Nuestra segunda búsqueda del llamado País de las Maravillas (Lilith)
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Nuestra segunda búsqueda del llamado País de las Maravillas (Lilith)
Recordaba con cariño la primera vez que Lilith me había llevado a aquella escondida cala. Había sido hacía dos años, cuando nosotros ya podíamos considerarnos adultos. Adultos que habían tenido que madurar demasiado pronto. Adultos prematuros que habían tenido que dejar la escuela para ocuparse de cosas más importantes como eran cocinar, lavar, trabajar, etc. Porque nosotros habíamos sido repudiados, echados de lo que era la sociedad.
El día que las naves desaparecieron sin dejar rastro la humanidad se había ido con ellas y, todas las personas que nos habíamos quedado en un mundo muerto, no habíamos tenido otra que olvidarnos de todas nuestras enseñanzas antiguas y empezar de nuevo, como si hubiésemos renacido. Nuestra sociedad recién destruida había tenido que construirse desde los cimientos, lenta y duramente. Y.... ¿Quienes habíamos rehecho todo de nuevo? Los más jóvenes, las personas emprendedoras, los que no querían rendirse ante nada. Ni siquiera cuando todos nos habían dado la espalda nos habíamos rendido.
Y, ahora, ellos habían vuelto. Lo peor de todo, lo que más me hacía enfurecer, eran sus miradas cobardes. Sus ganas de hacer las paces, de que todos viviésemos juntos de ahora en adelante. Primero nos daban la espalda, nos hacían vivir en las peores circunstancias posibles y ahora nos pedían que olvidáramos de la noche a la mañana. No, 12 años de sufrimiento no podían ser olvidados.
Ahora que me percataba, no sabía casi nada de lo que había sido la vivencia de Lilith. No sabía por qué había tenido que pasar ella y si su familia la habría dejado atrás, no sabía cómo había sobrevivido a todos aquellos años. No la conocía prácticamente. Bueno, me corrijo, no conocía su historia aunque sí me pudiese permitir el definir cómo era.
Nos conocíamos desde hacía 4 años y hasta el momento nunca se me había ocurrido preguntarle. Pero claro, hoy la cosa cambiaría. Había quedado con ella en 10 minutos (aunque nuestros relojes se habían alterado, todavía continuábamos guiándonos por los rallos del Sol, que la mayoría habíamos aprendido a interpretar); y teníamos una larga tarde por delante para conversar como siempre solíamos hacer.
El día que las naves desaparecieron sin dejar rastro la humanidad se había ido con ellas y, todas las personas que nos habíamos quedado en un mundo muerto, no habíamos tenido otra que olvidarnos de todas nuestras enseñanzas antiguas y empezar de nuevo, como si hubiésemos renacido. Nuestra sociedad recién destruida había tenido que construirse desde los cimientos, lenta y duramente. Y.... ¿Quienes habíamos rehecho todo de nuevo? Los más jóvenes, las personas emprendedoras, los que no querían rendirse ante nada. Ni siquiera cuando todos nos habían dado la espalda nos habíamos rendido.
Y, ahora, ellos habían vuelto. Lo peor de todo, lo que más me hacía enfurecer, eran sus miradas cobardes. Sus ganas de hacer las paces, de que todos viviésemos juntos de ahora en adelante. Primero nos daban la espalda, nos hacían vivir en las peores circunstancias posibles y ahora nos pedían que olvidáramos de la noche a la mañana. No, 12 años de sufrimiento no podían ser olvidados.
Ahora que me percataba, no sabía casi nada de lo que había sido la vivencia de Lilith. No sabía por qué había tenido que pasar ella y si su familia la habría dejado atrás, no sabía cómo había sobrevivido a todos aquellos años. No la conocía prácticamente. Bueno, me corrijo, no conocía su historia aunque sí me pudiese permitir el definir cómo era.
