Aburrido(Libre)

Me encogí de hombros como respuesta y cerré con puertas, muros, cristales y cadenas mi mente.
- En realidad no me importa mucho esta ciudad, ni lo bonita que fuera, ni que humanos y mutantes se quieran matar. A mí me basta con el sexo, helado y un lugar donde echar la siesta.
No era del todo verdad, pero muchas veces si que pensaba así. ¿Por qué quién necesitaba a los demás?
<Pues tú, Diane> dijo una voz en mi mente.
Sacudí la cabeza, haciendola callar.
- Es más dviertido que vivir como todos los demás- lo miré y sonreí, sin darme la vuelta completamente.

Fruncí el ceño.
- MIra que eres guarro.- me acerqué a él- Pensarás en Ambar ¿no? Y si ya la tienes, ¿por qué no te la tiras? Tú no eres de los que esperan.
Bostecé y me estiré como un gato, ahí, delante de él.
Cogí una mano el cascabel y lo hice sonar un par de veces, mirándolo con ojos nostálgicos.
Aparté la mirada y volví a darle la espalda aunque sin moverme del sitio.
- Bueno..

Sonreí y me acerqué a su oído.
- Con Haziel juego yo, no él (lo que no es del todo verdad porque todavía no he roleado con él xD)- me aparté con agilidad, haciendo que cayera al suelo.
Me agaché junto a él y le revolví el pelo.
- Si fueras otra persona diría que no me importaría verte en opción y ese tipo de cosas, pero... es una pena ¿verdad?- me mordí el labio inferior, clavando una mirada resignada en sus ojos.

-Eso es por que nisiquiera te has atrevido a probar... me -reí entre dientes e hice ademán de ponerme las gafas de sol que tenía guardadas en el bolsillo superior de la chaqueta-. Porque seguro que ganar, por tu parte, no sobrarán. ¿A que no? -volví a fijar mi vista en sus ojos y sonreí de forma juguetona.



FdR: Yes, Jack, Yes, I know .__.

Reí.
- No tienes ni idea...- susurré.
Me separé de él y me encogí de hombros.
- Pero, cielo, no quiero que acabes traicionando a tu amor de toda la vida.
<Ni jugando conmigo> pensé. Menos mal que mi mente estaba herméticamente cerrada.
Me senté en una roca cercana y dejé que el viento moviera mi pelo, cerrando los ojos.

Lo miré, con una sonrisa juguetona.
- ¿Y qué pasa, Roger? ¿Me estás diciendo que no los aceptarías?
Me acerqué a él, mucho y rocé mis labios con los suyos.
- Porque me harías un feo- sonreí.

Reí y me aparté de él.
- Si, una pena, cielo.
Le hice un gesto con la mano, dandome la vuelta y tragando saliva. Reteniendo lagrimas.
- Adios, Silver, yo sigo con mi busqueda.
Me fue de allí.