Paseando [Libre + Enid + Roger]

Me limpié una lagrimilla imaginario y correspondí al abrazo.
- Olvidalo, Silver- le respondí.
- Pero pero... Con lo que yo te amo... ¿Y si me hago la cirujía? Bueno, no, que ya no hay.
Me senté en el suelo, enfurruñada porque Enid ya no me quería y comportandome como la Kei infantil.
Tenía que cambiar, ¡ya!

Me animé y levanté, suspirando resignada.
Yo era Diane, nada de Kei. Pero bueno...
- No no, tienes que serlo, Silver, que tengo que ganar- miré de reojo a Enid con picardía- Quiero una noche loca con Enid...
Me estiré como un gato, mirando de reojo el cascabel que le regalé a Silver.
Entonces me acordé de Enid y como yo sacaba regalos por arte de magia (xD), le lancé un cristal trasparente con destellos morados (pechiocho, por cierto)
- Feliz cumpleaños atrasado. ¿No ves como me acuerdo de ti?

Sonreí.
- Porque me gusta hacer quedaros mal.
Me separé de enid y me acerqué a Roger.
- Te la tirarás y como eres buena persona, usarás protección y no la quedarás enbarazada... Por ahora, pai Silver.
Lo miré a los ojos, sabiendo que tendría que contarselo a los dos en algún momento.
- Otro día, Silver. Lo prometo.- le dije mentalmente- Pero si me prometes que te tirarás a la otra.

- Lo sé- solté- Tengo buen gusto.
- No te atrevas o... te caparé- contesté mentalmente.
Lo miré a los ojos con una sonrisa lobuna y me fui acercando a él, lista para saltarle y pegarla una buen patada en sus partes.

Le pegué una patada, aprovechando la cercanía.
- No me tiendes, Silver, porque como me busques me encuentras.
Puse los ojos en blanco, sacudiendo la cabeza y volví al borde de la pared, echando el cuerpo hacia abajo. Había una buena caida.
- Y si... - no terminé la frase-.

Intenté no sonreirle, preguntandome si aquello que había dicho era sincero.
- No creo que me matara- volví a decir, mirando al suelo.- Si acaso caería encima de algún que otro mutante y seguro que les gustaria. Soy una tia buena caida del cielo- reí.
Esquivé su mirada todo lo que pude, mirando más allá de los pequeños edificios y destartaladas casas. La vida en la ciudad era muy dificil...

- No hay humanos en las cuevas y si los hay, ten por seguro que la ha palmado antes de dar dos pasos en la entrada.
Miré de reojo a Silver, impresionada por su odio contra los humanos.
- ¿Y desde cuando los odias tú tanto?
Le pegué un empujón hacia el vacío y lo cogí de la chaqueta, sin dejar que callera pero dandole un susto.
- Espero que no sea la típica historia de amor humana-mutante.- comenté como si no hubiera pasado nada y Silver no hubiera podido palmarla hacía 3 segundos.

Lo miré.
- ¿Y ahora quien insulta a quien?- le sonreí con calidez, algo raro en mí- ¿Si? Una pena, en serio, yo pensaba que iba a ser algo más interesante.
Tragué saliva, intentando no acordarme de mi pasado. Dolía demasiado y tampoco quería ponerme así delante de ellos.
Suspiré, sin saber muy bien que decir. La historia de Roger era delicada y yo.. No era precisamente eso.
Asi que me apoyé en su brazo, de lado y seguí mirando hacia abajo.
- Deberíamos tirarnos... Sería una buena sensación...- murmuré para mí.

- Y yo a ti- dije, pero se fue antes.
Me quedé a cuadros, sin saber que le pasaba.
Suspiré y miré a Roger.
- ¿Qué le pasa? ¿Por qué se ha ido?
Lo fulminé con la mirada.
- Y deja de andar ya con el pasado ¿quieres?
Me alejé de él y volví al borde, subiendome en él y pegándome tanto que las puntas de mis botas dejaron de tocar el suelo.

Sentí aire en la cara y cerré los ojos, dejando que el viento moviera mi pelo rojizo. Adoraba sentir el viento en la cara, sobretodo cuando escaseba. No es que en las cuevas hubiera un tornazdo cada 5 minutos.
- Ajam... ¿Y cuándo ella no esté?- lo miré durante un momento y le guiñé un ojo. Luego volví a la misma posición- Nosotros jugamos o más bien, juegas tú.
Sibujé una mueca amarga en mis labios, reconsiderando lo de la caída. Sería divertido y tendría muy adrenalina. Y además, no me mataría.

Reí y dejé lo que estaba haciendo para acercarme y darle un beso en la mejilla.
- No tienes ninguna posibilidad- le susurré al oído-.
Volví al borde, alejándome de él y opté la misma posición. Me relajaba y despejaba. Además, en cualquier momento saltaría.
- No me interesa jugar sabiendo que luego no habrá nada seguro. Es decir, no me interesa jugar así si es contigo.