Nos conocíamos desde hacía 4 años y hasta el momento nunca se me había ocurrido preguntarle. Pero claro, hoy la cosa cambiaría. Había quedado con ella en 10 minutos (aunque nuestros relojes se habían alterado, todavía continuábamos guiándonos por los rallos del Sol, que la mayoría habíamos aprendido a interpretar); y teníamos una larga tarde por delante para conversar como siempre solíamos hacer.
Alexandre Di PietroMiembro de Ragnarök - Cantidad de envíos : 162
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Re: Nuestra segunda búsqueda del llamado País de las Maravillas (Lilith)
Habían pasado ya dos años de la última vez, no de la última vez que nos veíamos, ya que aquello era completamente imposible dado que en Ragnarök siempre no encontrábamos, si no de aquel día que por alguna extraña razón había decidido llevarle al que era algo así como mi lugar secreto: una bonita y casi paradisíaca cala que se encontraba escondida entre las rocas -aunque lo más probable era que mucha más gente ya supiera de ella y hubiera ido-. Pero no me importaba aquello en absoluto, porque siempre que iba nunca me encontraba con nadie y, si me encontraba a alguien, no tenía problema alguno en echarle de ahí.
Pero había pasado mucho de aquella vez, la primera y la última hasta ahora, habían habido muchos cambios y no solo en nosotros, los mutantes, sino también en el mundo en general; como podía comprobarse en el reciente encuentro de aquella zona congelada hasta entonces nunca vista. Sin embargo, la pequeña cala se encontraba exactamente igual a como la dejamos al marcharnos, no había cambiado ninguna roca, ningún grano de arena. Sus aguas se mantenían igual de cristalinas y limpias, el cielo que se cernía sobre ella parecía verse más azul y limpio que en cualquier otro sitio, la arena era suave y agradable al contacto. Parecía un lugar demasiado perfecto para ser real, pero era real, sin duda alguna.
Hoy estaba yendo a la cala después de tanto tiempo porque ahí había quedado con Alexander, era algo que solíamos hacer usualmente pero no sabía muy bien porque decidimos ir justamente a aquí pero era lo decidido. Quedaban cinco minutos para que fuera la hora a la que habíamos quedado, si mis cálculos no fallaban, pero igualmente no le tuve que esperar porque ahí de pie le vi.
-Vaya, has venido antes, que extraño -dije acercándome a donde él se encontraba, lo normal era que llegara a la hora justo o que él hiciera esperar a los demás-. ¿Es por algo en especial?
Pero había pasado mucho de aquella vez, la primera y la última hasta ahora, habían habido muchos cambios y no solo en nosotros, los mutantes, sino también en el mundo en general; como podía comprobarse en el reciente encuentro de aquella zona congelada hasta entonces nunca vista. Sin embargo, la pequeña cala se encontraba exactamente igual a como la dejamos al marcharnos, no había cambiado ninguna roca, ningún grano de arena. Sus aguas se mantenían igual de cristalinas y limpias, el cielo que se cernía sobre ella parecía verse más azul y limpio que en cualquier otro sitio, la arena era suave y agradable al contacto. Parecía un lugar demasiado perfecto para ser real, pero era real, sin duda alguna.
Hoy estaba yendo a la cala después de tanto tiempo porque ahí había quedado con Alexander, era algo que solíamos hacer usualmente pero no sabía muy bien porque decidimos ir justamente a aquí pero era lo decidido. Quedaban cinco minutos para que fuera la hora a la que habíamos quedado, si mis cálculos no fallaban, pero igualmente no le tuve que esperar porque ahí de pie le vi.
-Vaya, has venido antes, que extraño -dije acercándome a donde él se encontraba, lo normal era que llegara a la hora justo o que él hiciera esperar a los demás-. ¿Es por algo en especial?
