho más despacio y cogeando. Si algo sabía, es que no debía detenerme.

Jamás un bosque me había parecido tan largo y que el tiempo transcurriera tan despacio.

La veia tranquila y eso me extrañaba. Poca gente era capaz de pasear tranquilamente en el bosque. Los adultos nos decian que no lo hicieramos ya que podia ser peligroso. Principalente por el clima. Me alegraba que hoy no hiciera frio, por que era bastante incomodo. Por suerte estaba nuboso y podria empezar a llover en cualquier momento. Lo mas probable, es que terminaria lloviendo. El tiempo era asi, incontrolabre e impredecible
Vi como daba vueltas sobre si misma, eso hizo que me quedase quieta momentaneamente, acucliyada en una de las ramas de arbol. La espesura me cubria totalmente. A no ser que estuviera acostumbrada a camnar y cazar por aqui no podria verme. Lo sabia y estaba segura de eso. De repente hecho a correr, me quede parada momentaneamente ya que no me dio tiempo a reaccionar al instante.
Esta vez opte por bajar al suelo y seguirla a pie. La caida fue amortiguada por las hojas que habia en el suelo, el resto fue facil. Seguirla. Ya que habia fango se notaba por donde habia pisado. Empezo a ir mas rapido, casi no podia seguirla ya que corria realmente rapido.
A lo lejos, la vi tropezar con una rama e ir al suelo. Me quede quieta de nuevo y cerre los ojos cuando cayo. Eso debia de haber dolido y mucho. No sabia que hacer, el miedo me inundo momentaneamente. No sabia si acercarme y ayudarla o dejarla asi. Recorde lo que me habian contado, por nada del mundo te acerques a los humanos. Te querran matar.
Segui los consejos de mi padre y no lo hice.
Se volvio a levantar y hechar a andar. Esta vez lo hacia lento ya uqe casi no podia correr. La segui mirandola fijamente, para no perderla. Ese fue mi mayor error ya que por no mirar al suelo esta vez la que termino en el suelo fui yo. Me di de bruces contra el fango, haciendo que me llenara la cara de tierra. Era algo realmente asequeroso. Me lleve la mano a la frente. Me habia pasado lo mismo que a ella. Cerre los ojos con fuerza, de nuevo, por el dolor. Me quede ahi sneta, sin hacer nada

No sabía si se trataba del dolor que me embargaba o que la humedad comenzaba a producirme algo de frío, pero en los últimos instantes no podía parar de de tiritar y notar como poco a poco mis músculos se entumecían.

El pánico volvió a apoderarse de mi, la cabeza me daba vueltas y respiraba con abundante dificultad. Nunca me había sentido tan agobiada. No veía bien, la vista se me nublaba cada ciertos minutos, solo veía colores y sombras, sombras y colores, pero ninguna figura.

Continuaba caminando, aunque sabía que pronto me desmayaría, pues no me encontraba nada bien. Pero tenía que continuar, tenía que seguir adelante, sabía que no estaba sola en el bosque y no debía de parecer una presa fácil. Notaba mi cara pegajosa debido a la sangre seca que minutos antes había emanado de la brecha de mi frente trás darme aquel fuerte golpe.

De repente, escuché un ruido extraño, retumbó en mis oídos como ningún otro.
Miré hacia todos lados, intentando distinguir algo, cualquier forma.
Y sí, ví una forma, pero no sabría decir que era, o quien era...

A lo pocos segundos, noté como mi poca estabilidad fallaba, como me desequilibraba y como me desplomaba cuando mis piernas fallaron y me hicieron caer sobre el duro suelo, con un fuerte golpe en la cabeza. Después de ese tremendo dolor, solo había oscuridad.

