Nadando [Roger]

Paseaba cerca de la zona de aterrizaje por si se encontraba algún humano solitario y perdido al que matar. No había habido suerte y por eso cansada de esperar había decidido acercarse al lago. Le gustaba nadar, sentir el agua congelada en su piel, dejarse llevar e irse muy lejos de esta tierra muerta y maldita.

Llegó a la orilla y miró a los lados, no había nadie. Sonrió y empezó a sacarse la ropa. Primero las botas grises, después las medias, la falda negra, la chaqueta negra, la camiseta de asas gris. Volvió a mirar a los lados asegurándose de que no hubiera nadie, no porque le diera verguenza, sino, porque iba a dejar la navaja en el suelo. Se sacó el sujetador y lo apoyó encima de la ropa, después se desabrochó el cinturón del que colgaba la navaja y lo puso encima del sujetador, se sacó las bragas y corrió al agua.

Estaba congelada, podía sentirla cortándole la circulación. Dio unas brazadas y se puso boca arriba, levantó un brazo. Lo tenía rojo por el frío pero no le importaba.

Una voz llegó a sus oídos y giró la cabeza encontrándose a Roger en la orilla. Se hundió completamente y se hizo invisible mientras nadaba hacia él con rapidez. Cuando faltaba poco para llegar estiró los brazos y agarró sus tobillos tirándo de él con fuerza hacia delante para meterlo en el agua.

- Vamos Adler, date un bañito conmigo. -gritó mientras se echaba a reír y volvía a hacerse visible.

Odiaba que se metieran en su mente y la manipularan, pero era Roger así que no se enfadó ni nada por el estilo. Dio unas brazadas más acercándose a la orilla mientras sonreía.

- No está tan fría, a parte esto aclara las ideas y es bueno para el corazón. -volvió a sumergirse y de allí a un rato salió más cerca chapoteando.- ¿Qué te trae por aquí Adler?

Preguntó con una sonrisa mirándolo de arriba a abajo.

Soltó una carcajada y entró agua en la boca, tosió aún riendo y le volvió a mirar divertida. Tenía razón, aunque solo fuera una vez se habían acostado. Puede que fuera un poco mayor para ella pero tenía su atractivo y como no era joven y todo el sexo le valía.

- Hoy estás muy guapo Roger.- pensó coqueta sabiendo que él lo leería en su mente.

Se puso boca arriba haciendose la muerta u cerró los ojos.

- ¿Cómo funciona exactamente vuestro poder? -preguntó con una sonrisa.

Se volvió a hundir en el agua pensado, destruír recuerdos y crear otros... Podía pedirle a Roger que borrara el recuerdo de su madre suicidada. O su hermana muerta. Abrió los ojos y le miró con una sonrisa en los labios acercándose.

- Si pongo la mente en blanco no puedes saber que voy a hacer, pero sí que puedes meterte y decirme que haga otra cosa. Eres de lo peor. -carcajeó. Tenía que hacer una forma de impedirlo.

Nadó hacia la orilla y salió, comparado con el agua congelada fuera hacía buen tiempo. Se tumbó en la orilla esperando a que se secara.

Le miró de reojo y se echó a reír mientras ponía los brazos detrás de la cabeza y cerraba los ojos. ¿Le molestaría que estuviera desnuda?

- Tengo que secarme o sino mojo la ropa, -comentó conteniendo la risa- ¿te molesta Adler?

Abrió los ojos y lo miró de reojo mientras se mordía el labio inferior y se sentaba. No tenía frío, estaba mojada y no quería mojar la ropa. ¿Qué problema había? A parte, dónde había confianza daba asco.

- Claro que he credido, no me iba a quedar niña toda la vida. Si supieras tooodo lo que he aprendido... -volvió a reír y miró al lago.

Se echó a reír, dieciseis. Se pegó un poco más a él y se abrazó a su brazo juguetona pero sin ninguna intención.

- Piensa que siempre puedes borrar los recuerdos como si nunca hubiese pasado, a parte, a mí no me importa querido.

Se separó de él y cogió sus bragas y su sujetador. Lo miró una vez más y se lo puso. Roger era la cosa más parecida a un padre, y acostaste con tu padre no era algo que se te pasara por la cabeza muy a menudo, pero así era ella. Una fanática del sexo y de los hombre y el treinta y dos añero le atraía.

Se puso la camiseta, tener como mejor amigo a un mentalista era un poco horrible y molesto, no podía tener secretos ni pensar nada osceno o lo sabría. Sonrió ante sus palabras y se sentó encima de él.
Roger es tonto y pederaste, Roger es tonto y pederaasta... canturreó para sí sabiendo que lo iba a saber.

- Así que volverías a hacerlo, ¿eh? -levantó las cejas y una media sonrisa se dibujó en su rostro.

Su boca se abrió mientras una cara de sorpresa se dibujaba en su rostro y levantaba una mano para pegarle un sopapo. No peso más, es el músculo de tanto entrenar. Pero adelgazaré. Siempre tuviera problemas con eso de gorda y delgada, a los trece, catorce y quince había sido anoréxica.

- Así que con una persona... -susurró melosa- ¿Y quién es?

Se echó a reír cuando se puso encima de ella y traspasó sus manos y sus brazos para volverlas a hacer tangibles alrededor de su cuello. Si claro, no había engordado, miró para abajo y se vio la barriga, después meneó la cabeza y puso los ojos en blanco. Se lo decía para que no se sintiera mal.

- Tomo nota de su nombre, cuando pueda la mataré para que vuelvas a tener ojos para mi. -le guiñé un ojo y sonreí.

Le gustaba ser el centro de atención y sentirse querida, pero no tonto como para matar a la novia o lo que fueran.

Sonrió de medio lado, la imagen de Roger intentando matarla era muy pero que muy atractiva y le excitaba o algo así. Una lucha entre él y ella, ¿quien ganaría? Un día tendrían que probar, aunque claro, no era lo mismo que fuera a muerte. Nunca sería capaz de matarlo. Era, era una de las dos personas a las que le tenía cariño y respetaba. Los otros eran basura que usaba.

- Y tú deja de meterte en mi mente, son mis pensamientos y pienso lo que quiero. -puso morritos y cerró los ojos.- ¿Serías capaz de matarme?

Sonrió. ¿Satisfecha? Sí, satisfecha. Sólo tenía dos personas importantes: Lilith y Roger. ¿Tan poco social era? ¿Tan mala? ¿Tan rastrera? La gente no le importaba, no quería nada de ellos, le daban igual. Los humanos le daban asco y quería matarlos. Todo era tan complicado.. Y echaba de menos a su familia.

- Así me gusta... -susurró sin abrir los ojos y sonriéndole.- ¿Qué piensas?

Bueno, eso sí que lo tenía claro, si le intentaba sacar las entrañas la mataba. Fácil y sencillo. Desechó esos pensamientos de su mente para que Roger no los leyera y abrió los ojos.

- ¿Qué poder tiene? -preguntó con curiosidad.

¿Y años? preguntó mentalmente con burla. ¿Cómo sería la chica? No se imaginaba a nadie con él, es decir, no porque fuera feo ni nada así pero simplemente no sabía que tipo de chicas le gustaban.