LilithLíder de Ragnarök - Cantidad de envíos : 2769
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Re: Nuestra segunda búsqueda del llamado País de las Maravillas (Lilith)
Me encontraba cruzado de brazos y observando el mar, aquel maravilloso paisaje abierto ante mis ojos. Mis pies, descalzos, acariciaban la arena cercana a la orilla, a la espera de que llegase alguna pequeña ola extraviada que alcanzase mi piel. Adoraba el tacto que producía el agua, me hacía elevarme hasta lo que consideraba el mismísimo cielo. En esos momentos en los que nada más existía, solo tú y un manto líquido bajo tu espalda. Sobre ti, un cielo azulado sin una nube y un reluciente sol.
Mi piel, acostumbrada a los rallos solares ya no podía ser dañada por ellos, pero, sin embargo, recordaba cómo en un pasado las profundas quemaduras aparecían sobre mi lisa y blanca piel, ahora algo más tostada. Aunque los rallos del sol ahora fuesen más intensos, yo continuaba con mi constitución. Y es que, en un pasado había sido del norte. Poco sol, mucha lluvia, pieles delicadas y de un blanco marmóreo.
Juro que en ningún momento me di cuenta de la presencia de Lilith hasta que estaba un par de metros alejada y hablándome. Me giré con una sonrisita picarona. Supongo que debería de ofenderme por su "magnífico" comentario, pero decidí pasar de ella.
-Preciosa, ¿Estás lista para un chapuzón? -Le dije mientras guiñaba uno de mis ojos. Indeciso me quedé unos minutos mirándola, sin saber si acercarme o por el contrario quedarme a aquella distancia. Al final, opté por la primera de las opciones. Anduve hacia ella hasta que nos encontrábamos a menos de un metro y, cogiendo una de sus manos, tiré de ella hacia el mar.
-Vamos Lilith, ¡que hoy te pesa el culo! -Reí.
Mi piel, acostumbrada a los rallos solares ya no podía ser dañada por ellos, pero, sin embargo, recordaba cómo en un pasado las profundas quemaduras aparecían sobre mi lisa y blanca piel, ahora algo más tostada. Aunque los rallos del sol ahora fuesen más intensos, yo continuaba con mi constitución. Y es que, en un pasado había sido del norte. Poco sol, mucha lluvia, pieles delicadas y de un blanco marmóreo.
Juro que en ningún momento me di cuenta de la presencia de Lilith hasta que estaba un par de metros alejada y hablándome. Me giré con una sonrisita picarona. Supongo que debería de ofenderme por su "magnífico" comentario, pero decidí pasar de ella.
-Preciosa, ¿Estás lista para un chapuzón? -Le dije mientras guiñaba uno de mis ojos. Indeciso me quedé unos minutos mirándola, sin saber si acercarme o por el contrario quedarme a aquella distancia. Al final, opté por la primera de las opciones. Anduve hacia ella hasta que nos encontrábamos a menos de un metro y, cogiendo una de sus manos, tiré de ella hacia el mar.
-Vamos Lilith, ¡que hoy te pesa el culo! -Reí.
Alexandre Di PietroMiembro de Ragnarök - Cantidad de envíos : 162
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Re: Nuestra segunda búsqueda del llamado País de las Maravillas (Lilith)
No tuve problema alguno en mostrar una mueca de disgusto cuando él ignoró mi comentario por completo, hecho desde toda mi buenísima intención, y pasó de mí absolutamente para empezar a caminar hacia delante en dirección a la playa. Idiota, mascullé mentalmente antes de echar a caminar también, aunque no era que le estuviera siguiendo, obviamente, sino que como es normal no iba a quedarme en las rocas pues había ido a aquella cala por alguna razón.
Pasé por su lado tranquilamente, demostrando que yo también podía pasar de él cuando él pasaba de mí y que a mí sí que no me afectaba lo más mínimo aquello, porque estaba claro que si él me había ignorado era simplemente porque sí que le había afectado. Aunque debía aceptar que aquel tipo de comportamiento empezaba a rozar ya el infantilismo y no iba mucho conmigo, pero yo no podía hacer nada si él siempre tenía aquella actitud de "chulo-playas" que conmigo debería saber ya perfectamente no funcionaba en absoluto.