Levante la cabeza ligeramente al oir otro golpe, la humana esa se habia vuelto a desplomar. Vi la horrible brecha que cruzaba su frente. Se habia desmayado, por haber perdido demasiada sangre. Humanos, incompetetes... Me quite el cinturo que llevaba, que era un trozo de tela y me lo coloque en la cabeza, para que la hemorragia no fuera a mas. El golpe no habia sido muy grande pero me habia abierto una antigua herida. Dolia y bastante, pero no podia quejarme. Ya uq no existian remedios para el dolor. Me levante y fui a donde ella.
No parecia amenazante ni nada por el estilo. Parecia alguien normal, como yo, como mi familia y amigos. Me agache y busque con la mirada por el suelo. Por suerte encontre una planta que utilizaba la curandera para disipar el dolor y frenar hemorragias, arranque las dos hojas que habia. Ahora el dilema ella o yo.
Un irreflenable impuslo me hizo que le aplicara a ella el remedio, fue por que vi que en su cuello, lucia un colgante. En forma de gota, como el mio

El bosque era hermoso, los arboles habían descendido algo en altura, el suelo se había plagado de flores aromáticas y de colores intensos y bonitos. Yo yacía tumabada mirando al cielo azul, ese azul intenso que tanto me gustaba. Las mariposas revoloteaban a mi alrededor, los pajaros entonaban bonitas canciones destianadas a la primavera. El sol brillaba con intensidad y me calentaba, evitando que yo tuviese frío.

<Alessia...>

Esa voz...Sonreí. Esa conocida y encantadora voz. Cerré los ojos y seguidamente los volví abrir, observando a Jared con una sonrisa. ¿Como había aparecido?
Mi corazón se aceleró y una intensa alegría me invadió. No me lo creía. Era él y estaba bien!

De repente oscuridad nuevamente. La cabeza me daba vueltas y trás varios segundos, abrí los ojos con bastante dificultad. Me incorporé llevandome una de mis manos a la cabeza.

-Que mareo...-murmuré.

Miré hacia el frente y me sobresalté al ver a una chica bastante menos que yo trás recuperar mi visión total. La miré con curiosida y asombro. Tenía un aspecto cariñoso y dulce.

-¿Quién eres tú?

Al de pocos minutos la chica recobro la conciencia la mire con curiosidad. Ahora no podia irme, menos despues de haberla curado. Habia algo que me lo impedia, sabia que era. Miraba el colgante que llevaba al cuello con curiosidad. Levante la mirada cuando me hablo para mirarle a los ojos.
-Eeeeh bueno... es algo dificil de explicar

Había salido de la nave para contemplar las estrellas. La predicción metereológica decía que iba a ser una noche clara, espectacular, así que llevaba conmigo un pequeño telescopio portátil y mi libreta de notas para tomar todos los datos e información. Tan sólo salir, vi una chica que se adentraba en las profundidades del bosque. Levanté una ceja. Me extrañaba, estaba terminantemente prohibido. En fin, yo no tenía nada que ver, así que seguí mi camino ignorando completamente a la otra chica.
Tras pasear, observar los astros, y tomar apuntes durante un buen rato, me pudo la curiosidad, y me adentré en el bosque también. Me preocupaba lo que pudiera ocurrir a la chica si se encontraba con uno de los famosos mutantes, aunque nunca había visto uno de cerca.
Allí estaba: la chica, junto a otra muchacha bastante más pequeña. Fruncí el ceño.
-¿Qué está pasando aquí...? -me crucé de brazos. -No deberíais estar aquí. Es peligroso, y va en contra de las normas. -comenté, sin ánimo de echar la bronca. Sólo constataba un hecho.

habia pasado las tres ultimas noches encaramado a la rama de un arbol, sabia con certeza que algo iba a pasar alli, era algo que habia desarrollado, aparte de mi don, como una extension.
Habia visto a la humana, temorosa humana. Habia visto a Prim, siempre curiosa. Pero no habia visto al otro, ¿quien seria?, poco importaba, acabará muerto de todas formas...
bajé de mi rama deslizandome sobre el tronco seminclinado del arbol.
soondeé sus mentes...Jared....una novedad (siempre igual Prim), sorpresa y...¿miedo?, vaya, el humano nos tenia miedo.

Seguí con mi mano en la cabeza con gran gesto de dolor y confusión.
Todo esto era demasiado extraño. ¿Quién era esta chica? ¿Cómo había llegado yo a parar aquí?
Un montón de preguntas asaltaban mi mente y ninguna de ellas fácil de explicar de manera coherente.

Miré a mi alrededor por unos instantes. El día estaba nublando, casi a punto de llover, y ya casi había anochecido. Estaba en un enorme y frondoso bosque, espectacularmente precioso..
Esa chica y yo pareceríamos hormigas desde ahí arriba.

