En plena naturaleza (Diane+18)

Llegué caminando al bosque, mirando al suelo con las manos metidas en los bolsillos. Que aburrimiento de lugar. Eso de no tener vida social era un asco.
Seguí andando, pensando en mis cosas, cuando me encontré con Silver recostado en el tronco de un sauce llorón, demacrado.
Me acerqué por detrás sin que él me viera (ejem.. sin que me viera) y le pregunté con una sonrisa:
- ¿Y esa cara de cachorrito apaleado, Roger? ¿La vida en pareja con Ambar no funciona o qué, amor?

Me encogí de hombros, sin darle una respuesta clara. Mentiría de las dos formas, que mas da.
Me escabullí al otro lado del tronco y me recosté allí, dandole la espalda a Roger (no se si me explico, que estoy al otro lado)
Enarqué una ceja, mirando las hojas verdes y los rayos del sol que se colaban entre ellas.
- Venga ya, Silver, no me gusta esa cara que tenías antes. Y nos conocemos, pedazo de idiota, me lo vas a tener que contar. Si o sí.

Estube callada durante un rato, sin pensar nada en concreto. Al final, torcí el gesto y con un largo suspiro resignado rodeé el árbol y me puse de cuchillas a su lado, mirándolo.
- Venga, suéltalo- pedí con suvidad- A menos que sean problemas de cama. ¡Esos si que te los puedes ahorrar!- dije de forma cómica.
Me senté junto a él y crucé las piernas, apoyándo las manos y mirando al cielo.
- Sinceramente, prefiero no hablar de eso. Pero estás bien ¿no? Y no me mientas.- no me atreví a mirarlo.

Me tumbé a su lado, pensativa, disimulando la mala ostia que me estaba entrando.
- Mmm...- dije todavía mirando al cielo- Asi que la quieres de verdad ¿eh? ¡Te felicito, Silver! Tú, el Señor del corazón helado. Espero que se de cuenta de lo que tiene esa Ambar- murmuré.
Solté un largo suspiro y sacudí la cabeza.
- Y dime ¿quieres sufrir solo?

Tragué saliva y decidí no decir palabra de mí. Mejor que fuera así.
Yo también me incorporé y lo empujé a un lado, para que se cayese.
- ¿Qué morir en mis brazos seria muy cutre? ¿Qué ser lo último que vieran tus ojos seria muy cutre?- lo fulminé con la mirada y le pegué- Te vas a enterar- apreté los dientes y me lancé encima de él, echandole todo el peso de mi cuerpo encima (y peso, aqui si xD)
- Para empezar, voy a matarte cuando pueda, que lo sepas. No te vas a poder librar de mi- hinché los mofletes y empecé a murmurar por lo bajo- Que cutre ni que leches... ñeñeñe

Intenté soltarme, moviendo los pies como una loca y pegando patadas al aire, aunque alguna que otra acertó. Al final me rendí y lo miré a la cara, sonriendo con amargura.
- ¿Qué no? Claro que sí, Silver. Se llama Ambar, y a conseguido enamorarte hasta la médula. - luego le saqué la lengua, intentando no mirarle a los ojos- ¡Suéltame, pedazo de idiota!- volví a removerme.- ¡Como me levante morirás! Y va totalmente en serio.

Lo fulminé con la mirada, pensando que en ese momento me quería morir.
- No te acerques tanto, que tu amada podría ponerse celosa- me burlé. Le saqué la lengua e intenté levantarme- Silver, que te apartes.
Lo miré a los ojos y sonreí.
- Admite que me has echado de menos, pedazo de idiota.- reí sin ganas.

A Diane le dio un ataque al corazón, jadeó que le partiria las piernas y la palmó minutos después.

Etto... Intenté recuperarme, lo juro, pero las piernas empezaron a temblarme y me tube que agarrar al tronco para no caerme.
- Imbécil- murmuré.
Solté un gran suspiro y me acerqué a él, acuclullándose enfrente suya y mirándolo con una sonrisa. Igual que él, como si no hubiera pasado nada. Pero si había pasado, claro.
- ¿Tu vicio dices? No, Silver, tu vicio tiene que ser el sexo, cariño. Tiene que ser Ambar, amor. Porque si no, dejaría de ser divertido.