Dejé de caminar al oír cómo me hablaba por primera vez para luego quedarse en un silencio extraño, entonces me giré hacia él al ver que no añadía ni hacía nada más.
-Te veo dubitativo... ¿qué pasa, estás nervioso? -le provoqué ligeramente alzando una ceja y esbozando una media sonrisa.
Acto seguido dejé que me tomara de la mano y ambos continuamos andando hacia el mar, cuyo manto plácido de intenso color azul parecía estar esperándonos con paciencia. Le solté la mano al oír su comentario, aunque no le miré molesta sino más bien de forma digna y orgullosa.
-Pues si no te gusta mi culo, no lo mires tanto -le respondí con un gesto algo desdeñoso, obviamente sabía que iba en broma.
Pasé por su lado tranquilamente, demostrando que yo también podía pasar de él cuando él pasaba de mí y que a mí sí que no me afectaba lo más mínimo aquello, porque estaba claro que si él me había ignorado era simplemente porque sí que le había afectado. Aunque debía aceptar que aquel tipo de comportamiento empezaba a rozar ya el infantilismo y no iba mucho conmigo, pero yo no podía hacer nada si él siempre tenía aquella actitud de "chulo-playas" que conmigo debería saber ya perfectamente no funcionaba en absoluto.
Dejé de caminar al oír cómo me hablaba por primera vez para luego quedarse en un silencio extraño, entonces me giré hacia él al ver que no añadía ni hacía nada más.
-Te veo dubitativo... ¿qué pasa, estás nervioso? -le provoqué ligeramente alzando una ceja y esbozando una media sonrisa.
Acto seguido dejé que me tomara de la mano y ambos continuamos andando hacia el mar, cuyo manto plácido de intenso color azul parecía estar esperándonos con paciencia. Le solté la mano al oír su comentario, aunque no le miré molesta sino más bien de forma digna y orgullosa.
-Pues si no te gusta mi culo, no lo mires tanto -le respondí con un gesto algo desdeñoso, obviamente sabía que iba en broma.
LilithLíder de Ragnarök - Cantidad de envíos : 2769
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Re: Nuestra segunda búsqueda del llamado País de las Maravillas (Lilith)
Al llegar hacia la orilla el agua acarició mis desnudos pies, haciéndome pequeñas cosquillas entre los dedos. Solté un suspiro de felicidad, pues el agua era mi segundo elemento. Es decir, si no hubiese tenido el poder el aire seguramente poseería poder sobre el agua que había delante de mí.
Continué entrando en el agua, mojando mis ropas. Por fin me decanté porque lo mejor sería cambiarme antes de entrar en el mar puesto que, aunque no me importaba empaparme y llenarme de agua, prefería no tener que estar después cargando con unas ropas que pesaran el doble por el agua que habría en ellas. Me separé de Lil unos pasos y me dispuse a desnudarme hasta quedarme en boxers. Cuando ya había terminado me quedé mirando su culo. ¿Coincidencia o destino? Porque justo en ese momento ella me hizo el comentario de que me gustaba su culo. Sí, aquel fue un graaan fallo que ni en las películas se daba.
-¡Eh, Lil! No me trates como a un viejo pervertido, anda -Fruncí un poco el entrecejo aunque a continuación solté una fuerte carcajada, ay dios, aquella mujer me hacía desvariar y sacar a la luz mi parte más tonta. ¿Por qué me sentiría así cuando estaba a su lado? Nunca antes había experimentado aquella sensación y, por el contrario de lo que parecía, era agradable.
-Bueno, venga, al agua pato -Sonreí un poco acercándome a ella y cogiéndola en brazos me encaminé hacia el agua de nuevo, hasta que aquella superficie cristalina me llegaba hasta la cintura. Estaba caliente y realmente buena. Supongo que aquello era lo único bonito que quedaba del que había sido nuestro mundo.