-¿Qué es difícil de explicar? - pregunté con algo de preocupación en mi voz - ¿Y cómo he llegado yo parar aquí? - Seguí observandola con la única intención de reconocerla - ¿Y quién eres? - repetí - No recuerdo haberte visto por ninguna de las naves...

Seguídamente, apareció otro chico, este si me resultaba más familiar, le había visto más de una vez dando una vuelta por la nave, y he de reconocer, que su presencia me tranquilizó bastante.Bien, una cara al menos conocida. Escuché lo que dijo. ¿Es que él no se había hecho la pregunta al reves?

- Pues hacemos lo mismo que estás haciendo tú, saltarnos las normas y ponernos en peligro. ¿O me vas a negar que tu no las estas rompiendo? - pregunté arqueando una ceja.

Me levanté con dificultad, mis piernas flojeaban y no me encontraba muy bien. ¿Pero qué me había pasado?
Después de varios segundos, noté como mi cuerpo azquiría una posición rígida, y mis sentidos cobraron vida, poniendose alerta, miré hacia todos lados mientras mmi corazón aumentaba de velocidad. No estabamos solos.

-Noto la presencia de alguien más...- dije a los presentes.

Lo mismo les parecería extraña mi comportamiento, pero me fiaba completamente de mis instintos, y yo sabía con certeza, que no estabamos solos.

Me levante junto a ella. Vi llegar a un humano, eso hizo que me austara algo mas. Que mi sintiera cohibida ante la presencia de tantas personas. Parecian conocerse... Note la presencia de otra persona, mire alrededor. Le vi inclinado en una rama. Me costo ahogar un ,Jack, algo desperado. No queria que le descubrieran a el tambien. Mire a la chica pero no dije nada

Me encogí de hombros al oír lo que decía la chica. Al verla de cerca comprendí que su rostro me sonaba, la conocía de vista.
-No, las normas no son aplicables para mí, señorita. -saqué uno de los pases que daban algo de inmunidad a los científicos de más alto rango. -Ya sabes, algo más de libertad.
Miré con curiosidad a la niña más pequeña, y fruncí el ceño.
-A ti no te conozco. -comenté, más para mí que para ellas. Escuché lo que decía la que conocía de vista, parecía nerviosa. -¿Percibes? ¿Cómo se puede percibir una presencia? -qué par de chicas más raras. -Me desconcertáis. -comenté, haciendo una mueca.

Me gire para mirarme, apartando la mirada de Jack. La unica persona conocida que tenia aqui.
-No percibo las presencias simplemente me limito a observar y escuchar con atencion-dije con mi voz caracteristicamente infantil.
Mire al señor, era un humano. No me gustaban los humanos. Mi madre, me habia dicho qu nos dejaron abandonados salvandose ellos del fin del mundo. Por eso no me caian bien.

Me encogí de hombros una vez más, y me dispuse a dar la vuelta.
-Mirad, niñas, no es de mi incunbencia lo que vosotras hagáis, pero no deberiáis estar rondando por aquí a estas horas, a saber qué puede pasar. -Me cambié de manos la libreta y el maletín donde llevaba mis instrumentos, y me coloqué bien las gafas. -Así que, si os comprometéis a ser buenas y volver a casa, no diré nada. -miré sobretodo a la más pequeña. -Vuestros padres deben estar preocupados.

Le mire con dureza.
-Creo que no tengo padres quienes se preocupen por mi, asi que tranquilicese que no me va a pasar nada.-odiaba cuando la gente sacaba a relucir ese tema
Mi madre habia muerto en una pandemia hacia un par de años y mi padre andaba desaparecido. Se habia ido de investifacion con otros de los hombres y no habian vuelto, de momento

la humana tenia algo especial, pero el humano era un hipocrita. eso me dio una idea....
entré en su mente, no me fue dificil, ya que los cientificos tenian los sesos mas deviles, de tanto usarlos (?). Era facil manejar a esta gente, asi que hice que cogiera una rama puntiaguda y se la pusiera en el cuello, presionando levemente haciendo salir una brillante gota de sangre.
-Sabes de sobra que yo cuidaré de ti-dije a traves de la boca del humano.
cambié de rama para que Prim pudiera verme y los humanos no.