Continué entrando en el agua, mojando mis ropas. Por fin me decanté porque lo mejor sería cambiarme antes de entrar en el mar puesto que, aunque no me importaba empaparme y llenarme de agua, prefería no tener que estar después cargando con unas ropas que pesaran el doble por el agua que habría en ellas. Me separé de Lil unos pasos y me dispuse a desnudarme hasta quedarme en boxers. Cuando ya había terminado me quedé mirando su culo. ¿Coincidencia o destino? Porque justo en ese momento ella me hizo el comentario de que me gustaba su culo. Sí, aquel fue un graaan fallo que ni en las películas se daba.
-¡Eh, Lil! No me trates como a un viejo pervertido, anda -Fruncí un poco el entrecejo aunque a continuación solté una fuerte carcajada, ay dios, aquella mujer me hacía desvariar y sacar a la luz mi parte más tonta. ¿Por qué me sentiría así cuando estaba a su lado? Nunca antes había experimentado aquella sensación y, por el contrario de lo que parecía, era agradable.
-Bueno, venga, al agua pato -Sonreí un poco acercándome a ella y cogiéndola en brazos me encaminé hacia el agua de nuevo, hasta que aquella superficie cristalina me llegaba hasta la cintura. Estaba caliente y realmente buena. Supongo que aquello era lo único bonito que quedaba del que había sido nuestro mundo.
Alexandre Di PietroMiembro de Ragnarök - Cantidad de envíos : 162
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Re: Nuestra segunda búsqueda del llamado País de las Maravillas (Lilith)
Finalmente ambos llegamos hasta la orilla de aquella hermosa cala que pocos conocían y nos acercamos casi a la vez hacia el mar, el cual nos recibe con una cálida ola que parece querer acariciar nuestros pies para incitarnos a adentrarnos. Rápidamente me quité los zapatos con un gesto y los lancé hacia atrás para evitar que se mojaran; acto seguido disfruté de aquel húmedo y corto contacto con el mar.
Después de aquello y al contrario de lo que estaba haciendo Alex, yo empecé ya a desprenderme de la ropa que llevaba a pesar de que ya empezara a hacer el frío que anunciaba el invierno para que esta tampoco se mojara con el agua, no nos sobraba precisamente ropa como para ir descuidándola tranquilamente. Empecé desabrochándome la chaqueta que llevaba y dejándola, con más cuidado que los zapatos, sobre la arena; luego me quité la camiseta de manga larga para colocarla sobre la chaqueta y, en último lugar, me deshice de los pantalones tejanos para quedar también en ropa interior, algo que obviamente no me provocaba ningún tipo de incomodidad. Me di la vuelta tras soltar mi comentario justo para observar a Alex mirándome, automáticamente coloqué una mano en la cadera y arqueé una ceja.
-Yo no te trato como nada, eres tú quien te descubres solito -respondí al oír su comentario y me eché a reír entonces. Seguidamente caminé hasta llegar delante de él y le di un suave toque con el dedo índice en la frente-. Qué tontorrón que puedes llegar a ser a veces -bromeé con cierto cariño en mi voz, no sabía muy bien por qué pero le había cogido algo de cariño con el tiempo; sí, era eso, aprecio porque ya llevábamos unos cuantos años pasando mucho tiempo juntos.
Como la última vez que habíamos ido a aquella misma cala oculta, dejé que volviera a tomarme entre sus brazos para llevarme hacia el agua. El contacto fue suave pues, pese a la estación en la cual nos encontrábamos y a la que íbamos a entrar ya, estaba a una temperatura bastante cálida.
-Cuac -susurré tras sumergirnos por unos instantes en el agua sin separarme de sus brazos aún, dibujé una media sonrisa y acerqué mis labios hacia los suyos.
Después de aquello y al contrario de lo que estaba haciendo Alex, yo empecé ya a desprenderme de la ropa que llevaba a pesar de que ya empezara a hacer el frío que anunciaba el invierno para que esta tampoco se mojara con el agua, no nos sobraba precisamente ropa como para ir descuidándola tranquilamente. Empecé desabrochándome la chaqueta que llevaba y dejándola, con más cuidado que los zapatos, sobre la arena; luego me quité la camiseta de manga larga para colocarla sobre la chaqueta y, en último lugar, me deshice de los pantalones tejanos para quedar también en ropa interior, algo que obviamente no me provocaba ningún tipo de incomodidad. Me di la vuelta tras soltar mi comentario justo para observar a Alex mirándome, automáticamente coloqué una mano en la cadera y arqueé una ceja.
-Yo no te trato como nada, eres tú quien te descubres solito -respondí al oír su comentario y me eché a reír entonces. Seguidamente caminé hasta llegar delante de él y le di un suave toque con el dedo índice en la frente-. Qué tontorrón que puedes llegar a ser a veces -bromeé con cierto cariño en mi voz, no sabía muy bien por qué pero le había cogido algo de cariño con el tiempo; sí, era eso, aprecio porque ya llevábamos unos cuantos años pasando mucho tiempo juntos.
Como la última vez que habíamos ido a aquella misma cala oculta, dejé que volviera a tomarme entre sus brazos para llevarme hacia el agua. El contacto fue suave pues, pese a la estación en la cual nos encontrábamos y a la que íbamos a entrar ya, estaba a una temperatura bastante cálida.
-Cuac -susurré tras sumergirnos por unos instantes en el agua sin separarme de sus brazos aún, dibujé una media sonrisa y acerqué mis labios hacia los suyos.
LilithLíder de Ragnarök - Cantidad de envíos : 2769
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Re: Nuestra segunda búsqueda del llamado País de las Maravillas (Lilith)
-Jo... no me digas eso Lil... que yo en realidad soy muy listo, lo que pasa es que... I´m very special -Me mordí la lengua con una sonrisa juguetona, antes de atraer su cuerpo hacia el mío y darle un pequeño mordisco en el cuello. Me aparté un poco de ella y continuamos andando hacia el agua.
Al introducirme en ella noté cómo acariciaba con sus suaves manos todo mi cuerpo. Era una sensación muy agradable. Siempre me había gustado el agua, conseguía que dejase la mente en blanco y me olvidase de todas mis preocupaciones. Creo que era demasiado pesado con mis pensamientos, pero, en aquel momento, volví a pensar que si no hubiese sido elemental de aire lo habría sido del agua. Sin embargo y, aunque era agradable encontrarme con su contacto, siempre preferiría la suave brisa, el viento agradable y refrescante y, a la vez, el fuerte y poderoso aire que era capaz de acabar con todo aquello que se encontraba a su paso.
-Patito, patito, ven aquí conmigo -Le susurré en el oído a Lilith antes de que nuestros labios se encontrasen con pasión y sensualidad. Llevaba unos cuantos días sin verla y ya había llegado incluso a echar de menos aquellos labios cálidos y carnosos que poseía. Nunca antes me había sentido de aquella manera pero... ay, dios, ¿Qué estoy diciendo? Yo soy Alexandre Di Pietro y no siento cosas raras.
Recorrí su espalda con las yemas de los dedos y lentamente fui subiendo hasta llegar a su pelo. Se lo aparté del rostro y, echándola ligeramente hacia atrás, volví a besarla.
Al introducirme en ella noté cómo acariciaba con sus suaves manos todo mi cuerpo. Era una sensación muy agradable. Siempre me había gustado el agua, conseguía que dejase la mente en blanco y me olvidase de todas mis preocupaciones. Creo que era demasiado pesado con mis pensamientos, pero, en aquel momento, volví a pensar que si no hubiese sido elemental de aire lo habría sido del agua. Sin embargo y, aunque era agradable encontrarme con su contacto, siempre preferiría la suave brisa, el viento agradable y refrescante y, a la vez, el fuerte y poderoso aire que era capaz de acabar con todo aquello que se encontraba a su paso.