Me dolía la cabeza, así que no me resultaba agradable tener que escucharles discutir.
Me llevé una mano a la cabeza y cerré los ojos, sin hacerles caso, intentando concentrarme en cualquier cosa menos ellos.

Pero las últimas palabras de aquel hombre me sorprendieron
<¿Sabes de sobra que yo cuidaré de ti?> Eso no tenía nada que ver con el giro que había dado la conversación, eso no cuadraba.

Les miré a ambos algo extrañada y me sobresalté al ver como se colocaba la rama en el cuello.
Sin duda de alguna manera le estaban controlando, ¿Pero quién? ¿Cómo?
Miré a la niña con gesto asustado y a la vez amenazante, comenzandome a apartar lentamente de ella. Dirigí mi mirada hacia todos lasdos, cada rincón de un roca, cada rincón de un árbol, cada rincón del suelo, intendo buscar alguna señal o algo que me indicase que era lo que estaba pasando. Sólo sentía unas ganas irrefrenables de salir corriendo, pero no me encontraba muy bien y no llegaríam uy lejos, aparte de que no podía dejar a ese hombre ahí tirado.

-¿qué hago? ¿Qué hago? ¿Qué hago? -. comencé a murmurar para mi.

La situación se estaba volviendo demasiado complicada, esto no me lo esperaba para nada, tenía que haber una solución, algo que se pudiera hacer. Miré al hombre con cara de circunstancia.
No, sin duda no podía abandonarle ahí.

-¡¿Dónde estas?! - grité a ninguna parte esperando descubrir quien era el que estaba provocando todo esto.

-Estoy aqui-dije todavia utilizando al hombre-¿no me ves?
me gustaba bastante torturar de esta forma a los humanos, no era tan salvaje, tan humano como la tortura fisica.
volví a cambiar de posicion, colocandome frente a ellos pero anulandoles la vista a los humanos, no tenia ganas de que me vieran.

Una fuerza extraña me controlaba los músculos, el brazo, las cuerdas vocales... Abrí mucho los ojos cuando la rama del árbol se clavó ligeramente en mi cuello, manchando de rojo mi bata blanca impoluta. Aún así, más que miedo, era estupor. Y curiosidad, pura curiosidad. ¿Qué causaba esto? Qué interesante resultaba, joder.
Intenté luchar contra eso, aunque era más fuerte que yo. La lucha interna hizo que me fallaran las piernas, comprendí que la niña pequeña no era de los nuestros. Levanté la mano en dirección a la mayor.
-Tú... corre... -murmuré con dificultad. -¡Corre, venga! ¡Ve a las naves, y pide ayuda! -no podía permitir que dañaran a una... cría.

-No quiero ir a ningun sitio-dije cambiando ahora la persona que hablaba por mi, ahora era la humana-se esta muy bien aqui.
la mente de esta estaba atestada de Jared, Jared y mas Jared mirases por donde mirases.
>¿no existe nadie mas que Jared o que?<le pregunté en su mente.

>De lista que eres te pasas<dije al ver su reaccion, aunque tu no me lo quieras enseñar...no puedes borrar tus recuerdos.
empecé a sacar a la luz recuerdos dolorosos para ella.....cuando abandonó la tierra y jared la despedia.... la muerte de su familia.
>no te hagas la dura o será peor<dibagué un momento de un recuerdo a otro>¿cosas desagradables para mi? hay pocas ya, se nota que no has vivido mucho en mi mundo

La presencia salió de mi cuerpo, y me levanté del suelo con algo de dificultad. Me incorporé, y me puse bien las gafas, soltando un gemido quejándome por el dolor. Me había dado un buen golpe en la rodilla al caer antes. Levanté la mirada, la muchacha estaba ahora poseida por ese ente incorpóreo... Que de seguro algo tenía que ver con esa niña tan rara que no habí visto nunca y que según ella misma no tenía padres.
Pensé meticulosamente qué hacer. Aguardé, parecía que la otra humana tenía algo pensado contra el ente malvado... La dejaría hacer, y si no se la veía capaz... Palpé por encima mi bata blanca el arma que siempre cogía del laboratorio si salía al exterior. Siempre podría intentar algo.