-Patito, patito, ven aquí conmigo -Le susurré en el oído a Lilith antes de que nuestros labios se encontrasen con pasión y sensualidad. Llevaba unos cuantos días sin verla y ya había llegado incluso a echar de menos aquellos labios cálidos y carnosos que poseía. Nunca antes me había sentido de aquella manera pero... ay, dios, ¿Qué estoy diciendo? Yo soy Alexandre Di Pietro y no siento cosas raras.
Recorrí su espalda con las yemas de los dedos y lentamente fui subiendo hasta llegar a su pelo. Se lo aparté del rostro y, echándola ligeramente hacia atrás, volví a besarla.
Alexandre Di PietroMiembro de Ragnarök - Cantidad de envíos : 162
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Re: Nuestra segunda búsqueda del llamado País de las Maravillas (Lilith)
-Especial en el sentido de idiota, ¿no? -le pregunté arqueando una ceja sin poder evitarlo, luego ladeé mi rostro y me encogí de hombros con aquel típico gesto de simplicidad que solía hacer muy a menudo, como si todo fuera sencillo y lógico en mi vida-. Lo siento pero yo solo me limito a definir la realidad tal y como es, así que si no estás de acuerdo no es culpa mía -añadí luego ya con un visible tono de cachondeo, teníamos aquel tipo de relación: él se las daba de gallito y yo le hacía estamparse contra una pared, todo muy ideal y bonito.
Me hundí de nuevo en el agua, pasándome las manos por el cabello espeso y separándolo con los dedos cuidadosamente para que se enredase lo menos posible, pues luego peinarlo era todo una aventura de tirones y dolor de cabeza y esos eran los momentos en los que una echaba de menos cosas que podrían ser tan usuales como un champú. Luego volví a salir a la superficie del mar y escuché la llamada, si podríamos definirla así, de Alex que me provocó una corta carcajada. Dejé unos instantes que siguiera, que recorriera mi espalda en una caricia y que me besara, como tantas otras veces, pero pasados unos minutos me separé levemente y le miré.
-Y si no quiero, ¿qué? -solté dirigiéndole una mirada desafiante y retadora, buscando provocare como sabía que podía hacer de aquel. Me separé de su abrazo para luego nadar dibujando un círculo alrededor de él y, cuando lo completé, me detuve para volver a mirarle fijamente-. ¿Qué harás? -insistí por segunda vez con una sonrisa que podría cualificarse como sobrada, segura y más desafiante aún.
Me hundí de nuevo en el agua, pasándome las manos por el cabello espeso y separándolo con los dedos cuidadosamente para que se enredase lo menos posible, pues luego peinarlo era todo una aventura de tirones y dolor de cabeza y esos eran los momentos en los que una echaba de menos cosas que podrían ser tan usuales como un champú. Luego volví a salir a la superficie del mar y escuché la llamada, si podríamos definirla así, de Alex que me provocó una corta carcajada. Dejé unos instantes que siguiera, que recorriera mi espalda en una caricia y que me besara, como tantas otras veces, pero pasados unos minutos me separé levemente y le miré.
-Y si no quiero, ¿qué? -solté dirigiéndole una mirada desafiante y retadora, buscando provocare como sabía que podía hacer de aquel. Me separé de su abrazo para luego nadar dibujando un círculo alrededor de él y, cuando lo completé, me detuve para volver a mirarle fijamente-. ¿Qué harás? -insistí por segunda vez con una sonrisa que podría cualificarse como sobrada, segura y más desafiante aún.
LilithLíder de Ragnarök - Cantidad de envíos : 2769
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Re: Nuestra segunda búsqueda del llamado País de las Maravillas (Lilith)
-Eh, Lil, no vale... no me digas eso. Si yo soy listo... en el fondo -Le saqué la lengua juguetón y me quedé observándola. Me gustaba tanto... Sus ojos profundos, su rostro ligeramente redondeado, sus cabellos despeinados y negros como la noche. Creo que hasta adoraba aquella manchita en su hombro. Me estaba pillando demasiado por ella y ese nunca había sido mi propósito. No quería que pensase que era un estúpido romanticón sin sentido de la lógica. Por tanto, intenté volver en mí y dejar atrás toda gilipollez que estuviese haciendo. -Bueno, bueno, si tan tonto fuese no creo que me tuvieses como segundo al mando de tu queridísima organización. Vas a tener que admitir que en el fondo soy listo -Le lancé un guiño arrebatador antes de quitarme el pelo que caía sobre mis ojos, debería de cortarlo pronto. A continuación lancé una profunda carcajada.
-Oye Lil... creo que nunca me lo has dicho... ¿Cómo te la hiciste? -Pregunté señalando a la mancha que cubría medio de su brazo, color violácea. Me gustaba, me gustaba la forma que tenía. ¿Estaba loco o le veía forma de árbol? Seguramente esté loco porque aquello era como mucho un árbol pocho de forma amorfa. Me encogí de hombros intentando desvanecer aquellos últimos pensamientos de mi mente y acerqué mi rostro al suyo, echándome ligéramente hacia adelante, a la espera de que ella me diese una respuesta lógica.
Alcé una ceja cuando se separó de mí. ¿Qué mosca le había picado? Seguramente que sería uno de sus juegos.
-Te obligaré -Susurré con una voz llena de frialdad. A continuación me abalancé sobre ella en un intento de poderla agarrar con fuerza para que no se pudiese escapar. Rodeé su cuerpo con los brazos y apoyé mi mentón sobre su hombro. -Nunca olvides que si Maoma no va a la montaña... la montaña irá a Maoma -Solté una profunda carcajada. Entonces cambié mi tono de voz volviéndolo ligeramente sensual. -¿Qué me dices ahora, preciosa? Parece ser que el idiota te ha ganado -Sonreí divertido posando mis labios sobre su cuello y paseando la punta de mi nariz sobre su superficie, acariciándola en cierto modo. -¿Qué vas a hacer ahora? ¿Eh? No vas a poder escapar de mí -Solté una carcajada antes de morder su cuello mientras lo chupaba. Cuando me separé de él una pequeña mancha rojacea había aparecido en aquel lugar.
-Oye Lil... creo que nunca me lo has dicho... ¿Cómo te la hiciste? -Pregunté señalando a la mancha que cubría medio de su brazo, color violácea. Me gustaba, me gustaba la forma que tenía. ¿Estaba loco o le veía forma de árbol? Seguramente esté loco porque aquello era como mucho un árbol pocho de forma amorfa. Me encogí de hombros intentando desvanecer aquellos últimos pensamientos de mi mente y acerqué mi rostro al suyo, echándome ligéramente hacia adelante, a la espera de que ella me diese una respuesta lógica.
Alcé una ceja cuando se separó de mí. ¿Qué mosca le había picado? Seguramente que sería uno de sus juegos.
-Te obligaré -Susurré con una voz llena de frialdad. A continuación me abalancé sobre ella en un intento de poderla agarrar con fuerza para que no se pudiese escapar. Rodeé su cuerpo con los brazos y apoyé mi mentón sobre su hombro. -Nunca olvides que si Maoma no va a la montaña... la montaña irá a Maoma -Solté una profunda carcajada. Entonces cambié mi tono de voz volviéndolo ligeramente sensual. -¿Qué me dices ahora, preciosa? Parece ser que el idiota te ha ganado -Sonreí divertido posando mis labios sobre su cuello y paseando la punta de mi nariz sobre su superficie, acariciándola en cierto modo. -¿Qué vas a hacer ahora? ¿Eh? No vas a poder escapar de mí -Solté una carcajada antes de morder su cuello mientras lo chupaba. Cuando me separé de él una pequeña mancha rojacea había aparecido en aquel lugar.
Alexandre Di PietroMiembro de Ragnarök - Cantidad de envíos : 162
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